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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), ofrece una rueda de prensa junto al canciller de Alemania, Friedrich Merz, tras su encuentro este jueves en el Palacio de la Moncloa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al canciller de Alemania, Friedrich Merz, en el Palacio de la MoncloaEFE

Merz evita entrar al trapo de la oficialidad del catalán en la UE y emplaza a Sánchez a esperar a la IA

El presidente del Gobierno reconoció que espera lograrlo «en un futuro no muy lejano»

La primera visita del canciller de Alemania, Friedrich Merz, a España desde que ganó las elecciones el pasado mes de mayo ha plasmado las muchas diferencias con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La guerra en la franja de Gaza fue su principal punto de desacuerdo, pero no el único. El empeño de Sánchez por introducir el catalán, euskera y gallego como lenguas oficiales en la Unión Europea tampoco agrada al conservador. Alemania, junto a otros países de la UE, ha mostrado su total rechazo a esta iniciativa.

El Gobierno de Sánchez ya coló en el orden del día del Consejo de Asuntos Generales de la UE de mayo y julio la oficialidad, que finalmente no se votó porque, de haberlo hecho, habría salido perdiendo. Ante esta situación, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, evitó volver a debatir el tema el pasado martes durante el primer Consejo en Bruselas tras el parón estival. Durante la rueda de prensa conjunta que concedieron Merz y Sánchez este jueves tras su primer encuentro cara a cara, ambos evitaron abordar la oficialidad, conocedores de que es otro punto de división.

Sin embargo, en la ronda de preguntas, la cuestión salió a relucir y Sánchez no tuvo más remedio que reconocer que efectivamente ambos habían tratado el asunto. «Llevamos 40 años esperando este momento y espero que podamos lograrlo en un futuro no muy lejano», confesó el presidente del Gobierno. Pero Merz se desmarcó de esta posibilidad, arrojando algo de humor a una situación claramente incómoda.

El canciller alemán aseguró ser consciente de la posición española, pero explicó que «cada lengua añadida multiplica la necesidad de traducciones y aumenta la complejidad» en el seno de la UE. Por eso, para quitar hierro al asunto, predijo que, en un futuro, concretamente a «media plazo» podría haber una «buena solución gracias a la inteligencia artificial». «Vamos a poder entender y poder hablar en todos los idiomas de la Unión Europea, aunque todavía pasará un poco de tiempo», señaló el alemán.

Por tanto, el deseo de Carles Puigdemont para que el catalán se convierta en un idioma oficial en la Unión Europea tendrá que esperar, al menos, hasta que la IA avance lo suficiente como para que se pueda utilizar en las tareas de traducción simultáneas. Sánchez necesita del voto favorable de los Veintisiete para sacar la propuesta adelante y así cumplir con una de las muchas promesas que hizo a Junts para poder gobernar. El canciller alemán ha parado los pies al presidente y no está dispuesto a ceder para beneficiarle en sus juegos políticos internos. Pero, además de Alemania, el Gobierno también se enfrenta al veto de Francia, Italia, Finlandia, Suecia, Bulgaria y Croacia.

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