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Isla de Annobón

Isla de Annobón

Annobón: la historia de la isla africana que España nunca llegó a colonizar plenamente

Una proposición en el Congreso reabre el debate sobre Annobón, un enclave africano que fue español, pero nunca plenamente administrado ni integrado

Sorprende que el 23 de abril el grupo mixto del Congreso presentara una proposición no de ley, firmada por la diputada Ione Belarra, pidiendo la autodeterminación de la isla de Annobón. La exposición de motivos recoge algunos datos ciertos, una benemérita intención de acabar con la vulneración de los derechos humanos y algunos errores.

Annobón viene del portugués Ano Bon que se traduce mejor como «año nuevo» que como «año bueno», ya que fue descubierta por los portugueses el 1 de enero de 1473. Era una isla desierta que los lusos poblaron con africanos de Santo Tomé y Angola. La cultura autóctona es, por tanto, importada: una mezcla criolla de portugueses y africanos colonizados. Para Portugal no presentó ninguna ventaja colonial y dejó casi independientes a los moradores, con esporádicas visitas militares y misioneras.

Se trata, por tanto, de una de esas colonizaciones que, por tratarse de colonos africanos en África, nunca se cuestionaron. Pero no puede decirse que fuera colonizada efectivamente por Portugal.

Soberanía española

En 1777 se incluyó en el Tratado de San Idelfonso y un año después en el de El Pardo y se transfirió la soberanía a España. Con una toma de posesión conflictiva, y jurídicamente dudosa, la isla se dejó en el mismo estado de autonomía local. La proposición habla de que sufrió un abandono institucional severo, sin integración efectiva en la administración ni provisión de servicios básicos como salud, educación o infraestructura.

Es difícil comprender que se critique la falta de colonización cuando la ideología que subyace en el grupo proponente es puramente anticolonial pretendiendo que se dejara a los pueblos africanos evolucionar según sus medios, sin imposiciones europeas.

Es cierto que la administración colonial española fue muy lenta en el proceso de mejoras en la isla y que se dejó en un primer momento a los misioneros claretianos, que trazaron una nueva población, más ventilada y alejada de las aguas estancadas. Y que fue el padre Juanola el que, enarbolando una bandera española, impidió que los alemanes se posesionaran de ella en 1875.

Los intentos de crear un presidio fueron un fracaso y la poca población europea sufrió problemas de inestabilidad psíquica con episodios como la muerte del gobernador Sostoa a manos del sargento Castilla en época republicana. La soledad, la falta de comunicaciones, el tedio, etc., producían una malsana melancolía.

Annobón fue, en la etapa colonial de España en África, un lugar exento. Un claro en el mapa de la asimilación comparable a muchas de las islas de Filipinas. España no tenía potencia para abarcar todo su imperio, ni siquiera los restos que quedaban a finales del siglo XIX. Ni población excedente, ni economía para hacer atractivos los nuevos destinos.

Acierta la proposición en denunciar el trato dado por Macías a sus habitantes y el uso como vertedero y cárcel abierta para reclusos peligrosos destinados por el régimen de Obiang. La isla, que nunca tuvo problemas de agua por tener un gran embalse en la caldera volcánica que la preside, que carece de electricidad y agua potable. Pero es discutible la solución propuesta.

Las noticias son, como casi todo lo que nos llega de Guinea Ecuatorial, inciertas. La proposición no de ley habla de genocidio y apoya el derecho de autodeterminación de un territorio no autónomo según ellos.

En este sentido hay que recordar que nunca se ha pedido antes la independencia de un islote cuya viabilidad económica es dudosa, pero que puede servir a una élite para tomar el poder e imponer su modo de ejercerlo. Una nueva autocracia que sustituya una dominación por otra. Incluso podría ser objeto de ambición de otras naciones. Gabón ya ocupó islotes de Guinea en el estuario del Muni en tiempos de Macías.

El partido Podemos no apoya el acuerdo entre los habitantes, la idea común, la cooperación y el entendimiento. Lo que pretende es la división y el enfrentamiento. Basados en la diferencia racial y la existencia de una pretendida lengua propia: la fá d’Ambú, un dialecto criollo del portugués muy poco evolucionado.

Es decir, argumentos muy queridos por otros grupos parlamentarios españoles como Bildu y ERC que ya presentaron otra proposición en la misma línea en diciembre de 2022.

En su idea está la descolonización de segunda generación, es decir, que los africanos se descolonicen de los africanos sin saberse el límite y en contra del principio uti possidetis y la intangibilidad de fronteras amparado por las Naciones Unidas y el derecho internacional. La solución es la fragmentación, un mundo lleno de Villarribas y Villabajos independientes y enemistadas.

En estas proposiciones, con algunos errores sobre las colonias españolas en África, parecen dar la razón a Carrero Blanco que pretendía dos países en vez de uno en Guinea. En los meses anteriores a la independencia en 1968, el Ministerio de la Presidencia que ocupaba el almirante Carrero Blanco maniobró para separar las islas de la parte continental y crear dos países diferentes, en contra del criterio de la ONU defendido por Castiella en el Ministerio de Exteriores. Era una manera de tratar de influir en el nuevo país y encauzar la independencia dentro de los intereses españoles.

Se habla de que en Annobón han aparecido bolsas de petróleo explotable y otros recursos naturales. Si esto fuera así, y con el turismo, sería suficiente para la suficiencia del país nuevo. Un nuevo microestado dependiente del exterior para casi todo y exportador de productos cuya explotación es sumamente contaminante. Y, puestos a cabalgar contradicciones, los independentistas se quejan de que se perfore un pozo para dotar de agua a un nuevo hotel, dicen que puede causar daños en la estructura rocosa de la isla, pero no se opongan a perforar pozos petrolíferos.

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