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20 de abril de 2024

Calle de Roma cubierta de basura

Calle de Roma cubierta de basuraAFP

Italia

«Veneno y peste»: la basura ahoga al nuevo alcalde socialista de Roma

Casi tres meses después de asumir la alcaldía, Roberto Gualtieri se encuentra con la oposición vecinal a su plan estrella de gestión de residuos

«Roma nos envenena». Así de claro lo afirman los vecinos de la localidad de Albano Laziale, a pocos kilómetros de la capital de Italia, cuyo vertedero de Roncigliano se ha convertido en una de las piedras angulares del plan de recogida de basuras con el que el alcalde de Roma, el socialista Roberto Gualtieri, ganó las elecciones municipales de octubre de 2021.
El pasado sábado un grupo de vecinos afectados se concentró frente a la antigua sede del gobierno de la provincia de Roma, en la Via del Corso, para exigir el cierre del vertedero. Argumentan que atenta contra la normativa medioambiental, contamina el aire y envenena las aguas pues, denuncian, entre la basura hay productos tóxicos que no han sido convenientemente separados de la basura orgánica y que deberían ser tratados en una planta específica. 
«Veneno y peste», así definen el vertedero los vecinos que exigen su «cierre inmediato y definitivo».
Gualtieri ganó las pasadas elecciones con un proyecto estrella que, según su argumentación, solucionaría para siempre el enorme problema de la recogida de basuras en Roma. Los romanos, hartos de los contenedores a rebosar de montañas de bolsas de basura pudriéndose durante días en sus calles, convirtieron el asunto en el gran debate de la campaña electoral.

Situaciones surrealistas

Su predecesora, Virginia Raggi, del izquierdista Movimento 5 Stelle, fracasó en ese ámbito y esa fue la causa de su estrepitosa derrota electoral cuatro años después de despertar las ilusiones de los vecinos romanos. En cuatro años, Roma no cambió gran cosa.
Tres meses después de la victoria de Gualtieri, tampoco parece que la «ciudad eterna», «eternamente cubierta de inmundicia», que dicen algunos sarcásticos romanos, tenga aspecto de que vaya a cambiar.
A pesar de que el exultante nuevo alcalde de Roma anunció que, en solo unos meses en la colina Capitolina, donde se encuentra el ayuntamiento, ha solventado las principales deficiencias del servicio de recogida de basuras, la ciudad sigue estando igual de colapsada de basura como antes. Desde hace unos meses, además, la basura ha comenzado a atraer a animales salvajes. La imagen de jabalíes paseándose por algunos barrios de Roma se ha convertido en una estampa frecuente.
En el popular perfil de Twitter «Riprendiamoci Roma» cuelgan prácticamente a diario fotografías de situaciones surrealistas causadas por la desastrosa gestión de residuos del ayuntamiento de Roma: los clásicos contenedores colmados de basura, calles donde los tradicionales «sampietrini» (adoquines romanos) quedan ocultos bajo una alfombra de vasos de plástico y botellas de cristal, el paseo a orillas del Tíber convertido en un vertedero e incluso una pata de jamón ibérico deshuesada empleada a modo de palanca para sujetar la tapa de un contenedor.
Los romanos se lo toman con humor, pero la desesperación es palpable desde hace años, y puede ser motivo de derrota electoral.
Ahora, además, Gualtieri tiene soliviantados a los vecinos de las ciudades y regiones periféricas, destino de los desechos de los romanos.

Gran polémica

Los vecinos de Albano Laziale, una histórica ciudad a orillas del lago Albano donde, según el mito de la fundación de Roma, Ascanio fundó la ciudad de Alba Longa tras escapar de la destrucción de Troya, acusan a Gualtieri de aplicar el mismo plan de gestión de residuos que el fracasado plan de Raggi.
No en vano, el Roncigliano lo puso en funcionamiento la ex alcaldesa y ya entonces causó gran polémica. El vertedero dejó de funcionar en 2016 tras el incendio de la planta de tratamiento de basuras a la que estaba vinculado. El ahora alcalde Gualtieri ha seguido los pasos de su predecesora con una decisión que la oposición afirma que se basa más en la improvisación que en un verdadero plan.
El vertedero de Albano Laziale no es el único que está causándole un dolor de cabeza al alcalde Gualtieri. Otro de los destinos de la basura procedente de Roma establecido por el ayuntamiento de Roma, el de Magliano Romano, ha logrado llevar el asunto al Parlamento Europeo.
La Asociación Ecologista Monti Sabatini reunió las suficientes firmas como para llevar el vertedero de Magliano Romano a la Eurocámara. Según defienden, la política de gestión de residuos del ayuntamiento de Roma viola la normativa europea de protección medioambiental, prevención de daños y sostenibilidad. En concreto, denuncian que el vertedero se encuentra en las cercanías de una escuela sin cumplir la distancia mínima a lugares sensibles establecida en el plan regional de desechos de 2020.

Paciencia y confianza

Mientras tanto, el equipo de Gualtieri pide paciencia y confianza. El alcalde aseguró que se han hecho grandes progresos en la gestión de residuos: «Hemos evitado la crisis de Navidad», aseguró, «pero Roma no está limpia como se merece», reconoció a continuación durante una rueda de prensa a finales de diciembre.
En esa comparecencia ante los medios, el alcalde aseguró que la máquina de la gestión de residuos «trabaja al máximo de su potencia». Defendió que Roma «está ahora más limpia», aunque admitió que sigue habiendo barrios donde la situación es crítica, y pidió un margen de seis meses para consolidar su plan extraordinario.
Para lograr éxito, Gualtieri lo apuesta todo a los vertederos fuera de los límites municipales de Roma, en lugares como Albano Laziale o Magliano Romano, y a la construcción de plantas de transformación de basura en energía.
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