Fundado en 1910
José Ortiz-Echagüe fundó en 1923 Construcciones Aeronáuticas S.A.

José Ortiz-Echagüe fundó en 1923 Construcciones Aeronáuticas S.A.Airbus

Ortiz Echagüe, el español que protagonizó el primer vuelo entre África y Europa en 1914

Fue una figura clave en la etapa inicial de la aviación militar, desde los globos de aerostación en el Protectorado hasta el primer vuelo entre África y Europa. Su espíritu innovador y emprendedor transformó para siempre la industria aeronáutica y del motor en España

El polifacético personaje al que se dedica esta semblanza, quinto de ocho hermanos, vino al mundo en Guadalajara en 1886. Procedente de una familia de ingenieros militares, no resultó sorprendente que en 1903 emprendiese la carrera de las armas ingresando en la Academia de Ingenieros. Por fortuna para nuestro protagonista, dicha academia estaba en aquel entonces instalada en la antigua Fábrica de Paños de la citada ciudad alcarreña.

Etapa africana

Ortiz Echagüe llegó a Melilla formando parte del contingente enviado en 1909 al norte de África poco después del combate del Barranco del Lobo. A finales de ese año pasó al Servicio de Aerostación como responsable de la fotografía aérea, realizando tareas de reconocimiento a bordo de un globo. Dos años después formaría parte de la primera promoción de cinco militares que recibieron el título de piloto de aviación.

A finales de 1912 Ortiz Echagüe se desplazó a Buenos Aires. Pero, teniendo noticias del aumento de la actividad militar en el protectorado español de Marruecos, decidió regresar al frente. Allí participó en numerosas acciones de reconocimiento y bombardeo con una pequeña escuadrilla de tres monoplanos que operaban desde el aeródromo de Tetuán.

En febrero de 1914 fue protagonista de un hito de la aviación a nivel mundial: el primer vuelo entre África y Europa. Junto al también capitán Herrera cruzó el estrecho de Gibraltar en un vuelo entre Tetuán y Sevilla, una hazaña que entonces parecía casi imposible. El vuelo duró poco más de una hora y se realizó en un frágil biplano sin instrumentos modernos, con el riesgo constante de que el motor fallara sobre el mar. Para situarnos, conviene recordar que el Servicio de Aeronáutica Militar —vinculado a la Sección de Ingenieros del Ejército— había sido creado tan solo un año antes.

A comienzos de 1915, Ortiz Echagüe dejó Tetuán para incorporarse al aeródromo de Cuatro Vientos, en Madrid, el epicentro de la aviación militar española. En su nuevo destino organizó unos talleres de mantenimiento de aviones que constituyeron la semilla de las futuras maestranzas aéreas, esenciales para garantizar la operatividad de los aviones en unos tiempos en los que cada vuelo era una aventura.

Sin embargo, su vida dio un giro radical tras sufrir dos accidentes de aviación en 1916; pasaría a dedicarse plenamente al mundo industrial y empresarial. Así, se trasladó con su esposa y su primer hijo a la región francesa de Champagne para realizar prácticas en la prestigiosa empresa Schneider, conocida por fabricar armamento y maquinaria pesada. Aquella experiencia le abrió las puertas para trabajar como ingeniero en la Sociedad de Construcciones Electromecánicas de Córdoba, marcando el inicio de su brillante carrera empresarial.

Industria y guerra

El espíritu emprendedor de Ortiz Echagüe lo llevó a impulsar la creación de una empresa dedicada a la fabricación de aeronaves en España, de forma que el 2 de marzo de 1923 nació Construcciones Aeronáuticas S.A. La popular CASA inició sus trabajos un año después en la factoría de Getafe (Madrid), construyendo inicialmente aviones Breguet bajo licencia. Con el tiempo, la empresa española se convirtió en un referente internacional, desarrollando modelos emblemáticos como el C-212 Aviocar—un todoterreno del aire usado en más de cuarenta países—, el CN-235 o el reactor monomotor C-101 Aviojet que utilizaba la recientemente desactivada Patrulla Águila. Lo que había comenzado como un sueño personal terminó marcando la historia de la industria aeronáutica española.

Cuando estalló la Guerra Civil, Ortiz Echagüe se encontraba en San Sebastián, localidad en la que permaneció oculto hasta que las tropas nacionales entraron triunfalmente en la ciudad. Se incorporó entonces al Ejército como enlace permanente entre la Jefatura del Aire y la Jefatura de Movilización de Industrias Civiles, encargado de todos los asuntos relacionados con la aviación. Durante el conflicto se le encomendó dirigir la construcción de una nueva fábrica de CASA en Sevilla, ya que la de Getafe había sido desmantelada y su maquinaria desperdigada por Cataluña.

Desde un punto de vista personal este periodo fue especialmente trágico para su familia, puesto que sus dos hijos mayores perdieron la vida en 1938 tras el hundimiento del crucero pesado Baleares durante la batalla del cabo de Palos.

De la aeronáutica a la automoción

Terminada la contienda bélica, las autoridades militares acordaron que Ortiz Echagüe, por entonces habilitado como teniente coronel, continuara dedicado por completo a la construcción aeronáutica. Para ello se le concedió el pase a la situación de supernumerario. En 1943, CASA se integró en el recién creado Instituto Nacional de Industria (INI) de manera que, desde entonces, toda la actividad profesional de Ortiz Echagüe quedó vinculada a este organismo estatal, clave en la modernización industrial de España.

José Ortiz-Echagüe Puertas, primer presidente de SEAT hasta el año 1967

José Ortiz-Echagüe Puertas, primer presidente de SEAT hasta el año 1967

Pero las actividades de este infatigable ingeniero militar no disminuyeron con el paso del tiempo. En 1950, con 64 años a sus espaldas, fue nombrado presidente de SEAT, la Sociedad Española de Automóviles de Turismo, en plena apuesta por la motorización del país. Bajo su liderazgo nació el mítico SEAT 1400, primer vehículo de la marca, seguido por auténticos iconos como el 600, el 1500 y el 850, todos ellos fabricados bajo licencia FIAT.

Cuando en 1967 cesó en el cargo, con 81 años, acababa de firmarse el acuerdo para producir el SEAT 124, otro modelo histórico. En aquellos momentos SEAT contaba con más de 14.000 trabajadores y su producción anual superaba las 100.000 unidades. Ortiz Echagüe, lejos de tirar la toalla, continuó dirigiendo CASA durante tres años más, consolidando su legado como uno de los grandes impulsores de la industria española.

El 7 de septiembre de 1980, apenas un mes después de perder a su esposa, José Ortiz Echagüe falleció en Madrid. Su biógrafo lo describe como hombre profundamente familiar, trabajador incansable, modesto, sobrio, de una sencillez ejemplar y un espíritu siempre juvenil. A ello se sumaba un inagotable sentido del humor, que lo acompañó incluso en los momentos más difíciles.

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