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06 de mayo de 2024

Una mujer pasa junto a retratos de rehenes israelíes en Tel Aviv

Una mujer pasa junto a retratos de rehenes israelíes en Tel AvivAFP

Los familiares de los rehenes israelíes presionan a Netanyahu para que llegue a un acuerdo con Hamás

A medida que avanza la incursión terrestre en Gaza, los israelíes temen que se acabe el tiempo para sacar con vida a sus seres queridos retenidos por la organización terrorista

La operación militar de Israel en la Franja de Gaza para acabar con Hamás ha abierto una brecha en la sociedad israelí. El pasado 7 de octubre, Israel sufrió el peor ataque de su historia. El grupo terrorista se infiltró en el Estado judío por tierra, mar y aire ante la sorpresa e inoperancia del Ejército israelí. Los fundamentalistas mataron a 1.400 personas, la mayoría civiles, y más de 200 personas fueron secuestradas.
La crisis de los rehenes se ha convertido en una bomba de relojería para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que se debate entre aniquilar las capacidades militares de Hamás y traer de vuelta a los israelíes en manos del grupo fundamentalista. Por el momento, Netanyahu parece haberse decantado por la primera de las opciones y ha centrado todos sus esfuerzos en la ofensiva terrestre en Gaza.
Los familiares de los cautivos, sin embargo, no olvidan y han emprendido una marcha de cinco días, desde Tel Aviv hasta Jerusalén, para exigir un acuerdo inmediato para la liberación de los rehenes. Una marea de camisetas negras, con las fotografías de sus seres queridos, cintas amarillas y banderas israelíes, bajo el lema «Los traeremos de vuelta», partieron ayer desde la rebautizada Plaza de los Rehenes de Tel Aviv, con la mirada fija en la etapa final, el sábado, la residencia de Netanyahu.
«Exijo que Benjamin Netanyahu y el gabinete nos den respuestas y actúen. No nos quedan fuerzas. ¡Traiga a nuestros hijos, a nuestras familias, de regreso a casa!», prorrumpió ayer Shelley Shem Tov, frente a la multitud, instantes antes de que se iniciara la marcha, según recoge The Times Israel. Shem Tov, al igual que cientos de israelíes, mantiene la esperanza de volver a abrazar a su hijo, de 21 años, en manos de Hamás, desde el pasado 7 de octubre.
Las familias de los cientos de rehenes empiezan a impacientarse y exigen responsabilidades al Gobierno de Netanyahu, más de un mes después del ataque terrorista de Hamás. «Durante 39 días, mi familia y nuestras familias han estado en Gaza. Para los secuestrados en Gaza no hay tiempo y nosotros tampoco lo tenemos», denunció Yuval Haran, un sobreviviente de la masacre en el Kibbutz Be'eri, y que tiene a siete de sus familiares retenidos en el enclave palestino, tres de ellos menores.
Los israelíes marchan desde Tel Aviv hacia el Parlamento israelí en Jerusalén

Los israelíes marchan desde Tel Aviv hacia el Parlamento israelí en JerusalénAFP

Esta marcha se produce, además, en medio de nuevas informaciones que apuntan a un posible acuerdo entre Hamás e Israel para liberar a un grupo de alrededor 70 personas, en su mayoría mujeres y niños, según ha publicado The Washington Post, citando a un alto funcionario israelí. Para conseguir la liberación de estos rehenes, Israel aceptaría un alto el fuego temporal de cinco días, que facilitaría la entrada de ayuda humanitaria a Gaza y asegurar el paso de los retenidos.
Este lunes, la agencia de noticia Reuters publicó una declaración de Hamás, donde el grupo terrorista afirmaba estar dispuesto a liberar a 70 mujeres y niños en un acuerdo, que contemplaba también el intercambio de prisioneros palestinos. En este comunicado, el portavoz del brazo armado de Hamás, Abu Obaida, acusó al Gobierno de Netanyahu de estar «evadiendo» la negociación. Aunque, esta organización fundamentalista asegura que tiene bajo su control a la «gran mayoría» de los rehenes, las conversaciones también han incluido a la Yihad Islámica, que retiene a unos 35 civiles israelíes.
Los bombardeos israelíes sobre Gaza ya habrían matado a unos 50 rehenes, según ha afirmado Hamás. El propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ido rebajando su total apoyo a Netanyahu y le ha pedido que centre todos sus esfuerzos en liberar a los civiles en manos de las milicias palestinas. «Aguantad, ya vamos», declaró ayer Biden. Mientras que Netanyahu, que se niega a que Estados Unidos le imponga los tiempos, matizó que «desde el comienzo de la guerra, hemos estado trabajando incesantemente para la liberación de nuestros cautivos. Cuando haya algo concreto que informar, lo haremos».
Netanyahu se aferra a la guerra en Gaza para mantenerse en el poder, mientras que los familiares de los rehenes piden que asuma la responsabilidad del peor ataque contra el Estado judío en sus 75 años de historia. Según una encuesta realizada por la universidad Bar Ilan, la popularidad del primer ministro israelí está por los suelos. Menos de un 4 % de los israelíes confía en Netanyahu, mientras que por el contrario, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), Daniel Hagari, ha sido elegido la fuente de información «más confiable» por el 73,7 % de los encuestados. Netanyahu es ya un cadáver político en Israel.
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