Estados Unidos comenzó el mes de febrero inmerso en una polémica con globos espías chinos. Veinte días más tarde, el Pentágono publicó una foto tomada por un piloto de un avión U-2, sobrevolando el artefacto, justo un día antes de que la Fuerza Aérea lo derribara frente a la costa de Carolina del Sur.
El globo espía fue visto por primera vez en los cielos del estado de Montana y las autoridades de EE.UU. lo rastrearon mientras se movía por todo el país, lo que provocó una ruptura diplomática con China.
De hecho, el incidente provocó que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, cancelara su viaje a Pekín. A pesar de que China afirmó que el objeto espacial tenía fines meteorológicos y que no fue su intención invadir el espacio aéreo estadounidense. Las explicaciones no convencieron a Washington.
Blinken afirmó que se trataba de un objeto de vigilancia y denunció «un acto irresponsable» y «violación» de su «soberanía», razones por las cuales canceló su visita al país asiático.
Finalmente, y tras atravesar varios estados, llegó al océano Atlántico, donde los militares estadounidenses consideraron que era más seguro destruirlo. El artefacto fue derribado con un solo misil disparado desde un avión de combate F-22 Raptor que despegó de la base de la fuerza aérea de Langley, en Virginia.
Además del globo espía, Estados Unidos ha derribado este mes otros tres objetos voladores en su territorio y Canadá, cuyo origen están investigando las autoridades estadounidenses y canadienses.