Netanyahu, en su discurso ante una Asamblea de la ONU medio vacía
Gaza, Cisjordania, la ONU y el fútbol: la soledad internacional de Netanyahu
Es la imagen que trascenderá de la Asamblea General de la ONU 2025. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, subiendo al estrado para ofrecer su discurso y los delegados de la gran mayoría de países silbando, abucheando y abandonando la sala. Es también el enésimo pulso que una gran parte de dirigentes mundiales le han tirado al dirigente hebreo en los últimos días, aunque Netanyahu sigue firme en sus convicciones. «Quienes reconocen el Estado palestino mandan el mensaje de que asesinar judíos tiene recompensa», aseguró el mandatario desde el estrado.
Sea como fuere, la presión crece sobre Israel. Y nada lo ilustra mejor que, en su camino hacia Nueva York, tuvo que desviarse y utilizar un camino más largo con el objetivo de evitar países como Francia o España, donde pesa la orden de arresto emitida por el Tribunal Penal Internacional.
La mayoría de líderes mundiales piden el final de la ofensiva israelí en Gaza. Este viernes se calculó la muerte de unas 48 personas en la Franja, y la ONG Médicos Sin Fronteras se ha visto obligada a detener su actividad ante el avance israelí. Al mismo tiempo, el reconocimiento del Estado de Palestina, con Francia, Reino Unido o Canadá entre otros sumándose, aumenta sin parar. Ya son 155 de los 193 Estados miembros de la ONU quienes lo han hecho, por encima del 80 %, y se espera que la cifra aumente progresivamente.
A la vez que se pide el fin de la ofensiva en Gaza, también se demanda la conclusión del plan de asentamientos israelíes en Cisjordania, algo que incluso el presidente de Estados Unidos, Donald Trump —uno de los pocos amigos que le quedan a Netanyahu, aunque quizás el más importante— ha afirmado que «no permitirá». Concretamente, lo que quiere Israel, en un plan impulsado por el ultranacionalista ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, es edificar colonias israelíes sobre tierras palestinas, fragmentando Cisjordania en dos partes incomunicadas y tomando el control total de Jerusalén Este, donde el Estado palestino debería tener su capital.
Muchos países han condenado estas acciones y algunos organismos han decidido pasar a la acción, como la Comisión Europea, que este mes ya anunció la suspensión parcial de los acuerdos comerciales con Israel. En el ámbito deportivo, también se plantea 'castigar' a los equipos de Israel, una iniciativa que ya se utilizó con Rusia en 2022 tras su invasión de Ucrania y que apunta directamente a la ciudadanía israelí como medida de presión.
Protestas por la participación del equipo Israel Premier Tech en la Vuelta
Más allá de las protestas en la Vuelta a España, en los últimos días muchos países han anunciado que no participarán en Eurovisión si lo hace Israel —y la organización del festival ha adelantado a noviembre la votación sobre la permanencia del Estado de Israel—, mientras que, en el fútbol, la UEFA y la FIFA se plantean expulsar a Israel de sus competiciones. Aunque estas dos organizaciones muchas veces no van de la mano, y sus líderes también tienen intereses diferentes (por ejemplo, el presidente de la UEFA es el esloveno Aleksandr Čeferin, procedente de un país que acaba de vetar la entrada en su territorio de Netanyahu; mientras que de la FIFA es el suizo Gianni Infantino, que es íntimo amigo de Donald Trump), se espera que en este caso actúen juntos y está prevista una reunión extraordinaria en los próximos días.
Concretamente, la medida afectaría al equipo Maccabi Tel Aviv, que participa en la Europa League, y a la selección de fútbol de Israel, que no podría ir al Mundial del año que viene —aunque ya lo tiene difícil por méritos deportivos—. Un Mundial que se juega, precisamente, en Estados Unidos, y donde quizás Donald Trump podría tener algo que decir. Este mismo lunes está prevista una reunión en la Casa Blanca entre el presidente norteamericano y Netanyahu, la quinta desde que Trump reasumió el poder. Y mientras el republicano afirma ante la prensa que «la paz está a punto», el resto del mundo contiene la respiración sin saber qué significaría exactamente esa paz y en qué posición quedarían Gaza y Cisjordania. Mientras Netanyahu tenga a Trump, no caminará solo.