Vista de restos de la presa conocida como Assut de l’Argamassa, de 130 metros de longitud
La presa romana de Elche que ya servía para frenar riadas como la dana de 2024
Una investigación revela cómo los romanos gestionaban el agua frente a lluvias torrenciales
Un equipo de investigadores del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico de la Universidad de Alicante (UA) ha documentado un sorprendente sistema de gestión del agua de la época romana adaptado a zonas semiáridas en el municipio de Elche e implantado también en otros enclaves del sureste peninsular con un doble fin: contener los efectos de las riadas y almacenar recursos hídricos con destino al regadío.
La investigación, de relevancia a nivel nacional, se centra en el territorio de la entonces colonia romana de Ilici (Elche), uno de los asentamientos más importantes de ese periodo de la historia, y está dirigida por el profesor Jaime Molina Vidal, catedrático de Historia Antigua de la UA.
Allí, la vieja presa conocida como Assut de l'Argamassa, de 130 metros de longitud y en algunas partes conservadas de más de cuatro de alto, que hasta hace poco se pensaba que era del periodo islámico, corresponde en realidad a la época romana, en concreto al cambio de Era, del siglo I a. C. al I d. C., según han podido demostrar los investigadores gracias a nuevas técnicas de datación (OSL).
Este método de gestión hídrica es «especialmente interesante en el contexto del denominado Óptimo Climático Romano (siglos I-II d.C.), una fase climática cálida que provocó un aumento de las lluvias torrenciales», según ha indicado Molina Vidal en entrevista con Efe.
Esta 'superpresa' de hormigón se levantó para regular las avenidas del río Alebus (actual Vinalopó), que no desemboca en el mar, sino en un humedal interior, con la misión de regar y al mismo tiempo proteger los campos de cultivo de la margen derecha ante inundaciones y riadas, «algo que es absolutamente inédito porque no se conocía», ha asegurado.
Un sistema de balsas
También se ha descubierto un sistema de grandes balsas (algunas de 2.500 metros cuadrados y 50 metros de lado) para evitar destrozos en las huertas a causa de las riadas o lluvias catastróficas, así como almacenar esa agua y aprovecharla para realizar riegos en las estaciones secas o de emergencia.
Vista de una de las cuatro balsas que se han documentado en el campo de Elche
Estas infraestructuras, de las que hasta la fecha se han documentado cuatro en el campo de Elche, aunque se cree que hay muchas más, tenían una capacidad de «millones de litros de agua» y constituyen un «modelo» que no han vuelto a documentar los expertos a lo largo de la historia, ha dicho Molina Vidal.
Además, estos sistemas de gestión del agua son «típicos de zonas semiáridas y están documentados en época contemporánea en todo el sureste peninsular», detalló el experto. En el caso de Elche se asocian a la colonización romana de la segunda mitad del siglo I a.C., ha detallado.
Calentamiento global
Por otro lado, Molina Vidal ha destacado que distintas investigaciones recientes han revelado la existencia de un calentamiento global en torno al cambio de Era y el periodo altoimperial romano (siglos I a.C.-II d.C.), lo que «produciría un aumento de las lluvias torrenciales». Según los escritores latinos de la época, hubo inundaciones en la propia Roma.
«Parece que se pueden demostrar oscilaciones bastante regulares de calentamiento cada 1.000 años aproximadamente debido a ciclos solares (Óptimo Climático Romano y Anomalía Climática Medieval), junto a fases de fuerte enfriamiento como la Pequeña Edad de Hielo de época moderna (siglos XVI al XIX) en la que también contribuyen las erupciones volcánicas», ha apuntado.
Por último sostiene que «habría que señalar que el actual calentamiento global podría estar relacionado con esos ciclos, aunque dadas sus dimensiones y consecuencias, mucho mayores y con ritmos muy acelerados, deben ponerse en relación con la actividad humana y el aumento de emisiones de CO2».