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Batalla de Somosierra

Batalla de SomosierraWikimedia Commons

Picotazos de historia

El insólito destino de un prisionero español: de la guerra contra Napoleón a pieza de museo

Los prisioneros españoles eran enviados a Francia e internados en prisiones, lejos de la frontera. En el año 1812, llegaron para ser internados en el antiguo cuartel de Vaux

¿No sé si se acordarán ustedes de un follón que se organizó en los años noventa en una población catalana llamada Bañolas, a cuenta de que en el museo local tenían a un africano taxidermizado. El incidente se conoció como «el negro de Bañolas». El pobre individuo, según modernas investigaciones posteriores al escándalo que se organizó, fue robado de su tumba, taxidermizado por los hermanos Verreaux en torno a 1830 y enviado a Europa desde Ciudad del Cabo.

El triste despojo fue dando tumbos hasta que, en el año 1916, fue adquirido por el zoólogo Francesc Darder para su colección. Esta sería regalada al ayuntamiento para la creación del museo que lleva el nombre del donante. Por este motivo, el africano apareció en la localidad gerundense.

El asunto del negro de Bañolas saltó a la prensa en 1991 y obtuvo eco internacional debido a que la localidad fue una de las subsedes de los JJ.OO. de 1992. Inmediatamente se generó una polémica alimentada por intereses políticos y partidistas. Imagínense las manifestaciones, manifiestos de solidaridad, etc. Por otro lado, los habitantes de Bañolas se cerraron en piña en defensa de «su» negro.

Al final, enviaron los restos a Botsuana para que recibieran digna sepultura. Más tarde —pero esto no se publicó en prensa porque no interesaba a nadie— se descubrió que el disecado no era un bosquimano, como se creía, sino un individuo de la etnia hotentote y que no era originario de la actual Botsuana, sino de Sudáfrica. Pero, claro, como les he dicho, esto no interesaba a nadie.

Ahora me gustaría situarles a ustedes en el año de gracia de 1808. Napoleón Bonaparte, de forma bastante artera, se ha colado en la península ibérica y ha ocupado Portugal y España. Ha sacado a los Borbones de España y en su lugar ha puesto a su hermano José. De 1808 hasta 1813, la guerra de España será un conflicto de alta intensidad, con un número desproporcionado de batallas, combates y escaramuzas en relación con el resto de Europa. Una guerra horrorosa, a cuchillo, donde la compasión fue rara o estuvo fuera de lugar.

Los prisioneros españoles eran enviados a Francia e internados en prisiones, lejos de la frontera. En el año 1812, llegaron para ser internados en el antiguo cuartel de Vaux, en la población de Montbrison, en el departamento francés del Loira, un grupo de 1.600 prisioneros españoles. Con el tiempo, a los prisioneros de confianza se les permitió vivir en un régimen de semilibertad, pudiendo desempeñar diversos trabajos en la población, lo que les permitía obtener unos pequeños ingresos.

Ese mismo año (1812), inició la construcción de su nueva residencia en Montbrison un noble local: el barón Jean-Baptiste d’Allard. Su mansión sería el centro de una colección de objetos y curiosidades que atesoraba con delectación. Su mansión acabaría siendo el centro de un gran gabinete de curiosidades (como se les llamaba entonces a estas colecciones). A su muerte, por disposición testamentaria, la colección o gabinete fue entregado al ayuntamiento, y es el origen del museo d’Allard de Montbrison.

Vitrina en el museo d’Allard de Montbrison donde estuvo expuesto el soldado español disecado

Vitrina en el museo d’Allard de Montbrison donde estuvo expuesto el soldado español disecado

El barón d’Allard solicitó y obtuvo autorización para que un número de prisioneros españoles trabajaran en la construcción de su casa y de las mejoras en el parque que la rodeaba.

Terminada la guerra, en 1814, los prisioneros fueron liberados. Algunos de ellos, principalmente los que habían estado trabajando, prefirieron quedarse en la población antes que volver a un país que sabían empobrecido y arruinado por los años de guerra y privaciones. Uno de ellos fue un herrero, cuya identidad nos es desconocida, pues no se ha encontrado ningún documento que pueda darnos filiación suya.

Este español se quedó en Montbrison y continuó trabajando para el barón d’Allard hasta el año de 1825. Ese año, mientras estaba trabajando en el tejado de la mansión, resbaló y cayó. Se supone que murió poco después del accidente.

El señor barón ordenó que el cuerpo del desafortunado trabajador fuera introducido en un barril, que se rellenó con alcohol, y fue enviado a París. Allí lo entregaron a Édouard Dupont, famoso científico y taxidermista, miembro de la Academia de Ciencias Naturales de París. El señor Dupont disecó el cadáver valiéndose del arsénico.

Se da la curiosa circunstancia de que Édouard Dupont era amigo y colega de Jules Verreaux (el que disecó al negro de Bañolas), perteneciendo ambos al mismo círculo científico en relación con el museo y la Academia de Ciencias Naturales.

Volviendo al español, Dupont termina la disección y el relleno del cuerpo. Lo vistió con prendas bastas y un mandil propio de su oficio de herrero. Es por este detalle que se piensa que fue un herrero, no por documento alguno que lo refleje.

Terminada su labor, el señor Dupont envió el resultado de su trabajo al barón d’Allard, que colocó al pobre hombre en su colección de curiosidades.

Falleció el barón en 1848, legando su preciosa colección al ayuntamiento. En un primer momento, el concejo no supo qué hacer con tal manda testamentaria, así que encargó a una antigua criada de la casa que cuidara de esta y la mostrara al público. La señora, llamada Marie Perret, hizo de cuidadora de la colección, que fue almacenada en una antigua dependencia de la mansión arrendada por el ayuntamiento.

En 1880, el concejo de Montbrison autorizó la adquisición de la mansión al heredero del barón d’Allard, y que la colección volviera a la casa y en ella se estableciera oficialmente el museo. Desde entonces, el museo d’Allard está en el número 13 del bulevar de la Prefectura de Montbrison, y dentro del museo tenemos el cuerpo taxidermizado de nuestro desconocido compatriota.

Tras el follón que se organizó con el negro de Bañolas, la junta de gobierno del museo decidió que lo más prudente era retirar el cuerpo de la sala y trasladarlo a los almacenes. En el año 2002 se autorizó que viajara a Suiza para participar en una exposición, pero resultó que atrajo demasiada atención para el gusto de los cada vez más sensibles miembros de la directiva del museo. Preguntado el director, respondió que el español d’Allard (como allí se le conoce) había sido retirado de la exposición permanente debido a que carecía de valor museístico o estético.

Terminada la exposición de Suiza, el español fue empaquetado y enviado de vuelta a Montbrison. No ha vuelto a ser visto desde entonces.

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