Simón Bolívar firmando el Decreto de Guerra a Muerte
«Un desplante de Fernando VII provocó en Simón Bolívar una reacción visceral contra España»
El prócer de la independencia de varios países americanos era un hombre de enorme riqueza, pagado de sí mismo y que siempre llevaba consigo mucho dinero «para poder huir por lo que pudiera pasar»
En gran parte de la América hispana se lo considera un héroe, un padre de la nación. El Libertador. En España, sin embargo, un amplio sector de quienes no son nacionalistas ni de izquierdas no tiene de él un concepto positivo. Un traidor que deterioró con mayor intensidad una situación política ya compleja ocasionada por la torpeza de Fernando VII y la invasión napoleónica, en una coyuntura donde la evolución liberal contaba con muchos radicales, y de igual modo la involución tradicionalista.
Para comprender mejor a este personaje, el consultor y conferenciante Javier Fernández Aguado ha presentado su libro Entrevista a Simón Bolívar (Kolima). Una figura histórica, en palabras de la editora Marta Prieto, «cuyos coletazos llegan a nuestros días».
Bolívar sigue siendo un emblema, evidente en el nombre de un país sudamericano, una moneda de curso legal y la denominación ideológica de que se ha dotado su Venezuela natal desde hace un cuarto de siglo.
La Universidad Comillas-ICADE ha acogido un coloquio sobre este libro —«entrevista literaria», lo definen— que ha contado con la bienvenida de José Luis Fernández, director de la Cátedra de Ética Empresarial. El cual ha señalado el carácter variopinto de Bolívar: «héroe, villano, santo». En su opinión, este libro aporta «frescura, intuición, valor» y permite observar «cómo se lideran las instituciones».
En este sentido, ha hecho referencia a Miguel Herrero y Miquel Roca, porque justo esta semana —ha recordado— han recibido el Premio «Populorum Progressio» de la Fundación Pablo VI, y han afirmado: «ya no se dialoga», en un lamento a la diferencia de talante entre los años de la Transición y nuestros días.
La mesa redonda que ha acompañado a Fernández Aguado es nutrida. Por una parte, el periodista Sergio Casquet dice: «Bolívar sabía que estaba haciendo historia», y ha señalado que su figura —caracterizada por «caudillismo capaz de cualquier cosa»— está presente en la obra de García Márquez, quien no sólo lo compara con el Quijote en un libro, sino que, según Casquet, es la inspiración con que se construye el protagonista de El coronel no tiene quien le escriba.
En opinión de Casquet, Entrevista a Simón Bolívar «no ofrece una imagen buena ni mala» del militar que llevó a la América hispánica a emanciparse de la Corona. Porque se trata de un trabajo que se adentra en la diversidad de facetas del hombre, del político, del líder bélico. Otro de los invitados, Nelson Ríos, que fue rector de universidad en Venezuela, ha admitido la manera exagerada como se retrata a Bolívar en América, sobre todo, en el sistema educativo. De modo que este libro, cuando menos, permite un contrapunto.
Presentación del libro 'Entrevista a Simón Bolívar'
En especial, en un país donde, en las elecciones locales celebradas hace poco, apenas ha votado un 10 % de la población, según apostilla. Asimismo, Ríos ha elogiado el recorrido de Fernández Aguado y su buena recepción al otro lado del Atlántico, como en dos ediciones mexicanas de un Foro de Recursos Humanos donde descolló por encima del expresidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz (1987) Óscar Arias.
Por su parte, el propio Fernández Aguado ha explicado que este libro de entrevista ficticia arranca tras una serie que comenzó con Aristóteles y que, si bien pretendía que continuase con personajes como Baltasar Gracián, ha seguido una senda marcada por otros como el sanguinario Stalin.
Para situar el contexto de Bolívar, ha repasado la manera como se fue redactando la biografía de Francisco de Asís y que llevó a una sucesión de versiones de carácter encomiástico. En cada versión, se moderaban más los aspectos problemáticos o contradictorios de Francisco, e incluso se reformulaban sucesos relevantes. La situación llegó al punto de que, cuarenta años tras la muerte del de Asís, se decidió redactar la cuarta versión (la Legenda Maior de san Buenaventura), y se expurgaron versiones previas. Según Fernández Aguado, algo similar ha sucedido con Bolívar, cuyas biografías americanas son una suerte de hagiografía donde casi se lo identifica con «Jesucristo» repleto de perfección.
Porque «Bolívar tuvo muchos defectos junto con una grandiosa capacidad estratégica», la cual, no obstante, careció de «aspecto humano». «Se sentía español» y siendo bastante joven se casó en Madrid con «una rica heredera española». Bolívar era «adinerado por herencia», y era la «principal fortuna de Venezuela». Sin embargo, también era un derrochador que iba «de juerga en juerga». En una de sus «jaranas» conoció a quien llegaría a ser Fernando VII, con quien tuvo «roces».
Según el autor de este libro, Bolívar «no andaba sobrado de humildad y se adoraba a sí mismo», de lo cual queda constancia en sus propios escritos. Aspiró a un título nobiliario, pero el «desplante de Fernando VII provocó en él una reacción visceral contra España». En opinión de Fernández Aguado, ese «desplante» es un fragmento de la «microhistoria» que explica la emancipación americana. La cual se habría producido «sí o sí» por culpa de la ineptitud del rey de España.
Para Fernández Aguado, «Simón Bolívar estaba lleno de contradicciones» y fue «amante de muchas mujeres», porque «una solía no le valía». «Culpaba a los demás de sus propios errores» y actuó en muchas ocasiones con enorme violencia: «ordenó matar a machetazos a 800 españoles que estaban ingresados en un hospital». Destaca el autor del libro que Bolívar era hombre de intensa capacidad de trabajo, pero incapaz de estar bajo ninguna disciplina.
Por eso, «fue masón un ratito»; entró en la masonería con la única intención de medrar, y, cuando lo logró y luego alcanzó el poder supremo, decidió prohibir esta sociedad secreta. Fernández Aguado compara a Bolívar con Stalin, en tanto que «la técnica sin ética resulta perversa»; y también lo compara con su coetáneo Napoleón y con el mariscal Pétain, puesto que los tres «viajaban siempre con muchísimo dinero encima para poder huir, por lo que pudiera pasar».
En todo caso, el resultado de la gesta de Bolívar entra también en el mito. Porque, como dice Fernández Aguado, «el éxito lo tapa todo, y el fracaso lo descubre todo». En el caso de Bolívar, las principales deficiencias del proyecto son «su fascinación hacia el Reino Unido y el endeudamiento que provoca después de la independencia».
Cabría preguntarse si esas taras han persistido con contumacia hasta la fecha en las naciones que se declaran hijas de Bolívar, y si estas naciones —mediante sus políticos más demagogos— se ratifican en lo que quizá sean los vicios de la herencia bolivariana más palmaria: despilfarro de la riqueza, reacciones temperamentales, caudillismo, reluctancia a la autocrítica. O si, por el contrario, el don de la oportunidad y la estrategia son cualidades que merecen imitarse.