
Las delegaciones de Estados Unidos y Rusia, en Riad
EE.UU. y Rusia acuerdan grupos de trabajo sobre Ucrania pero no ponen fecha a la cumbre entre presidentes
Las expectativas de la primera reunión bilateral entre delegaciones de Estados Unidos y Rusia eran muy altas. El encuentro que empezó a primera hora de la mañana en la capital de Arabia Saudí, Riad, y que se alargó durante cinco horas –con parada para el almuerzo incluida–, ha dejado patente que las posturas con respecto a Ucrania aún están «lejos». Tampoco de este encuentro, liderado por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, ha salido una fecha concreta para la esperada cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin, pero sí se han comprometido a formar sus respectivos equipos y «sentar las bases para una negociación futura».
«Trabajaremos para crear las condiciones para tal reunión», declaró Yury Ushakov, asesor del Kremlin, al término de la reunión. A una pregunta de los periodistas de que si esa cumbre entre presidentes podría tener lugar antes de que acabe este mes de febrero, Ushakov explicó que «tiene que haber un trabajo denso entre las delegaciones de los dos países» y señaló que todavía es «pronto para hablar de un periodo concreto o fechas específicas», según recoge la agencia de noticias rusa Interfax. Por su parte, Kirill Dmítriev, director del fondo soberano ruso, en declaraciones al Canal Uno, describió el diálogo como «positivo y constructivo».
«A diferencia de la Administración Biden, que nunca intentó escuchar la posición de Rusia, éste ha sido un esfuerzo muy claro por iniciar el diálogo, entender la posición de Rusia y discutir las cosas en las que estamos de acuerdo», aseveró el oligarca. En este sentido reconoció que, durante el encuentro, ambas partes han estado de acuerdo en muchos aspectos y han podido «conocernos mucho mejor». «Ahora nos entendemos mucho mejor», subrayó. Los mensajes son claros ha habido acercamiento, pero no entendimiento.
La Casa Blanca, en boca del portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, informó de que las delegaciones estadounidense y rusa han acordado «abordar los aspectos irritantes de nuestra relación bilateral con el objetivo de dar los pasos necesarios para normalizar el funcionamiento de nuestras respectivas misiones diplomáticas». En esta misma línea, agregó que del encuentro salió el compromiso de designar equipos de alto nivel para las conversaciones sobre Ucrania con el objetivo de encontrar «una vía para poner fin al conflicto lo antes posible de una manera que sea duradera, sostenible y aceptable para todas las partes».
«Tendrá que haber concesiones»
Tras terminar la reunión con la delegación rusa, los enviados de Estados Unidos se dirigieron a los medios para aclarar en qué punto exacto se encuentran las negociaciones. «El presidente Trump ha dejado claro que esta guerra tiene que terminar, están muriendo personas en la frontera oriental de Ucrania, eso es algo que no se puede permitir, que no interesa a Rusia, Estados Unidos ni al mundo. El presidente Trump quiere que esto avance de forma rápida. No solamente para detener la guerra, sino para generar una relación estable y estabilizadora. El proceso ha empezado» confirmó Mike Waltz, consejero de Seguridad Nacional.

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el consejero de seguridad nacional, Mike Waltz
Por su parte, el secretario de Estado, Marco Rubio, confirmó que «para que un conflicto acabe, todos los que participan tienen que aceptar el final de la guerra. El objetivo de la reunión de hoy era reforzar la comunicación tras la llamada de la semana pasada. Desde el primer día Trump ha dicho que quiere acabar este conflicto de una manera sostenible. Hoy ha sido el primer paso en ese proceso».
«Para que cualquier conflicto acabe, tiene que haber concesiones por las partes. En algún momento de las negociaciones, la Unión Europea tendrá que sentarse a la mesa. Durante tres años de conflicto no se ha logrado nada como lo conseguido hoy. Solamente Trump podía hacerlo. El mundo debería estarle agradecido». Waltz, por otro lado, ha avanzado que Estados Unidos está «de acuerdo» en hablar con todos los aliados. «Ayer Trump llamó a Macron y Starmer visitará Washington la semana que viene. Todavía no hemos fijado fecha para una reunión entre los presidentes (Trump y Putin)».
«¿Se incluirá a Europa en las negociaciones», han preguntado a la delegación estadounidense. «La diplomacia se basa en acciones. El resultado dependerá de todas las partes del conflicto y si aceptan ciertos compromisos. Reitero que esto ha sido algo que Trump dejó claro en la campaña: él era el único que podía iniciar este proceso». Waltz, por otro lado, ha dado la bienvenida a las medidas que Francia y el Reino Unido discutieron ayer para contribuir en Ucrania, donde los británicos, junto a los suecos, afirmaron «estar dispuestos» a mandar tropas al frente.
Sobre este último punto se refirió Lavrov, advirtiendo que es «inaceptable» el despliegue de tropas de países europeos en Ucrania. «La aparición de fuerzas de los mismos países de la OTAN bajo otra bandera, sea nacional o de la Unión Europea, no cambia nada. Eso sigue siendo inaceptable», apuntó el ministro de Exteriores ruso. Con respecto a la relaciones entre Rusia y Estados Unidos, Lavrov anunció que las partes se comprometieron a nombrar embajadores lo antes posible, así como a levantar los «obstáculos a las misiones diplomáticas», incluidas las restricciones a las transferencias bancarias a las embajadas.
Trump, como gran hombre de negocios, no ha dejado pasar la oportunidad de discutir con su contraparte rusa las posibilidad de inversión ante un posible cese de hostilidades en el país centroeuropeo. El magnate ya le propuso al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, un acuerdo para acceder a sus tierras raras a cambio de apoyo económico y militar. El ucraniano rechazó la propuesta porque, según él, no contenía «garantías de seguridad» para su país. Ahora, en Riad, la delegación estadounidense ha tanteado con el Kremlin «la futura cooperación en asuntos de interés geopolítico mutuo y las oportunidades económicas y de inversión históricas que surgirán de un final satisfactorio del conflicto en Ucrania».
En su rueda de prensa diaria y en plena reunión de las delegaciones, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, reconoció al derecho de Kiev de formar parte de la Unión Europea (UE), pero descartó cualquier «asociación militar». Más contundente fue la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, que marcó una clara línea roja con respecto a Ucrania y la Alianza Atlántica (OTAN). «El ingreso de Ucrania en la OTAN... es inaceptable para nosotros. Esto crea graves amenazas para nuestra seguridad y tendrá consecuencias catastróficas para toda Europa», advirtió Zajárova.
La portavoz de Exteriores rusa adelantó que Moscú no se conforma con la simple promesa de la OTAN de que no aceptará a Ucrania y exigió a la Alianza que «reniegue de sus promesas de Bucarest de 2008». Zajárova recordaba así la promesa lanzada desde la capital de Rumanía hace ya 17 años que dejaba la puerta abierta a Ucrania y Georgia. Dos países donde, desde entonces, Moscú ha protagonizado campañas militares. Paralelamente, Europa, que sigue peleando por un asiento en la mesa de negociaciones, ha recibido en Bruselas al enviado especial de Trump para la guerra en Ucrania, Keith Kellogg.
Tanto la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como el presidente de la Comisión Europea, António Costa, recordaron a Washington que la UE ha apoyado ampliamente a Kiev tanto militar como económicamente. «Europa contribuyó más que cualquier otro. Y vamos a intensificar nuestros esfuerzos», compartió Von der Leyen en su cuenta de X, antes Twitter, una vez finalizada la reunión con Kellog. Muestra del abismo que existe entre Washington y Bruselas es que no se ofreció una rueda de prensa conjunta. Costa, por su parte, insistió en que «Ucrania puede contar con Europa».