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29 de marzo de 2024

Mao, Chiang Kai Shek y Eisenhower

Mao Zedong, Eisenhower y Chiang Kai-ShekGTRES

Las tres veces que China atacó a Taiwán

En 1949, 1954, y 1958, el Ejército Popular intentó hacerse con el control de la Isla. Tres fracasos. Pero China ganó protagonismo internacional

En las conferencias de Potsdam y Yalta se especificó que Taiwán debía volver bajo soberanía de China, una vez liberada de los japoneses que la ocupaban desde 1895, uno de los argumentos que aún invoca Pekín para justificar su pretensión.
Molestos por la intransigencia de Chiang Kai-shek, los Estados Unidos se resignaron, en un principio, a este desenlace cuando el 25 de octubre de 1949, tropas de la China comunista desembarcaron en la isla de Quemoy, situada frente a su costa oriental, a unas dos millas.
Con la toma de Quemoy, pensaron Mao Zedong y sus asesores, el camino hacia Taiwán estaría despejado. Más la acción militar acabó en desastre: casi 6.000 soldados de la República Popular de China perdieron la vida en la arriesgada aventura.
Pero sirvió para que Estados Unidos realizara que Taiwán podía resultarle de gran utilidad frente a una China entonces firme aliada de la Unión Soviética: en febrero de 1950, cuatro meses después de la fallida invasión, Pekín y Moscú, Mao y Stalin, firmaron un tratado de cooperación militar.
Chiang, por su parte, se sintió lo suficientemente fortalecido como para lanzar calculadas escaramuzas en dirección de China.

La furia de China

La paciencia de Pekín se agotó a finales de agosto de 1954, a raíz del envío de 58.000 soldados taiwaneses a Quemoy y 15.000 a las vecinas islas Matsu.
En ambas edificaron estructuras defensivas. Esto último provocó la furia de la China continental, que inmediatamente comenzó a bombardearlas el 3 de septiembre.
En noviembre, las islas Tachen, también situadas en el estrecho de Taiwán, también fueron bombardeadas por la artillería del Ejército Popular de Liberación. El día 14 de ese mes, cuatro lanchas torpederas de la Armada china hundieron un buque taiwanés.
Este conflicto, que se inclinaba esta vez a favor de China, hizo que recobrasen fuerza en Washington los temores sobre la expansión comunista en Asia.
Ya el 12 de septiembre, el Estado Mayor Conjunto -de modo especial su jefe, almirante Arthur Radford- recomendó el uso del arma atómica contra la China comunista.
El presidente Eisenhower se resistió a las presiones para utilizarlas y para implicar a las tropas estadounidenses en el conflicto: sabía, entre otras cosas, que la Guerra de Corea había dividido a la opinión pública de su país.
Sin embargo, el conflicto aceleró la ratificación de un tratado de defensa mutua, el 2 de diciembre de 1954, entre Taiwán y Estados Unidos. El número de asesores militares estadounidenses aumentó de 54 a principios de 1954 a 1.500 a finales de año.

Fuerza nuclear

El 10 de enero de 1955, un ataque aéreo de bombarderos Il-10 y Tu-2 de la RPC hundió un petrolero de 4.000 toneladas y dañó otros cuatro barcos, entre ellos una fragata nacionalista. En los años siguientes, hubo más batallas navales con las fuerzas nacionalistas.
Tras dos intentos infructuosos, el Ejército Popular de Liberación capturó el archipiélago de Tachen -que Eisenhower había asegurado que no iba a defender- el 18 de enero de 1955. Los combates continuaron en la cercana costa de Zhejiang y en las islas Matsu. Entre el 18 y el 20 de enero, cayó la guarnición de las islas Yijiangshan.
El 29 de enero de 1955, el Congreso estadounidense aprobó masivamente la Resolución de Formosa, que autorizaba a Eisenhower a utilizar la fuerza militar y nuclear para defender a Taiwán. Un voto que pidió expresamente el propio presidente para asegurarse el consenso.
La amenaza nuclear americana y la moderación en la acción, con la flota americana contentándose con proteger la evacuación de las islas amenazadas, surtieron un efecto disuasorio: el 23 de abril de 1955, China, a través de Chou Enlai, su ministro de Exteriores, expresó su disposición a negociar. El 1 de mayo se firmó un alto el fuego entre ambas partes.
Duró hasta el 23 de agosto de 1958, día en que la artillería china reanudó sus bombardeos sobre Quemoy y Matsu.
Mao Zedong no quería que la cuestión de Taiwán quedara en la sombra mientras Eisenhower negociaba con Nikita Jruschov un primer acuerdo de desarme.
En aplicación del tratado en vigor entre Washington y Taipei, el ataque provocó el despliegue de la Séptima Flota en el Estrecho y el envío de refuerzos aéreos.
Tras unas semanas críticas en las que las islas estuvieron en grave peligro, los estadounidenses consiguieron establecer una línea de suministro a Quemoy, desembarcando públicamente, entre otras cosas, artillería capaz de lanzar cargas nucleares tácticas.
Desde el Pentágono se consideró seriamente la posibilidad de realizar ataques nucleares sobre China.
Taiwán, pese al crítico escenario, no se amedrentó ante los 470.000 proyectiles: el 22 de septiembre de 1958 usó por primera vez misiles aire-aire en combate.
El conflicto terminó con un alto el fuego, pero los bombardeos continuaron esporádicamente durante más de una década.
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