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Columnas de humo se elevan sobre Saná, capital de Yemen

Columnas de humo se elevan sobre Saná, capital de YemenAFP

Israel bombardea la capital de Yemen tras denunciar el uso de un misil con ojiva de racimo por parte de los hutíes

Se han reportado daños materiales y cortes temporales de suministro en Saná, capital de Yemen

La guerra en Gaza ha vuelto a encender otro frente lejano: el de Yemen. Este domingo, los rebeldes chiíes hutíes denunciaron que Israel lanzó varios ataques contra infraestructuras civiles en la capital Saná, incluida una compañía petrolera y una central eléctrica en el sur de la ciudad. Medios afines a los insurgentes, como la agencia oficial Saba y la cadena Al Masirah, hablaron de «varios ataques» sobre la estación de la empresa estatal de petróleo y sobre la central de Haziz.

El Ejército israelí, poco después, confirmó la operación pero dio otra versión, según la cual asegura haber golpeado «infraestructuras militares del régimen terrorista hutí», incluidas una base militar, dos plantas eléctricas y un almacén de combustible supuestamente utilizados para actividades armadas. «Entre los objetivos se encontraba un complejo en el que se encuentra el palacio presidencial», indicó un comunicado castrense.

Por el momento, no hay información clara sobre víctimas. Sí se reportaron daños materiales y cortes temporales de suministro, en una capital ya castigada por una década de guerra civil.

El bombardeo llega apenas dos días después de que Israel denunciara que, por primera vez, los hutíes utilizaron un misil con ojiva de racimo contra su territorio. El proyectil, lanzado el viernes desde Yemen, se fragmentó en pleno vuelo y cayó en varias piezas cerca de la localidad de Ginaton, en el centro de Israel, sin causar heridos pero dejando daños menores.

Según la Fuerza Aérea israelí, el artefacto «probablemente contenía varias submuniciones diseñadas para explotar al impactar». Aunque el sistema de defensa detectó el lanzamiento, no logró interceptarlo. «Es la primera vez que los hutíes emplean este tipo de misil», subrayó un oficial.

Las bombas de racimo —prohibidas por un tratado internacional que ni Israel, ni Estados Unidos, ni Yemen han firmado— son especialmente controvertidas porque dispersan decenas de pequeñas cargas explosivas en un área amplia, muchas de las cuales pueden permanecer sin detonar durante años, convirtiéndose en trampas mortales para la población civil.

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