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03 de mayo de 2024

El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, junto al ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang

El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, junto al ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin GangAFP

Blinken consigue pequeños avances durante su visita a Pekín en un momento crítico para China y EE.UU.

Las dos potencias han acordado mantener los canales de comunicación abiertos y han hablado de «conversaciones constructivas»

El tiempo será el encargado de poner todo en su lugar, pero durante este primer acercamiento, China y Estados Unidos parecen estar dispuestos a poner un poco de calma en un mar extremadamente revuelto. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, aterrizó hoy en Pekín, convirtiéndose en el primer diplomático de alto nivel de EE.UU. que visita el país desde que Joe Biden llegara a la Casa Blanca en 2021.
Los temas pendientes entre ambas potencias se han ido acumulando desde entonces. La lista es larga y comprende desde los aranceles impuestos en la era Donald Trump –iniciando una guerra comercial–, pasando por el desacoplamiento, la guerra también de los microchips, la posición china en la guerra de Ucrania y su simpatía por Rusia o la crisis del fentanilo –cuyos ingredientes salen desde China– y está causando verdaderos estragos en el país norteamericano.
Ante esta ristra de puntos del día, no es de extrañar que la reunión entre Blinken y su homólogo chino, Qin Gang, haya durado cinco horas y media. Un encuentro que se ha solapado con la «cena de trabajo» que tenían prevista. El diplomático estadounidense viajaba con un objetivo claro, conseguir un deshielo en las relaciones, reabrir los canales de comunicación entre Pekín y Washington y, sobre todo, volver a la Casa Blanca con la promesa de que el presidente chino, Xi Jinping, viajará a Estados Unidos.
Por ahora, parece que Blinken ha conseguido algunos avances. Según ha afirmado el Departamento de Estado norteamericano, China ha aceptado la invitación de visitar Washington después de unas «conversaciones constructivas». El portavoz de la diplomacia estadounidense, Matt Miller, ha apuntado que Blinken invitó al canciller Qin Gang y «acordaron programar una visita recíproca en un momento mutuamente adecuado».
No es Xi Jinping, con el que aún todavía no sabe si se reunirá durante su visita de dos días a China, pero Blinken se lleva la promesa de uno de los más altos funcionarios del régimen chino. Una muestra de que Pekín también está abierto a una mejor comunicación con Washington, pero aún está molesto por las continuas muestras de apoyo de Estados Unidos a Taiwán.
De hecho, antes de programar su visita a China, Blinken mantuvo una tensa conversación telefónica con Gang, que reprochó al estadounidense la postura de Washington sobre la isla y defendió la «posición firme de Pekín en asuntos clave». El diplomático chino exigió a la Administración Biden que deje de interferir en los asuntos internos del país asiático «en nombre de la rivalidad».
Tras esta comprometida discusión, no se esperaban grandes avances durante la visita de Blinken a Pekín. Viaje que tenía que haber tenido lugar en febrero, y se pospuso sine die, por la crisis del globo espía chino. Estados Unidos denunció la presencia del aerostático sobre su territorio y decidió cortar toda comunicación con Pekín. El gigante asiático acabó reconociendo que el artefacto era suyo, pero que era «un dirigible civil utilizado con fines de investigación, principalmente meteorológicos».
La sombra de las bases espías chinas en Cuba también ensombrecen esta visita. Por ello Washington ha insistido en que «siempre defenderá los intereses y valores del pueblo estadounidense y trabajará con sus aliados y socios para hacer avanzar nuestra visión de un mundo libre, abierto y que respete el orden internacional basado en normas».
Pekín, por supuesto, también ha elevado sus máximas preocupaciones y ha resaltado que Taiwán es el principal «riesgo» en las relaciones entre ambos países. «La cuestión de Taiwán está en el centro de los principales intereses de China, el asunto más importante en las relaciones chino-estadounidenses y el riesgo más notable», ha recordado Gang al secretario de Estado estadounidense.
El balance inicial es, por ahora, esperanzador. Las dos potencias han asegurado que los canales de comunicación se mantienen abiertos, para evitar un «error de cálculo» y Gang se ha mostrado receptivo a visitar la Casa Blanca para ofrecer esa fotografía tan esperada, el saludo con Joe Biden. Aunque el verdadero logro de este viaje sería conseguir a Xi Jinping. Blinken todavía tiene 24 horas para conseguirlo.
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