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26 de abril de 2024

El MSC Ópera en la Terminal portuaria de Sierra Maestra en La Habana, Cuba

El MSC Ópera, en la Terminal portuaria de Sierra Maestra en La Habana, Cubaviajablog.com/

Derechos Humanos

El régimen cubano impone la mano de obra esclava en cruceros de lujo europeos

Los marineros contratados en Cuba por empresas de cruceros tienen que ceder hasta el 80 % de sus ingresos mensuales al Gobierno cubano

Cuba, uno de los últimos reductos comunistas del mundo, es famosa por encerrar a sus ciudadanos en su propio país, pero el mismo sistema también mantiene a decenas de miles atrapados en el extranjero y separados de sus seres queridos por medio de un sofisticado sistema de contratación de mano de obra cubana que les deja jugosas ganancias.
El régimen cubano ha desarrollado un programa de empleo, en el que juega un rol de intermediario con las empresas de cruceros que requieren personal cubano, con el cual el Gobierno comunista se queda con el 80 % de las ganancias de sus ciudadanos en el extranjero, alrededor de 7.000 millones de euros al año según refiere The Times.

Estos fondos son un salvavidas fundamental para un sistema fracasado que lucha contra el caos económico y la creciente disidencia política

Javier Larrondo de Prisoners Defenders, una organización española de derechos humanos, ha denunciado esta situación como «una especie de esclavitud moderna». Sin embargo, este modelo no es de reciente uso para el régimen comunista, pues ya lo había impuesto a los médicos de las llamadas brigadas médicas cubanas.
Cuba comenzó a enviar médicos al extranjero en la década de 1960 como parte de un gesto de inspiración soviética para promover el comunismo en el «patio trasero» de los Estados Unidos. Para la propaganda estatal, este ‘ejército de batas blancas’, ejemplo de solidaridad revolucionaria con los países más pobres, era motivo de orgullo y prestigio nacional.
Pero la bandera de la solidaridad internacional enmascaró una realidad siniestra. En una denuncia ante la Corte Penal Internacional, Prisoners Defenders ha acusado a Cuba de trata de personas y alega que los países anfitriones son cómplices del trabajo esclavo por aceptar las demandas de Cuba de exigir el 80 % de los salarios de los trabajadores expatriados y hacer la vista gorda ante otros abusos, incluidas las restricciones de La Habana sobre con quién pueden reunirse y adónde pueden viajar.

El discurso marxista-leninista sobre la solidaridad internacional es obsoleto e hipócrita, es solo un negocio; uno abusivoEmilio Arteaga Pérez, médico cubano

«El discurso marxista-leninista sobre la solidaridad internacional y la ayuda a los países pobres es obsoleto e hipócrita, es solo un negocio; uno abusivo», dijo al The Times Emilio Arteaga Pérez, de 50 años, un psiquiatra que trabajó en Bolivia, Angola y Namibia antes de verse obligado a buscar asilo en España.
Quienes logran huir de ese sistema de explotación que les imponen también en el exterior son considerados «desertores» y «traidores a la patria» y les imponen el destierro, sin que puedan regresar a Cuba en ocho años o sus familiares cercanos puedan salir en igual período de tiempo.
«Firmas el contrato y aceptas los términos abusivos porque sabes que incluso con ese poco dinero que ganas puedes hacer una gran diferencia para tu familia en Cuba», dijo al The Times Leonel Rodríguez otro médico que ahora sufre el destierro sin poder ver a su familia

El turismo de lujo europeo estaría financiando al régimen

Si bien la mayoría de los trabajadores cubanos en el extranjero son médicos, una de las líneas de cruceros más grandes del mundo, MSC, también ha contratado tripulantes cubanos bajo un esquema similar. «Los turistas en estos barcos no saben que las personas que les sirven cócteles están en una posición de esclavitud», agregó Larrondo, de Prisoners Defender.
Mientras los turistas europeos disfrutan de sus vacaciones en las cubiertas gigantes de los cruceros de lujo MSC, la tripulación contratada en Cuba tiene que trabajar en condiciones denigrantes. Las personas afectadas denuncian a las organizaciones de derechos humanos sobre abusos, «contratos mordaza» y «vigilancia constante».

Los marineros cubanos contratados con la modalidad impuesta por el régimen tienen que ceder hasta el 80 % de sus ingresos

«Tenemos mucha evidencia, basada en más de 1.000 testimonios de trabajadores cubanos afectados», señaló Larrondo, en una entrevista con el medio alemán Welt. Presentando documentos –emitidos por una empresa de trabajo temporal cubana, entre otros– demuestra que los marineros cubanos contratados con la modalidad impuesta por el régimen tienen que ceder hasta el 80 % de sus ingresos al Gobierno de la isla.

Todo esto cumple con el tipo penal de trabajo forzosoJavier Larrondo, Prisoners Defenders

Pero el modelo de contratación no solo es confiscatorio, sino que va más allá de la explotación, pues a los marineros se les prohíbe abandonar el barco sin ciertas licencias y se les retienen los pasaportes. Si un tripulante cubano logra huir, se le aplica una ley que le prohíbe regresar a Cuba con sus familias durante, al menos, ocho años. Al mismo tiempo, los familiares tienen prohibido salir de Cuba durante ocho años. «Todo esto cumple con el tipo penal de trabajo forzoso», denunció Larrondo.
Los demandantes de empleo en los cruceros son colocados a través de Selecmar, una empresa controlada por el Estado cubano que exporta servicios al exterior y también define las condiciones de los contratos de trabajo temporal. MSC reconoce cooperación con el Estado cubano o Selecmar, pero se deslinda de la responsabilidad ante estos abusos.

Como todas las navieras, tuvimos que contratar a nuestros tripulantes cubanos a través de Selecmar porque era un requerimiento de las autoridades cubanasDominik Gebhard, portavoz de MSC consultado por 'Welt'

«Siempre tratamos y trataremos a todos los miembros de nuestra tripulación de manera equitativa y justa en términos de salario y condiciones de trabajo en nuestros barcos, independientemente de su nacionalidad». De esta forma, MSC no se considera responsable de las condiciones en las que sufren los trabajadores contratados en el 'paraíso caribeño'.
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