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18 de mayo de 2024

Daniela Brik
Daniela Brik

Guerra abierta en Ecuador contra el narcotráfico que se quiere hacer con las riendas del Estado

Esta nueva espiral de violencia se ha interpretado como la respuesta a los esfuerzos del nuevo Ejecutivo de combatir la criminalidad relacionada con el tráfico de drogas y la minería ilegal

Actualizada 09:33

Policías custodian a los detenidos de un grupo armado por la toma temporal de un canal de televisión, en Guayaquil (Ecuador)

Policías custodian a los detenidos de un grupo armado tras el asalto a un canal de televisión, en Guayaquil (Ecuador)EFE

El crimen organizado en Ecuador ha vuelto a mostrar su poder dentro y fuera de las prisiones del país. Esta vez lo ha hecho, aparentemente de manera coordinada, asaltando un medio de comunicación, exhibiendo la captura de guardias penitenciarios en motines y sembrando el caos en las principales ciudades del país, en el primer gran pulso que echa al presidente, Daniel Noboa, quien asumió el cargo el pasado 23 de noviembre.
Esta nueva espiral de violencia se ha interpretado como la respuesta a los esfuerzos del nuevo Ejecutivo de combatir la criminalidad relacionada con el tráfico de drogas y la minería ilegal de una manera frontal y mediante una rápida militarización de un conflicto para el que busca el aval popular a través de un plebiscito.
El martes el flamante presidente declaró la existencia de «un conflicto armado interno» tras los amotinamientos registrados en cárceles protagonizados por bandas criminales, los ataques a fuerzas de seguridad y el asalto, intento de secuestro o de algo peor, en un canal de televisión en pleno directo en Guayaquil, la segunda ciudad más poblada del país.
Los vídeos facilitados por trabajadores de TC televisión a los que ha tenido acceso El Debate, no dejan lugar a dudas sobre los tensos momentos que se vivieron en el medio de comunicación, con varios comunicadores tendidos en el suelo suplicando por sus vidas y la intervención de las fuerzas de seguridad que lograron poner fin a la agresión delictiva.
Noboa calificó de «organizaciones terroristas» a 22 grupos criminales e instruyó a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional ecuatoriana a movilizarse a fin de «neutralizar» a estas bandas.
El detonante de esta enésima crisis de seguridad que ha tenido como objetivo a civiles y miembros de las fuerzas del orden público, se produjo después de que el presidente declarara el estado de excepción y duras medidas tras conocerse la desaparición del destacado líder de una de las principales bandas delictivas encarcelado, Adolfo Macías, alias Fito, fundador de Los Choneros.
El Ejecutivo confirmó el 7 de enero su fuga y desplegó miles de soldados en las calles para localizar al criminal y en prisiones de Ecuador durante 60 días.

Ecuador sumido en el caos

Las imágenes del canal y del interior de las cárceles que dieron la vuelta al mundo no reflejan la terrorífica jornada que se vivió el martes en diferentes puntos del país con ataques simultáneos de bandas armadas, que diseminaron el pánico entre la población civil. El prontuario incluyó saqueos a comercios, toma de calles y asaltos a universidades.
Escarlet Aguirre, estudiante de Odontología en una universidad del norte de Quito nunca imaginó que regresar a su casa en el sur de la urbe se fuera convertir en todo un desafío el martes.
«Estábamos en clase en una prueba y la profesora nos indicó que el Gobierno declaró la guerra al crimen organizado. Todos nos pusimos muy nerviosos y salimos de clases», explica a El Debate la universitaria exponer el estado de pánico que generó la rápida difusión de la intervención en el canal de televisión.
Poco después de la declaración del presidente, el metro de Quito comenzó a sentir el caos que provocaron los saqueos en el centro histórico de la ciudad, a lo que se sumó que los funcionarios y trabajadores de otros sectores buscaban denodadamente regresar a sus casas, según relató la testigo.
Las universidades tampoco se salvaron. «Un amigo en la Universidad Central en Quito me dijo que la situación fue terrible. Estaban muertos de miedo porque en un área se produjeron balazos, los atacantes entraron a las aulas», describió Aguirre, quien dio cuenta de hechos similares en Guayaquil, donde una joven resultó herida por el impacto de una bala en un centro académico.
Por su parte, Pedro Rosado, 24 años, residente en España y quien se encuentra visitando a la familia en Guayaquil no daba crédito a lo que encontró en su país.
«Cerraron todos los comercios y tiendas pequeñas, mandaron a todos trabajadores a casa, cerraron las escuelas. Por la noche la gente está con miedo, son como pueblos y ciudades fantasma», describió.

Si no pagas la vacuna (chantaje) le hacen algo a tu familiaPedro Rosado

Después de no haber regresado al país en siete años, Rosado explica con detalle que las extorsiones a sus amigos están a la orden del día, que la gente no coge el teléfono si no conoce el número por miedo a ellas, «si no pagas la vacuna (chantaje) le hacen algo a tu familia». En los autobuses pueden llegar a atracar varias veces en el día. «En mi vida he visto esto en mi país», recalca.
Patricia Estupiñán, directora de la revista Vistazo, una de las cabeceras más prestigiosas del país con 65 años a sus espaldas y cuya matriz se ubica en Guayaquil, describe la situación que vive Ecuador como «la de un enfermo que estaba con anemia y que, de repente, le llegue este cáncer del crimen organizado. Estamos desbordados y lo ocurrido el martes fue una película de terror».
Sobre la declaración de conflicto interno, Estupiñán precisa que «entraña que las Fuerzas Armadas y la Policía consideran a los grupos narcodelictivos como terroristas, y en consecuencia pueden no hacer uso progresivo de la fuerza, sino tirar a matar en caso de que estén haciendo algún delito flagrante».
«El narcotráfico cuenta con unos 40.000 operadores. Se ha convertido en la empresa más importante de empleo para jóvenes ´ni-nis´, que en Ecuador son alrededor de medio millón y son carne de cañón», lamenta.
El principal temor de la ciudadanía, abunda, es convertirse en víctima colateral de un conflicto interno. «Ecuador era una isla de paz, hoy es un país bien inseguro», concluye con pesar.

Crisis que se agudiza desde 2021

Ecuador experimentó su primera masacre de calado en el sistema penitenciario en febrero de 2021, que se saldó con 79 presos asesinados por rencillas de poder entre bandas criminales. Desde entonces, este tipo de crímenes se han disparado a la par que los sicariatos, secuestros, extorsiones, colgamiento de pandilleros de puentes e incluso la presencia de drones con explosivos en las prisiones.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alertó en 2022 de la pérdida del poder del Estado en las cárceles y la corrupción endémica en el sistema penitenciario del país tras visitar una delegación el país.
Los mandatarios ecuatorianos anteriores a Noboa han decretado estados de excepción después de cada azote del crimen organizado. El actual presidente ya conoce su verdadero rostro, y ha prometido una lucha sin cuartel desde la fuerza militar, la construcción de nuevos centros penitenciarios y un plan del que aún no se conocen detalles.
Pero de momento, alertan algunos análisis, su fórmula de mano dura podría estar detrás del inusitado repunte de violencia y fuga de líderes criminales.

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