El emperador se enfada y regaña estentóreamente
Es obvio que Trump quiere soltar lastre a cualquier precio en Ucrania, quizás por concentrarse en la amenaza comercial y política china
El presidente Donald Trump recibe al presidente Volodimir Zelenski en la Casa Blanca
Donald Trump recibe a los dirigentes europeos como un emperador medieval. A los de los países relevantes, como Francia, Gran Bretaña, próximamente Alemania, como si fueran reyezuelos a los que él protege, pero que le deben pleitesía. Al pobre Zelenski como a un plebeyo muerto de hambre y desagradecido.
La escena que la Casa Blanca nos ha ofrecido en directo del match entre Zelenski contra dos pesos pesados, Trump y Vance, puede entrar en los anales de las barbaridades protocolarias y debe haber causado el regodeo orgásmico de Putin y sus compinches.
Con Macron y Starmer el americano ya apuntó maneras. Agrandó la contribución americana a Ucrania y empequeñeció la europea, que es mayor que la yanqui. Con Zelenski él y su vicepresidente se han ido arriba. La escena ante la prensa y un puñado de funcionarios ha degenerado en una discusión tabernaria en la que el presidente y vicepresidente quitaban la palabra para tirar altivamente de las orejas al ucraniano.
Ya al recibirlo, Trump ha gastado una broma de mal gusto al decirle que hoy venía muy bien trajeado. Luego en el Despacho Oval ha tenido frases iniciales amables manifestando que era un honor recibirlo y que los ucranianos habían luchado muy bravamente. Pronto han comenzado los reproches: nunca nos has dado las gracias por la ayuda(lo que es falso), o haces un trato con Rusia o te dejemos caer (frase humillante dado que el agresor es Putin que impone condiciones leoninas). Estás jugando con la tercera guerra mundial, tienes que estar más agradecido y la altanería ha llegado a un punto álgido cuando Trump, cabalgando en su ego, le ha espetado que Putin no respetaba a Obama ni a Biden, a él sí y que Zelenski no está en condiciones de indicar lo que Estados Unidos deberá soportar si no se para a Putin. A Estados Unidos, Zelenski no puede atreverse a indicarle lo que debe hacer (Trump y Vance a Zelenski sí).
El momento en que los dos americanos se han vuelto más agresivos ha sido cuando el ucraniano ha declarado que Ucrania no puede aceptar un alto el fuego lisa y llanamente, que hacen falta más garantías. Finalmente, el ucraniano no firmó el acuerdo de tierras raras durante su visita a la Casa Blanca, como se pensaba.
La tensión ha sido palpable e inusitada en varios momentos y curiosamente la prensa americana poco trumpiana, el New York Times, el Washington Post, dan cuenta del tema en tono reprobatorio, pero por el momento menos escandalizados que los medios de información europeos o españoles.
Es obvio que Trump quiere soltar lastre a cualquier precio en Ucrania, quizás por concentrarse en la amenaza comercial y política china y que además en su egolatría está obsesionado con ser el redentor acabando con la guerra de Ucrania y para ello quiere que este país pague la factura a cualquier precio, pérdida de territorio, no entrada en la OTAN, ausencia de garantías si Rusia da otro zarpazo dentro de 5 años, etc.
Y se me ocurren dos cosas, una frívola, yo no encargaría nunca a Estados Unidos en un gobierno mundial el departamento de protocolo. Y más seriamente, en mi larga vida de diplomático nunca pude imaginar a Estados Unidos votando en la ONU con Rusia y Corea del Norte, contra los europeos, y a Trump abrazando las tesis de Putin en la agresión a Ucrania. Es un sueño para el ruso y una pesadilla para la mayor parte de Ucrania. Y me gustaría haber estado entre los boys de la prensa en el Despacho Oval y preguntar a Trump: ¿si usted fuera el invadido, aceptaría perder una quinta parte de su territorio y no poder firmar tratados que disgusten al invasor? Conteste sin acritud.