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25 de abril de 2024

Ilustración Xi Jinping y Putin

Paula Andrade

62 días de guerra

China en la encrucijada: ¿existe la posibilidad de que Xi frene a Putin?

Para China, su relación comercial con Estados Unidos y con Europa es, en principio, más importante que sus relaciones con Rusia

¿Existe la posibilidad de que China frene al Kremlin o que, al menos, medie en unas negociaciones entre Rusia y los ucranianos?
Los peores temores de Occidente de un aumento en la escalada para introducir armas NRBQ (Nuclear, Radiológica, Biológica y Química), en el conflicto, nos hace pensar que China sería la única potencia con posibilidad de moderar a Putin.
Por el momento parece poco probable. Putin y el líder de China, Xi Jinping, señalaron en su declaración conjunta, justo antes de la invasión de Ucrania, su estrecha relación, algo que la página del Kremlin hacía público al poco tiempo.
El pasado 30 de marzo se reunieron los ministros de asuntos exteriores Wang Yi y Segéi Lavrov para afianzar sus relaciones. El marco de este encuentro fue una reunión más amplia con ministros de exteriores de Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, además de China y Rusia, para abordar el problema afgano.
Allí, Wang Yi señaló que las relaciones chino-rusas son más sólidas y «han superado los nuevos desafíos que implican los cambios profundos de la situación internacional». Lavrov, por su parte, dijo: «Apostamos por el avance sostenible de nuestras relaciones con China, abordando medidas concretas para desarrollar nuestros acuerdos».
En medio de una guerra, es difícil pensar en lo que viene después y, al margen, de cómo acabe este conflicto, la relación entre Rusia y China determinará si el mundo puede evitar una gran guerra entre las hegemonías presentes. Sin duda estamos en medio de una reconfiguración del orden mundial.
Si China sigue apoyando al régimen de Putin en su ofensiva, probablemente el mundo tropiece, en algún momento, con un enfrentamiento entre Rusia y una Europa encabezada por Estados Unidos. Así mismo, el aumento de apoyo militar a Ucrania por parte de la Alianza aumenta la tensión.
Si China frenase a Putin abandonando la legitimación implícita de sus accione militares podría ser el momento de China en la escena internacional «para hacer el bien para sí misma y para los demás».
Sin embargo, no tenemos signos para ser optimistas, los hechos nos muestran que Pekín dio luz verde a Putin para invadir Ucrania, pidiendo únicamente que pospusiera la invasión hasta el final de los Juegos Olímpicos de invierno, como así fue. Pekín ha mantenido hasta hoy las mentiras de Rusia acerca de esta guerra, considerándola una operación militar especial de liberación para la población rusa del Donbás.
China se ha mantenido impasible y no hizo más que culpar a Estados Unidos y sus socios europeos de ser responsables de las acciones de Rusia. Los dirigentes chinos mantienen «las legítimas preocupaciones de Rusia en materia de seguridad». China, además, acusó a la OTAN de haber «empujado esta tensión entre Rusia y Ucrania hasta el punto actual de ruptura».
Más tarde, el silencio de China sobre las atrocidades rusas descubiertas hasta el momento lo dice todo, como afirma el periódico alemán Die Zeit: «lo que China diga y haga sobre Ucrania a partir de ahora influirá en sus relaciones con Europa durante al menos la próxima década».
Pero no nos engañemos, la principal razón por la que China aprueba esta guerra de agresión es su propio interés. Apoyar al Kremlin supone para Pekín atar a Rusia con China durante mucho tiempo. Xi Jinping parece creer que esta campaña militar funcionará a largo plazo en beneficio de China, creando una Rusia cada vez más dependiente y vinculada a China. Pekín espera sacar un rédito positivo.
Si miramos la historia, es una hipótesis del profesor de Yale Odd Arne Westad: Alemania en 1914 era una gran potencia en ascenso con gran capacidad industrial, comercial, tecnológica y en rápido crecimiento. Podríamos establecer paralelismos con la China de hoy. Por su parte: Austria en 1914 era semejante a la Rusia actual, era un viejo un imperio que arrastraba abundantes rencillas con sus vecinos.
En 1914 los dirigentes alemanes creyeron que podían manejar a Austria en su propio beneficio. En cambio, lo que consiguieron fue una secuencia de acontecimientos en la que las preocupaciones austriacas llevaron a Alemania a una guerra y finalmente a una catástrofe. China debería fijarse en este hecho y tener cuidado de que Rusia no la arrastre a una guerra amplia y desastrosa para todos.
Es cierto que la Rusia de Putin junto con China unen dos hegemonías en alza, con grandes recursos y militarmente poderosas, pero la beligerancia de Putin se ha mostrado más débil de lo que se esperaba y ha multiplicado sus enemigos, rompiendo con la Europa dependiente de su gas y su petróleo.
Las diferencias entre Alemania y Austria en 1914 son importantes: China es un Estado comunista en el que un partido gobierna de forma meritocrática en nombre del pueblo. Rusia es una dictadura autocrática que se disfraza de democracia.
Para China, su relación comercial con Estados Unidos y con Europa es, en principio, más importante que sus relaciones con Rusia. China tiene una posición poderosa en la economía mundial, desde el punto de vista financiero, tiene mucho poder de préstamo. Por eso, apoyar a una economía rusa en declive (incluso si se eliminan las sanciones) no le beneficia aparentemente.
Occidente castiga a Rusia por su guerra de agresión y sigue rivalizando con China mientras, con mano izquierda, busca acuerdos de sentido común con ella, sobre todo en términos económicos. Pero las apelaciones a los principios no parecen afectar a Pekín. Ni siquiera la significativa vergüenza internacional que las mentiras y la matanza indiscriminada de Putin producen a diario.
Solo queda esperar que la presión contra Rusia muestre al gobierno chino que su estrecha asociación con Putin va en contra de sus relaciones internacionales:
¿Será suficiente para salvar a Ucrania de una mayor destrucción?
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