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El vicepresidente estadounidense JD Vance (der.), el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio (2.º por la der.) y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky

El vicepresidente estadounidense J.D. Vance, el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio y el presidente ucraniano, Volodimir ZelenskiAFP

Los líderes europeos deciden en Francia cómo evitar que Trump les deje fuera de la negociación sobre Ucrania

El presidente galo, Emmanuel Macron, ha convocado una reunión de urgencia este lunes para pactar una postura común sobre el futuro de la seguridad del Viejo Continente

Europa teme, con razón, quedarse sin voz ni silla en unas futuras negociaciones para poner fin a la guerra de Ucrania. Unas conversaciones que, irremediablemente, pasan por debatir el futuro de la seguridad del Viejo Continente. El evidente distanciamiento entre los representantes de la Administración de Donald Trump y los europeos presentes en la 61ª Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), este fin de semana, ha exacerbado aún más los miedos de que Europa no esté invitada, ni siquiera como observadora, a formar parte del proceso que determinará su propio futuro.

Ante este panorama, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha decidido convocar de manera urgente, este lunes en París, a los líderes europeos para fijar, de una vez por todas, una posición y estrategia común sobre el proceso de paz en Ucrania. Asimismo, este domingo, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, aprovechó para reunirse con algunos ministros de Exteriores presentes en la ciudad bávara.

El encuentro en la capital francesa tendrá el formato «Weimar +» que incluye a Italia, Alemania, España, Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos y Polonia. También contará con la presencia del presidente del Consejo Europeo, António Costa, la de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Esta cita fue anunciada por el propio ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radosław Sikorsk, quien aseguró a través de una publicación en su cuenta de X, antes Twitter, que el primer ministro del país báltico Donald Tusk asistiría a una «reunión de dirigentes europeos invitados por el presidente Emmanuel Macron».

«Debemos mostrar nuestra fuerza y unidad», escribió Sikorsk este sábado. Un día después llegó la confirmación oficial, en boca del ministro de Exteriores galo, Jean-Noël Barrot, que afirmó en la emisora de radio France Inter que el presidente de la República francesa había llamado a «los principales países europeos» para debatir este lunes sobre la «seguridad europea». El ministro no dio muchos más detalles de la cumbre que definió como «reunión de trabajo».

Para Europa se presenta como una cita clave, sobre todo, después de un fin de semana marcado por el abismo que separa al Viejo Continente de Estados Unidos, representando principalmente por el crítico discurso que lanzó el vicepresidente estadounidense J.D. Vance en Múnich. Vance denunció, frente a una audiencia repleta de líderes y representantes europeos, que la verdadera amenaza de Europa no se encuentra en el exterior, sino dentro del propio continente.

«Lo que me preocupa es la amenaza desde dentro: el retroceso de Europa en algunos de sus valores más fundamentales», prorrumpió el vicepresidente estadounidense, que también denunció la «falta de libertad de expresión». Estas palabras provocaron un profundo malestar entre los europeos y demostró que Washington no confía en Europa, tampoco para poner fin a la invasión rusa.

El más tajante de todos fue el enviado especial de la Casa Blanca para la guerra en Ucrania, Keith Kellogg, que al ser preguntado si habría presencia de la UE en las negociaciones, contestó tajante: «No». El enviado especial trató de matizar sus palabras explicando que «parte del problema que vimos en Minsk II es que había mucha gente en la mesa». Los Acuerdos de Minsk II, que contaron con la mediación de Francia y Alemania, trataron de poner fin a la guerra en el Donbás, en el este de Ucrania, pero con el tiempo, demostraron ser tan solo la antesala de la actual invasión rusa.

En este sentido, Kellogg animó a sus «amigos europeos» a presentar «propuestas concretas, ideas, e incrementar el gasto» en defensa. Una postura compartida por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que pidió a los países aliados más ideas en ámbitos como las garantías de seguridad para Kiev tras el conflicto y menos quejas sobre si estarán o no presentes en las conversaciones.

Precisamente, este lunes en París, entre esas posibles garantías para Ucrania, está previsto que se debata un plan para que Kiev pase a formar parte automáticamente de la Alianza Atlántica en caso de que Rusia incumpla claramente un posible alto el fuego. Sin embargo, el secretario de Estado de Estados Unidos, Pete Hegseth, ya descartó una posible adhesión de Ucrania a la OTAN.

Además, el jefe del Pentágono adelantó que su país no tiene previsto enviar tropas a Ucrania y aseguró que «no era realista» que el país centroeuropeo pueda volver a sus fronteras anteriores a 2014, cuando Rusia se anexionó ilegalmente la península de Crimea. Con todo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se centró este fin de semana en reclamar a Europa que se haga valer y exija una silla en la mesa de las negociaciones. En una de sus intervenciones, el ucraniano fue aún más allá y apostó por la creación de un Ejército europeo para poder hacer frente a futuras agresiones.

«Tenemos sólidas informaciones de los servicios de Inteligencia que apuntan a que Rusia desplegará tropas en Bielorrusia este verano», afirmó Zelenski. «¿Está ese despliegue pensado para atacarnos a nosotros? Puede ser. O no. A lo mejor es para atacaros a vosotros». A pesar de todo, el mandatario se mostró optimista confiando en que el «éxito es posible». A los márgenes de la Cumbre de Seguridad de Múnich, Zelenski pudo reunirse con Vance, al que le pidió «garantías de seguridad reales» para lograr «una paz duradera». Sin embargo, el mandatario ucraniano, rechazó, por el momento, firmar un acuerdo para dar acceso a Estados Unidos a sus tierras raras. «No autoricé a los ministros a firmar el acuerdo porque no está listo. En mi opinión, no nos protege», explicó.

Rusia y Estados Unidos, en contacto

Paralelamente, los contactos entre Estados Unidos y Rusia se incrementan. La llamada de Trump, sin consultar con sus socios europeos ni con el propio Zelenski, a su homólogo ruso, Vladimir Putin, ha precipitado los acontecimientos. Ambos líderes se emplazaron a un encuentro en persona, según adelantó el republicano, en Arabia Saudí. Para ello, los jefes de la diplomacia de ambos países, Marco Rubio y Serguéi Lavrov, hablaron este sábado y acordaron mantenerse en contacto de manera regular para preparar la cumbre entre los presidentes.

Según un comunicado oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Rubio y Lavrov «reafirmaron su disposición a colaborar para restablecer un diálogo interestatal basado en el respeto mutuo, en línea con el tono marcado por los presidentes». El próximo 20 de enero, en Riad, una delegación rusa y estadounidense tiene previsto reunirse para iniciar las negociaciones de cara a poner fin a la guerra de Ucrania. El equipo de Trump estará formado, además de Rubio, por el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz, y el enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff.

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