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Los 10 presidentes y primeros ministros que tuvieron que abandonar sus cargos por corrupción

Los 10 presidentes y primeros ministros que tuvieron que abandonar sus cargos por corrupciónDavid Díaz

Los presidentes y primeros ministros europeos que cayeron por casos de corrupción menores a los de Sánchez

La lista de los que tuvieron que abandonar sus cargos acorralados por la corrupción en Europa asciende, salvo ausencia de alguno, a los 10 siguientes

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobrevive, en términos políticos, a pesar de estar acorralado por una cadena de casos de corrupción que tienen a su familia y a parte de la cúpula del PSOE y colaboradores, a un paso del banquillo.

Nunca antes en democracia, en España y en el resto de Europa, se había visto un escenario igual. Entre los procesados e investigados del círculo de Sánchez, se alcanza la treintena.

Los más destacados son su hermano, David, el fiscal general Álvaro García Ortiz, su antigua mano derecha, ex ministro y máximo responsable del PSOE, José Luis Ábalos, Koldo (el guardián de la urna que lleno Sánchez de votos falsos) y naturalmente, Begoña Gómez, su mujer. El último en estar en la lupa de la justicia es el ex presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Gallardo que ante la amenaza de ser imputado, en un proceso «express» forzó la dimisión de varios diputaos del PSOE para tener fueros/impunidad.

En busca de casos de corrupción tan escandalosos como los que cercan a Pedro Sánchez la lista no es menor, pero ninguno de los que tuvieron que abandonar el poder resistieron, como hace el presidente del Gobierno, en ese océano de corrupción.

Bettino Craxi

La operación manos limpias que se avecinaba y las causas judiciales que rodeaban al socialista que llegó, prácticamente, de rebota al poder, provocaron la caída de un hombre que prefirió refugiarse en Túnez antes que comparecer ante los magistrados que tenían garantizada una condena para él. Aun así, Craxi no se libró. Fue juzgado en rebeldía y condenado a 27 años de cárcel por los delitos de corrupción. De estos, 9 años y 8 meses fueron confirmados en apelación. De telón de fondo, el uso de una obra de beneficencia de Milán para ejecutar un plan sistemático de financiación ilegal del Partido Socialista Italiano (PSI).

El error de Craxi fue abandonar en marzo de 1987 el Palacio de Chigi donde permaneció por cuatro años. Lo hizo sin garantizarse unos fueros que le permitieran gozar de la inmunidad/impunidad que necesitaba. Su idea, tras dimitir, era volver a recuperar el mando y regresar aupado por la multitud, como una víctima. Lo que pasó fue exactamente lo contrario, Bettino Craxi se convirtió en el símbolo de corrupción nacional, no podía poner un pie en la calle (como Pedro Sánchez) y en una ocasión hasta le lanzaron monedas a la cabeza. Amargado, enfermo, con una diabetes galopante y lejos de su Italia querida, Craxi murió como un apestado. La fecha ya es historia: el 19 de enero de 2000, a los 65 años.

Christian Wulff

El caso del expresidente alemán es emblemático. 700 euros de un regalo fueron suficiente para que tuviera que presentar su dimisión en 2012,. La corrupción en Alemania está severamente penada y mal vista en la sociedad, a pesar de que hasta hace unos años tenían leyes que permitían los sobornos en el exterior a los inversionistas. En realidad, apuntaban a buena parte de los países de Hispanoamérica donde las coimas o mordidas suelen ser moneda corriente.

Wulff no logró convencer a los investigadores ni a la población de la nula importancia de haber recibido un obsequió con un valor económico mínimo. Resistió dos meses intentándolo, pero, finalmente, el presidente de Alemania se vio obligado a dimitir.

El escándalo pudo con él y con el productor de cine que había tenido el «detalle.» Le acusaron de tráfico de influencias. Otro ingrediente le empujaría a tirar la toalla. Los medios de comunicación le seguían la pista por vínculos con otros empresarios que presuntamente se habría beneficiado de su situación. Wulff intentó censurar las publicaciones y el remedio fue peor que la enfermedad.

Sebastián Kurt

Sebastián Kurt, el joven canciller austriaco, promesa de futuro para los conservadores tuvo un éxito fugaz. En octubre de 2021 la Fiscalía austriaca entró en sus oficinas con una orden judicial para registrar a fondo cajones, ordenadores, pendrives, carpetas y cualquier material que pudiera incriminarle, como así sucedió, en una operación de malversación de fondos y sobornos para manipular las encuestas que le habían llevado al poder y provocar, como logró, la caída del entonces líder del Partido Popular Astriaco (PPA), Reinhold Mitterlehner .

El escándalo involucro a una decena de políticos (cómplices) y provocó la ruptura de la coalición de Gobierno. Werner Kogler, su socio de la formación de Los Verdes-La Alternativa Verde y vicecanciller le dio la puntilla: «Ya no puede ocupar el cargo», sentenció. El joven canciller, de 33 años, que estuvo menos de dos en el poder, presentó su dimisión el 11 de octubre de 2021.

Antonio Costa

El líder socialista portugués es el ejemplo del político con reflejos y respeto a las instituciones. A Costa la sombra de la corrupción se le echo encima por la presunta gestión irregular en los contratos de extracción de litio y producción de hidrógeno.

La dignidad de las tareas de un primer ministro no son compatibles con ninguna sospecha sobre la integridadAntonio Costa

El ex primer ministro, que ni siquiera sería procesado, no dudó: «La dignidad de las tareas de un primer ministro no son compatibles con ninguna sospecha sobre la integridad, el buen comportamiento y menos aún con cualquier tipo de acto delictivo», afirmó en un mensaje de televisión tras presentar su dimisión al presidente, Marcelo Rebelo de Sousa. «No intentaré mantener el cargo de primer ministro, he sido muy claro al respecto. Es una etapa de mi vida que ya está cerrada», añadió.

Con excelentes relaciones en Bruselas, A Costa no le costó mucho esfuerzo lograr que le nombraran Presidente del Consejo Europeo. Si Pedro Sánchez hubiera reaccionado a tiempo posiblemente seria él quien ocupara ese puesto. Entonces, el presidente del Gobierno todavía tenía una buena reputación en la UE. Hoy, le conocen demasiado bien.

Alexander Boris de Pfeffel Johnson

Más conocido como Boris Johnson o la «ambición rubia», al ex primer ministro británico, la Covid le pasó la factura más alta de su carrera. Las fiestas o partygates en la residencia oficial del primer ministro, prohibidos por él mismo, sacudieron a la sociedad británica.

Johnson que en su época de juventud fue expulsado de un periódico por plagiar un artículo (Pedro Sánchez también sabe de eso), luchó a brazo partido para evitar su destitución. Mentiroso serial, las imágenes, los testimonios y él mismo le delataron. El tory que se prometía eterno en el poder tuvo que salir por la puerta de atrás de Downing Street el 7 de julio 2022. Las mentiras sostenidas, en cinco ocasiones, le impidieron volver a entrar a Westminster en calidad de ex diputado.

Ivars Godmanis

Exprimer ministro de Letonia. La caída de la Unión Soviética llevó a Godmanis a convertirse en el primer ministro de Letonia en diciembre de 2007. La democracia y su gestión parecían seducir a la población al punto que logró la reelección. Cuando su trayectoria parecía un camino de rosas, la crisis de 2008 le arruino los planes.

Como suele suceder en política, Godmanis pasó de ser un ídolo a ser considerado un corrupto obligado a presentar su dimisión en 2009. Le acusaron de tráfico de influencias con contratos de empresarios amigos y de no saber gestionar la crisis.

Victor Ponta

En octubre de 2015, el incendio de una discoteca en Bucarest, que dejó un saldo de 64 muertos, desembocó en una ola de protestas contra una clase política calificada de corrupta. El escenario, salvando las distancias, recordó al de la Argentina de 2001 y el lema: !Que se vayan todos¡ El efecto de las protestas se tradujo en la dimisión del jefe del gobierno, Víctor Ponta (Partido Socialdemócrata), enredado en varias investigaciones judiciales.

El ex primer ministro rumano fue absuelto en un juicio en el que estaba acusado de falsedad y blanqueo en la época.

Petr Necas

En junio de 2013, el primer ministro checo de centroderecha Petr Necas, dimitió por un escándalo de corrupción y abuso de poder en el que también estaba implicada una colaboradora próxima que también resultó ser su amante. La fiscalía renunció a emprender acciones contra él.

Nicolás Sarkozy

Era el primer ministro de moda. Ocupaba portadas de revistas por su gestión y sus costumbres, como utilizar zapatos con alza simulada. Presidente de Francia entre el 16 de mayo de 2007 y el 15 del mismo mes de 2012, Angela Merkel se quejaba de que se arrimaba demasiado al saludarla y al posar en las fotos. Carla Bruni no tenía ese problema, encantada con el francés se casaron en 2008 después de que él se divorciara de su segunda mujer, Cecilia Ciganer Albéniz.

La carrera de Sarkozy, empezó bien, siguió mejor y terminó en un banquillo. O para ser más precisos, en su casa con una pulsera electrónica. Tráfico de influencias, corrupción, financiación ilegal del partido e intento de soborno son los delitos que le han condenado a una vida en las sombra.

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