
Steve Witkoff, enviado especial de Trump a Oriente Medio
Perfil
Steve Witkoff, el hombre que pasó de comprarle un sándwich a Trump a ser pieza clave en la negociación con Putin
En la década de los 80, en una Nueva York efervescente, el sitio donde tenías que estar si querías ser, entre montañas de dinero y proyectos para juntar más dinero del que se puede contar, un joven Donald Trump, emprendedor y ambicioso, entre negocio y negocio, se acercó a comprarse un sándwich para almorzar cuando descubrió que se había olvidado la cartera. En esas apareció un hasta ahora desconocido, un chaval que estaba empezando, con ganas de hacerse notar, que se ofreció a pagarle esa comida. Fraguando de esta manera una amistad improbable con el, ahora casi cuarenta años después, hombre más poderoso del planeta.
El joven Witkoff, nacido de padres judíos y licenciado en Derecho, empezó su carrera entre pleitos y juicios, en despachos de abogados, hasta que decidió lanzarse sin complejos al mundo inmobiliario, donde hizo fortuna comprando edificios de oficina a un precio muy barato, amasando tanto dinero que posteriormente podría permitirse adquirir inmuebles prestigiosos como el Woolworth o el 33 de Maiden Lane.
Pero mientras esos proyectos reforzaban sus bolsillos, el prestigio se lo daba, principalmente, su relación con Trump. Asesor, recaudador de fondos y, por encima de todo, gran compañero de golf del actual presidente estadounidense. Y ahí, entre hoyo y hoyo, forjaban alianzas, firmaban acuerdos y se repartían contratos millonarios.
Durante la primera Administración de Donald Trump, ya como presidente de los Estados Unidos, Witkoff fue miembro del Great American Economic Revival Industry Group (Grupo industrial para la reactivación económica estadounidense), que fue creado por Trump para combatir el impacto económico de la pandemia de COVID-19 en los Estados Unidos.
Cuatro años después, el pasado verano, Steve Witkoff aportó en la campaña presidencial para el regreso de Trump a la Casa Blanca, tanto financieramente —donó algo más de dos millones de dólares a la causa— como organizando reuniones del futuro presidente con otros cargos del Partido Republicano o incluso participando en los mítines pronunciando discursos.

Steve Witkoff y Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca
El pasado mes de septiembre, durante una partida de golf en West Palm Beach, Florida —el golf, siempre el golf— la pareja estaba junta cuando la Policía detuvo a una persona, posteriormente identificada como Ryan Routh, armado con un rifle semiautomático, escondido detrás de unos arbustos y dispuesto a atentar contra la vida del presidente.
Finalmente, cuando Trump regresó al poder y tuvo que elegir a su nuevo gabinete, pensó en su amigo de la juventud, en ese joven que le compró un sándwich cuando él no tenía dinero, para ser el enviado especial en Oriente Medio, en una etapa de profunda crispación y tensión en la región.
El papel de Witkoff con Putin
Como hijo de padres judíos —y practicante él mismo del judaísmo—, los viajes de Steve Witkoff a Israel y a la zona de Oriente Medio han sido una constante toda su vida. Estos últimos meses, de hecho, ha mantenido numerosas reuniones con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para debatir los términos de un alto el fuego entre Israel y Hamás.
Ese acuerdo, que finalmente se produjo durante los últimos días de la Administración de Joe Biden, no habría sido posible sin Witkoff. Además, el pasado enero también visitó Arabia Saudí —a donde ha vuelto ahora— para buscar una normalización de las relaciones entre el país saudí y el hebreo.
Cuando Trump, a principios de mes, anunció su plan para un desplazamiento «forzado» de los palestinos de la Franja de Gaza, Witkoff pidió que se llevaran a cabo estudios y planes maestros de construcción. Cuando en Fox News le preguntaron por la propuesta, Witkoff elogió la capacidad del presidente para plantear ideas «nuevas y únicas», y le atribuye el mérito de alentar a los intermediarios regionales, como Jordania y Egipto, a generar nuevas contrapropuestas.
Pero, entonces, ¿cuál es su papel en la negociación para un alto el fuego entre Rusia y Ucrania?
Según la Casa Blanca, Witkoff jugó un papel fundamental en la liberación, por parte de Rusia, del profesor estadounidense Marc Fogel, que significó el primero de varios intercambios de prisioneros entre Rusia y Estados Unidos —también con Bielorrusia de por medio—, claves para acercar posturas y normalizar las relaciones tras varios años de calma tensa. Según Trump, Witkoff se reunió con Putin en Moscú durante tres horas y media para negociar la liberación de Fogel.
Y es que, pese a la ausencia de trabajos de índole diplomática previamente, una de las bazas que expresó el presidente estadounidense cuando confirmó a su amigo Witkoff en su nuevo cargo fue su habilidad negociadora. Forjada en las calles neoyorquinas, en los rellanos de edificios gigantes y lujosos.

De izquierda a derecha: Steve Witkoff, Marco Rubio y Mike Waltz
Ayer, en la reunión en Riad entre las delegaciones de Rusia y Estados Unidos, Witkoff formaba parte del equipo estadounidense junto a Marco Rubio, secretario de Estado, y Mike Waltz, consejero de Seguridad Nacional. Y aunque, en la rueda de prensa posterior a la reunión, Rubio y Waltz llevaron todo el peso —Witkoff, en su única intervención, titubeó y tartamudeó— es evidente que su papel en las negociaciones con Rusia es esencial.
Una muestra más de lo volátil y absurdo que es todo. Porque sin querer restarle mérito a Witkoff, que construyó su imperio a partir de esfuerzo y un saber hacer a la hora de invertir en propiedades, al final fue un simple sándwich, entre el humo y el alboroto de las calles neoyorquinas, lo que le cambió la vida y le colocó en la primera línea negociadora del tablero geopolítico.