Fundado en 1910
Panorámica desde el mirador del estrecho de Gibraltar

Panorámica desde el mirador del estrecho de Gibraltar

Cuando militares españoles protagonizaron el primer vuelo de la historia entre África y Europa

La hazaña, que tuvo lugar hace 110 años, estuvo enmarcada en el complejo contexto de la guerra del Rif

El cruce del estrecho de Gibraltar constituyó uno de los primeros logros de la recién creada Aviación Militar española. Más adelantes vendrían los «Grandes Vuelos».

El nacimiento de la Aviación Militar española

Hacia finales del siglo XIX era evidente para el Ejército la necesidad de disponer de globos aerostáticos dadas sus grandes capacidades para la observación y las comunicaciones. Así, en el año 1884 se creó el Servicio de Aerostación, afecto a la 4.ª compañía del Batallón de Telégrafos del Arma de Ingenieros.

Sin embargo, los enormes desarrollos técnicos que se producían de forma incesante llevaron a que en poco tiempo los aeroplanos se impusiesen a los globos aerostáticos. Así, hacia finales de 1910 el Ejército español adquirió dos aeroplanos que fueron los primeros con que se dotó a la Aviación Militar española. El destino de las aeronaves fue la Unidad de Experimentación de Aeroplanos que se instaló en el recién creado aeródromo de Cuatro Vientos.

El último día de febrero de 1913 se constituyó en el seno del Ejército español el Servicio de Aeronáutica Militar, que comprendía las ramas de Aerostación y de Aviación.

La aviación española en el protectorado

Desde 1912 España había comenzado a ejercer un protectorado activo en el norte de África, oficializado en el Tratado de Fez. El Protectorado español comprendía la zona montañosa del Rif y la vecina región de Yebala. Desde unos años antes se venían llevando a cabo diversas campañas militares contra las harcas de cabilas rebeldes que se habían sublevado.

De hecho, el primer despliegue en campaña del Servicio de Aerostación se había llevado a cabo en el verano de 1909, poco después del combate del Barranco del Lobo en el que 150 españoles resultaron muertos. Las capacidades tácticas de los globos eran evidentes. Gracias a estos ingenios, fue posible fotografiar el territorio y dibujar planos. En aquellos tiempos fue especialmente destacada la labor desempeñada por el capitán Emilio Herrera Linares y el teniente José Ortiz Echagüe.

A finales de 1913 se creó la 1ª Escuadrilla Expedicionaria, también denominada Escuadrilla de Reconocimiento y Bombardeo, que fue puesta al mando del capitán Alfredo Kindelán Duany y enviada al protectorado. La unidad disponía de once aeroplanos. El primer vuelo de prueba en la zona se realizó a principios de noviembre desde el aeródromo de Tetuán.

El cruce del estrecho de Gibraltar

Precisamente fueron los capitanes de ingenieros Herrera y Ortiz Echagüe quienes, el 14 de febrero de 1914, partieron a bordo de un Nieuport IV-M desde Larache, en el norte de Marruecos, para aterrizar sin novedad en el aeródromo de Tablada, en Sevilla. El objetivo de estos aviadores no era otro que entregar una carta del general José Marina Vega, alto comisario de España en Marruecos, al rey Alfonso XIII, quien esos días estaba visitando la ciudad andaluza. Los aviadores españoles tuvieron éxito en su intrépida empresa: habían realizado por vez primera en la historia la travesía en vuelo del estrecho de Gibraltar,

A modo de curiosidad, cabe señalar que la entrega de la carta era una simple excusa que sirviese de motivación para llevar a cabo la gesta. La sucinta misiva rezaba: «En nombre del Ejercito de África tengo el honor de ofrecer a Vuestra Majestad nuestro respetuoso saludo. Tetuán, 7 de febrero de 1914. El General Marina».

El vuelo, cuya duración fue de dos horas y media, se enfrentó a algunas dificultades. Por una parte, la planificación de la ruta se vio afectada por la negativa de Gran Bretaña a permitir el sobrevuelo de la colonia de Gibraltar (territorio no autónomo aún pendiente de descolonización). Por otra, la travesía se vio seriamente afectada por el viento que suele azotar el Estrecho.

Algunas crónicas afirman que los españoles llegaron a sobrevolar el peñón de Gibraltar, por lo que el gobierno británico habría dirigido al español una enérgica protesta, solicitando que los intrépidos aviadores fuesen castigados ya que habían violado su soberanía territorial. Se llegaba incluso a afirmar que los cañones británicos emplazados en el Peñón habían apuntado a la aeronave española. Según estas informaciones, los aviadores se habrían disculpado indicando que en tierra no es posible establecer con precisión cuándo un avión está en la vertical de un determinado punto.

De cualquiera de las formas, lo cierto es que Alfonso XIII nombró a los capitanes Herrera y Ortiz Echagüe gentilhombres de cámara con ejercicio.

Además de la inyección de moral que supuso en unos momentos difíciles para España, la gesta de los militares españoles permitió que en 1921 fuese inaugurado el servicio postal aéreo entre Sevilla y Larache, capital del protectorado Español de Marruecos, con una ampliación prevista a Tetuán. También se establecería una línea postal entre Málaga y Melilla.

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