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19 de abril de 2024

Un edificio derrumbado en la ciudad de Jindayris, Siria

Un edificio derrumbado en la ciudad de Jindayris, SiriaAFP

Siria

Bashar al Asad saca partido del terremoto y se fortalece con el levantamiento de las sanciones

El presidente sirio saca pecho tras el anuncio de Estados Unidos de permitir, temporalmente, las transacciones al país árabe

El terremoto que ha asolado a Turquía y Siria deja ya más de 41.000 muertos. La situación es catastrófica, sobre todo, en el país árabe, sometido a fuertes sanciones internacionales. El presidente sirio, Bashar al Asad, a pesar de la emergencia, no ha permitido, hasta un semana después de producirse el seísmo, la entrada de Naciones Unidas.
Aunque la mayoría de las muertes se han producido en Turquía, miles de ellos siguen en paradero desconocido en Siria, donde pueblos enteros tuvieron que esperar varios días la llegada de ayuda desde el exterior. Finalmente, este martes un convoy de la ONU, con camiones cargados de suministros vitales atravesó el puesto de control de Bab al-Salam para entrar en la Siria noroccidental controlada por los rebeldes.
La población del sur de Siria se ha mostrado decepcionada y furiosa ante la falta de actuación de Naciones Unidas tras la catástrofe. El jefe de ayuda humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, reconoció este fracaso a través de su cuenta de Twitter: «Hasta ahora hemos fallado a la gente del noroeste de Siria», escribió.
Además, el régimen de Asad ha decidido aprovechar el terremoto para sacar provecho político, en concreto, para que Occidente retire las sanciones a Damasco, resaltando que estas medidas estaban impidiendo la entrada de ayuda humanitaria. Los opositores del régimen cuestionan estas afirmaciones y denuncian que ya hacía tiempo que se aplicaban estas restricciones a las zonas controlados por los rebeldes.
A causa del terremoto Estados Unidos ha anunciado que durante 180 días se permitirán las transacciones sirias por motivos humanitarios, inmediatamente después de esta noticia, la libra siria se ha fortalecido. Este intento, por parte del presidente sirio, de salir del aislamiento internacional ya estaba en marcha, antes del terremoto.
Países como Emiratos Árabes Unidos, que apoyaron en gran medida a la oposición siria, han empezado a limar asperezas con Asad y también han prometido ayudar a Damasco. La semana pasada, Arabia Saudí envió la semana pasada su primer vuelo directo a Siria en una década, con cargamento de ayuda.
Túnez, cuna de la Primavera Árabe y que desencadenó el levantamiento sirio, también ha restablecido recientemente lazos formales con Asad.

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