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Un tanque israelí estacionado cerca de la frontera con Gaza

Un tanque israelí estacionado cerca de la frontera con GazaGil Cohen-Magen / AFP

20 años del dilema israelí en Gaza: de la «desconexión» de Ariel Sharon a la ocupación ordenada por Netanyahu

Resulta simbólico que justamente al cumplirse 20 años desde el comienzo del plan israelí de «Desconexión de la franja de Gaza», concebido por el entonces Primer Ministro Ariel Sharon, Israel esté enfrascado nuevamente en lo que muchos ven como el «pantano gazatí». A raíz de la masacre del 7 de octubre del 2023 perpetrada por Hamas en el sur de Israel, las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron una fuerte ofensiva contra la organización terrorista, pero habiendo transcurrido ya más de 22 meses desde entonces, aún no se ve claramente la solución en el horizonte, y para peor, 50 israelíes siguen secuestrados en Gaza.

Una de las grandes preguntas que se plantean hoy no pocos israelíes- especialmente los críticos de aquella retirada- es si acaso aquella salida israelí de Gaza, fue la antesala del 7 de octubre o facilitó en el terreno el asalto terrorista. Es relevante analizarlo hoy, cuando a raíz de la decisión tomada hace una semana por el gabinete de seguridad de Israel, el ejército israelí deberá tomar control de la ciudad de Gaza. El declarado objetivo es destruir a Hamas y recuperar a los secuestrados, aunque las advertencias en el sentido contrario son numerosas.

Veinte años han pasado pues desde la retirada hasta el momento actual, cerca de una posible ocupación, aunque esa palabra no aparece en la resolución oficial. Y son numerosos los israelíes que consideran que la guerra debe terminar, que esperan que esa decisión no se concrete porque el precio a pagar a distintos niveles, es demasiado alto.

Algo de historia

Cuando se fundó el Estado de Israel en 1948 y cinco ejércitos árabes le atacaron, en el frente sur Egipto ocupó la franja de Gaza, que era parte del Mandato Británico en la Palestina histórica. En 1967, al repeler el ataque egipcio en la guerra de los Seis Días, Israel conquistó ese territorio, administrándolo hasta su retirada en el 2005. En el frente jordano ocupó Cisjordania y en el sirio los altos del Golán.

El 15 de agosto del 2005, las Fuerzas de Defensa de Israel comenzaron el desalojo de más de 8.000 civiles israelíes que vivían en 21 asentamientos en la franja de Gaza y 10 días después, a algunos cientos de cuatro asentamientos en el norte de Samaria, en el marco del plan de desconexión aprobado por el gobierno del entonces Primer Ministro Ariel Sharon y la Kneset, Parlamento de Israel.

Los residentes protestan contra la evacuación de la comunidad israelí de Kfar Darom (2005)

Los residentes protestan contra la evacuación de la comunidad israelí de Kfar Darom (2005)Israel Defense Forces

Para la población local, fue un trauma personal y nacional. Tanto los habitantes como los soldados que tenían que evacuarlos, lidiaron con una situación dramática que para muchos dejó una marca indeleble.

La mirada de los protagonistas, desde la perspectiva actual

Para analizar lo hecho en aquel entonces y cómo se lo ve en la perspectiva actual, El Debate conversó con dos de los principales protagonistas de aquel capítulo dramático en la historia de Israel: el abogado Dov Weisglass, jefe del despacho del Primer Ministro Ariel Sharon, y el General retirado Dan Harel, que como jefe del Comando Sur del ejército en aquel momento, fue el encargado de la implementación del plan de desconexión.

«Ya años antes, Sharon había visto la necesidad vital de separarse de los palestinos e inclusive de establecer un Estado palestino», dice Weisglass en entrevista especial hace pocos días. «Cuando el Cuarteto internacional (formado por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU) presentó al mundo el plan llamado «Hoja de Ruta» que determinaba que en el futuro se establecería un estado palestino pero sólo después de reformas fundamentales que los palestinos deberían hacer a distintos niveles, Sharon entendió que tarde o temprano no estaríamos en Gaza».

Estaba claro: «Sharon sabía que en cualquier acuerdo futuro saldríamos de Gaza y que por lo tanto no tenía sentido el peligro que corrían tanto los civiles que vivían allí como los soldados que los cuidaban y por lo tanto, que era necesario salir».

Weisglass rechaza tajantemente la noción que fue la desconexión lo que allanó el camino al horror del 7 de octubre. «No hay relación ninguna entre la desconexión y el ascenso de Hamás al poder en el 2007. Hamás llegó al poder por la fuerza, las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina huyeron, las FDI de todos modos no estaban involucradas en ello en absoluto. Ya no estaban allí hacía tiempo. Y si no hubiera habido desconexión, el 7 de octubre los primeros asesinados habrían sido los habitantes de los asentamientos en esa zona».

Weisglass tiene también críticas directas a la línea del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, que fue el jefe de gobierno ya desde el 2009 hasta el 2023. «En ese lapso, toda la visión estratégica israelí es la lucha contra la Autoridad Palestina y la solución de dos Estados, y, en cambio, el establecimiento de cierto tipo de «modus vivendi» con Hamás. Ahora estamos en otra etapa. La guerra en curso, lanzada después de la masacre, era inevitable. Pero el nuevo plan de conquistar Gaza es un paso erróneo, está de más, que proviene del hecho que el gobierno no tiene estrategia alguna».

Y resume: «Después de los horrores vividos el 7 de octubre, Israel tuvo que reaccionar con toda la fuerza y potencia, entrar en Gaza, hacer lo que hicieron. Pero una guerra militar sin una conclusión política, es un serio problema».

Lo mismo siente el General retirado Dan Harel, quien en aquel agosto del 2005 se estaba desempeñando como jefe del Comando Sur de las FDI y por lo tanto fue sobre sus hombros que recayó la responsabilidad de concretar la desconexión. Está seguro de que si no hubiera habido desconexión, el 7 de octubre habría ocurrido igual, porque entre aquel 2005 y el 2023, Israel no tomó las medidas necesarias para frenar lo que se venía, y ese fue a su criterio el pecado que hizo posible la masacre.

«Es una tontería decir que hay una línea directa entre la retirada y el 7 de octubre, como si no hubiera habido nada en el medio», dice a este diario. «Recordemos ante todo que aquello no era idílico, yo recuerdo bien cuánto tuvimos que combatir el terrorismo. Si el 7 de octubre hubiera ocurrido cuando había asentamientos israelíes allí, Hamás habría asesinado a todos».

Tiene duras críticas a Netanyahu por no haber tomado medidas contra Hamás a tiempo, por haber permitido que reciba dinero de Qatar que fue a cohetes y túneles. Y ahora, por considerar que no está siguiendo el rumbo correcto en la guerra.

Sabía que asentamientos con 8.000 judíos junto a un millón de palestinos, no tenían futuroDan HarelJefe del Comando Sur de las FDI en 2005

Pero eso no borra su convicción de entonces: «Por un lado, sabía que asentamientos con 8.000 judíos junto a un millón de palestinos, no tenían futuro. Y por otro, medio año antes de la retirada, escribí una carta al Jefe de Estado Mayor señalando que las amenazas de la franja de Gaza volverán, Hamás tomará el control de la franja, lo cual ocurrió un año después de la retirada. E incluso llamé a la franja Hamastán».

Pero la decisión de salir de Gaza ya estaba tomada. «Tenía claro que si el gobierno quería evacuar, lo decidía, el Parlamento lo había aprobado y la Suprema Corte de Justicia había rechazado once apelaciones contra la retirada, las FDI no tienen más remedio, como ejército de un país democrático, que cumplir la orden. De lo contario, se termina la democracia».

Ahora, le preocupa el desafío actual: «Hay que detener la guerra en Gaza, recuperar a todos los rehenes y prepararse en el perímetro, una franja adyacente a la frontera con Gaza, que sirva de control. Hamás en la práctica ha sido derrotado como ejército terrorista. Ganamos la guerra. Estamos pagando precios terribles a todo nivel por continuar la guerra. Lo que temo es que Netanyahu, como siempre, elija el camino intermedio: no va a ocupar la franja ni tampoco abandonarla. Mantiene la situación actual, porque preserva su coalición. Es una locura. No podemos seguir así».

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