
Los Demócratas vencieron las elecciones del martes
Qué le espera a Groenlandia tras las elecciones y cuáles son los pasos hacia el independentismo
Era difícil hacer predicciones de qué pasaría en las elecciones groenlandesas debido a la falta de sondeos y lo disperso de su población, pero es indudable que la sorpresa saltó este martes en la isla más grande del mundo, no tanto por la victoria de Demokraatit (Los Demócratas), un partido liberal, como, especialmente, por el derrumbre pronunciadísimo de los dos partidos que formaban la actual coalición, el izquierdista Inuit Ataqatigiit (IA) y el socialdemócrata Siumut, que a su vez son las únicas formaciones que han encabezado gobiernos en Groenlandia desde la implantación de la autonomía en 1979.
Ahora, como siempre después de unas elecciones, sean donde sean, es la hora de formar Gobierno. Demokraatit ha logrado 10 de los 31 escaños del Inatsisartut, el Parlamento groenlandés, por lo que no tiene mayoría absoluta. Deberá buscarse un socio y su líder, Jens-Frederik Nielsen, un jugador de bádminton de 33 años, no ha cerrado la puerta a ninguna de las dos opciones que les permitiría gobernar: aliarse con Naleraq —que ha logrado ocho escaños— la formación más radicalmente independentista y menos crítica a los comentarios expansionistas de Donald Trump, o con los ecologistas del IA —siete escaños— del primer ministro saliente, Múte Egede.
¿Qué defiende Demokraatit, el partido vencedor de los comicios? Al igual que cinco de los seis partidos que participaron en las elecciones, Los Demócratas son partidarios de la independencia de Groenlandia respecto a Dinamarca. Pero no es la cuestión que se encuentra más arriba en su lista de prioridades. La isla, territorio autónomo de Dinamarca, depende económicamente de Copenhague, que envía unos 500 millones de euros anuales. Por lo tanto, Nielsen sabe que, antes de independizarse, Groenlandia debe ser capaz de valerse por sí misma económicamente, por lo que ha abogado por el desarrollo de la minería en el territorio y la explotación de los recursos minerales que tanto interés han suscitado a Trump.
Si forman gobierno de coalición con el partido Naleraq, dirigidos por el piloto de aviación Pele Broberg, la cuestión de la independencia será uno de los primeros temas que se pongan sobre la mesa. Por ahora, ese partido, que ha logrado un 25 % de los votos —el doble que en los anteriores comicios—, ha sido el menos crítico con los comentarios de Trump sobre la «necesidad absoluta de controlar Groenlandia, no descartando la fuerza militar», e incluso ha puesto sobre la mesa un tratado de libre asociación con el gigante norteamericano a cambio de apoyo económico y seguridad.
¿Cómo sería el proceso de independencia?
A principios del siglo XVIII, Groenlandia se convirtió en una colonia de Dinamarca y así siguió hasta 1953, cuando se integró definitivamente en el Reino de Dinamarca. Más tarde, en 1979, se celebró un referéndum en el territorio isleño y Groenlandia pasó a convertirse en un territorio autónomo. 30 años después, en el 2009, ampliaron considerablemente sus competencias, aunque siguen dependiendo de Dinamarca en materia de defensa y política exterior.
Según el estatuto de autonomía de 2009, Groenlandia tiene derecho a la autodeterminación. Si una mayoría del Inatsisartut votara a favor de activar el proceso de independencia, y se llegara a un acuerdo con Dinamarca sobre cómo llevar a cabo la separación, los groenlandeses tendrían que votarlo en un referéndum, donde todo indica que el proceso saldría adelante. Si se aprobara, el último paso sería su aprobación en el Parlamento danés.

Los Demócratas dieron la sorpresa en las elecciones groenlandesas
Un proceso largo y complejo, que necesita que muchas cosas salgan bien, pero que, si se inicia, todo indica que saldría adelante hasta el final. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha comentado en reiteradas ocasiones que «son los groenlandeses quienes deben decidir su futuro», por lo que no se esperan grandes trabas de Copenhague si el proceso se inicia.
Antes, eso sí, como reconocen los propios groenlandeses, hay mucho camino que recorrer. La economía o la sanidad de la gigantesca isla siguen siendo muy dependientes del país escandinavo, y el país afrontaría muchas complicaciones si no tienen a nadie donde apoyarse. A veces más es menos, y Groenlandia deberá estudiar con mucha precaución su próximo movimiento ahora que los ojos del mundo se han puesto sobre ella.