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05 de mayo de 2024

Ministro francés del Interior francés Gérald Darmanin

Ministro francés del Interior francés Gérald DarmaninAFP

Gérald Darmanin, el extravagante ministro francés contra el que se querella Benzemá

El titular de Interior, cuya ambición y falta de escrúpulos no conocen límites, espera que el juicio con el futbolista le devuelva algo de protagonismo tras su fiasco en la Ley de Inmigración

La principal víctima (política) de la Ley de Inmigración aprobada el mes pasado con los votos del centro derecha y de la Agrupación Nacional –previo endurecimiento de su contenido, obviamente– se llama Gérald Darmanin, de 41 años.
El ministro del Interior, promotor del texto, contemplaba unas concesiones al centro derecha –del que procede– para poder celebrar una tramitación desprovista de dificultades y poder así allanar su camino hacia la jefatura del Gobierno, su principal objetivo a corto plazo. El de más largo alcance, como no podía ser menos, es la presidencia de la República.
Al final, todo salió al revés: el centro derecha y el lepenismo impusieron sus condiciones –el capítulo final se escribirá el próximo 25 de enero con el fallo del Consejo Constitucional–, Darmanin quedó a remolque de ellos y se esfumaron instantáneamente sus deseos de suceder a la defenestrada Élisabeth Borne en el palacio de Matignon.
Pero dos días antes de que Gabriel Attal recibiera las llaves de la prestigiosa residencia, Darmanin tuvo un gesto de político de raza: filtró a los medios un encuentro que mantuvo con Emmanuel Macron en el que le manifestó su intención de seguir en Interior. Una forma de condicionar la formación del Gobierno de Attal.
Porque Darmanin vive por y para la política. La persona que le formó, el exdiputado Christian Vanneste, hoy retirado de la política, ha aceptado recordar para El Debate los inicios del entonces protegido que luego le traicionó.
«Darmanin entró en mi gabinete como becario en 2003 para trabajar sobre el derecho de asilo, luego se convirtió en mi mano derecha en 2005 en París, y finalmente en Tourcoing [corazón del distrito parlamentario de Vanneste y hoy de Darmanin] a partir de 2007».
«Muy de derechas y conservador, defendía prácticamente las mismas tesis que yo, quizá con la intención de seducirme: gaullista de derechas, partidario del matrimonio tradicional y de la misa en latín, convicciones de las que ahora reniega».
–¿Por qué razones?
–En realidad, es un oportunista ambicioso que no tiene la menor convicción, salvo que está destinado a ser presidente. Recuerdo el apoyo que me prestó durante un programa de L'Arène de France en el que yo era el «homófobo de turno». También fue mi jefe de campaña en 2007 para las elecciones legislativas y en 2008 para las municipales. Mis ideas eran bien conocidas, y mi victoria jurídica definitiva no llegó hasta 2008, después de estas campañas.
Vanneste se refiere al proceso al que le sometieron varias asociaciones homosexuales a raíz de unas declaraciones realizadas en 2005. Tras un calvario procesal y político –Nicolas Sarkozy, a quien tanto había apoyado, marcó distancias con él–, la Justicia le dio definitivamente la razón, reconociendo que sus palabras se enmarcaban en su derecho a la libertad de expresión.
Eso creyó, porque entretanto las asociaciones homosexuales iban adquiriendo cada vez más influencia en el debate público. Por eso, en 2012, cuando volvieron a arremeter contra Vanneste, Darmanin le traicionó, obtuvo la investidura del partido para las legislativas y ganó el escaño.
Con todo, Vanneste reconoce virtudes a su antiguo protegido: «Sus puntos fuertes: la rapidez mental y el humor (se sabe todas las citas de Michel Audiard). Tiene un gran sentido de la oportunidad política y comunica bastante bien. Su segunda esposa, a la que no conozco, trabaja en comunicación, creo. He observado que los medios de comunicación no le son desfavorables y olvidan fácilmente sus errores».
«El apoyo de Sarkozy, de los macronistas y de los miembros del centro derecha que admiran su traición en 2017 [cuando pasó a engrosar las filas macronistas] y sin duda lamentan no haber dado el paso en su momento, puede ayudarle. La mediocridad del personal político y mediático actual también es una ventaja en comparación».
Antes de erosionar otro de los mitos del relato «darmaniano»: «Dicho esto, su madre no era una señora de la limpieza y su padre era librero. Asistió a la escuela Francs Bourgeois, donde su mejor amigo era un tal de Chergé, sobrino del Superior de los monjes de Tiberine. Como ya ha demostrado, su hábito de comunicar tanto y tan rápidamente como sea posible, mintiendo cuando es necesario, tendrá efectos desastrosos».
Los ha tenido con la Ley de Inmigración. Ahora, Darmanin, que está algo fuera de juego en el plano político, espera recuperar algo de protagonismo a raíz de la demanda de Karim Benzemá, al que acusa de mantener relaciones estrechas con los Hermanos Musulmanes.
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