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Crac de los Caballeros

Cómo cayó el Crac de los Caballeros, la fortaleza templaria más inexpugnable de las Cruzadas

La fortaleza templaria más icónica del oriente cristiano pasaría a manos musulmanas, eso sí, sin que hubiese sido tomada por la fuerza

La imponente fortaleza que se alza sobre el valle sirio de la Bekaa, no es solo un castillo medieval más, sino la fortaleza templaria más robusta e imponente de su tiempo. Es famosa por ser inexpugnable y tanto es así que cuando cayó en manos de los musulmanes no fue por una cuestión militar o deficiencias defensivas sino por un engaño. No hubo un último asalto glorioso, ni una defensa a la desesperada. El 8 de abril de 1271, el famoso Crac de los Caballeros cayó en manos del sultán mameluco Baybars. Pero, ¿cómo sucedió?

Desde que los hospitalarios se hicieron con el castillo en 1142, el Crac se convirtió en el baluarte defensivo perfecto: dos murallas, torres semicirculares, almacenes y cisternas para sostener un largo asedio, etc. Era «el ejemplo más perfecto de arquitectura militar cruzada en Oriente», como dijo Malcolm Barber en su libro The Crusader States.

El Crac de los Caballeros visto desde el noreste, del libro de Guillaume Rey del siglo XIX

El Crac llegó a albergar unos 2.000 hombres entre caballeros, escuderos y personal de servicio. Durante el siglo XIII, los cruzados habían perdido varias posesiones, incluida Jerusalén en 1244, también recuperaron lugares estratégicos como la ciudad de Acre. Estaban acorralados en una franja costera entre Trípoli y Acre.

Por su lado, los mamelucos de Egipto habían emprendido su propia guerra en la región de la actual siria. En 1260, el sultán Baybars tomó El Cairo y en los siguientes diez años consiguió dominar parte del territorio: aplastó a los mongoles en Ain Jalut, sometió Damasco y combatió contra los cruzados.

En marzo de 1271 su ejército, de unos 10.000 hombres, se plantó frente al Crac de los Caballeros, una fortificación cristiana que nadie había tomado jamás. El ejército mameluco situó su campamento al sur del castillo y comenzó a bombardear las murallas con armas de asedio.

La victoria del engaño

Los templarios resistieron el ataque hasta que a finales de marzo los mamelucos consiguieron abrir brecha en la muralla baja y tomaron la sección. Esto no supuso el final, ni mucho menos. La mayor parte de la fortaleza y su núcleo central seguían en manos templarias. Ante un asedio difícil y complejo, Baybars comprendió que debía emplear otras tácticas, más allá de la fuerza, para tomar la fortaleza.

A los pocos días, un emisario mameluco hizo llegar a los caballeros templarios una carta escrita en latín y enviada por el Gran Maestre de la Orden, Hugues de Revel, que pedía a sus caballeros abandonar la lucha para evitar más derramamiento de sangre.

Varios historiadores, entre ellos Peter Edbury sostienen que era una falsificación realizada por los mamelucos para agilizar la rendición de los caballeros. Tanto el sello y el texto en latín parecían auténticos porque, a principios de abril, los defensores del Crac de los Caballeros se rindieron obedeciendo las órdenes que supuestamente había enviado su Gran Maestre.

A cambio, el sultán mameluco permitió que los caballeros abandonasen el castillo con vida y pudieron marcharse a Trípoli. La fortaleza templaria más icónica del oriente cristiano pasaría a manos musulmanas, eso sí, sin que hubiese sido tomada a la fuerza.

Este solo fue un paso más en el avance musulmán. Con la caída del Crac la defensa de Trípoli por el norte quedó expuesta y el resto de los castillos de la zona fueron cayendo uno tras otro, y así el poderío templario se fue desvaneciendo.