Según la leyenda, el apóstol Santiago descendió para entrar a formar parte de la batalla de Clavijo del año 844, uno de los enfrentamientos más célebres de la Reconquista y que enfrentó a las huestees del rey Ramiro I de Asturias con el ejército al mando de Abderramán II. Gracias a la intercesión del apóstol, las tropas cristianas conseguirían la victoria. Desde entonces, las fuerzas cristinas empezaron a encomendarse al apóstol a lo largo de la Reconquista, siendo la batalla de las Navas de Tolosa la primera ocasión donde se utilizaría el lema «¡Santiago y cierra, España!». En este sentido, el monasterio de Cañas (La Rioja) posee una reliquia que, se supone, contiene las herraduras del caballo de Santiago, que recogería Diego López II de Haro en la batalla del 1212 y entregaría a su hija Urraca Díaz de Haro, cuarta abadesa del monasterio.