La gran victoria de Orbán: Budapest se convierte en el escenario de poder que Europa intentó negarle
El hecho de que la cumbre entre Trump y Putin para intentar poner fin a la guerra en Ucrania no sea en París, Berlín, Londres o Roma, sino en Budapest, le otorga a Orbán una enorme victoria simbólica
El primer ministro Viktor Orbán y el presidente Donald Trump en la cumbre para la paz de Gaza en Egipto
La cumbre por la paz entre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, en Hungría puede ser uno de los grandes pasos para lograr la paz en Ucrania.
Hace unos instantes, Trump ha afirmado que la reunión podría ser a tres bandas, con el propio Zelenski en Hungría, diciendo que estarían «en contacto ante todo». Esto podría ser una señal de que no se trata solo de una charla, como ocurrió en Alaska, sino de algo más que una simple cumbre por la paz. Tener a los dos implicados, junto con la potencia hegemónica en la sala, podría cambiar mucho, especialmente viniendo del hombre que ha acabado con ocho guerras en diez meses de Gobierno.
La guerra entre Rusia y Ucrania se ha ido estancando poco a poco, y parecía que no había una salida clara, salvo una solución diplomática o una peligrosa escalada que podría haber acabado con la paz duradera en Europa. Pero eso puede cambiar con la cumbre de paz que se celebrará en Hungría, o al menos esa es la intención que no se consiguió en Alaska.
Hungría como escenario clave
Tener la reunión en Europa es un gran paso, ya que implica que el continente recupere cierta relevancia diplomática e importancia geopolítica, y ahí entra el hombre de Trump: Viktor Orbán.
Desde que comenzó la guerra, Orbán ha sido claro: la mejor solución para la guerra es una solución diplomática.
Pese a las fuertes presiones desde Bruselas, Washington (durante la administración Biden) e incluso de sus aliados en Polonia y Eslovenia (Morawiecki y Janša, respectivamente), no se doblegó y mantuvo su posición. Incluso ganó las elecciones de abril de 2022 y obtuvo más del 50 % de los votos en las elecciones europeas de 2024.
Orbán, de regreso al centro del tablero
Viktor Orbán no se había visto con Trump desde que este regresó a la Casa Blanca. La primera vez fue hace unos días, cuando se encontraron en Egipto, durante la cumbre por la paz en Gaza. Llamó la atención, ya que ambos mantenían una gran amistad y Trump había mencionado su nombre en varias ocasiones, pero no se habían reencontrado hasta la cumbre en Egipto.
El hecho de que la primera visita de Putin a Europa no sea en París, Berlín, Londres o Roma, sino en Budapest, le otorga a Orbán una enorme victoria simbólica. Desde el principio, pese a todas las presiones, se mantuvo firme en sus convicciones.
Ahora, todos los líderes europeos que lo marginaron y lo calificaron de racista, xenófobo, homófobo o pro-ruso tendrán que presenciar cómo la gran reunión por la paz se celebra en su país.
El momento en el que Bruselas tuvo que mirar a Budapest
Todos los focos estarán ahora sobre Orbán y Hungría, algo que precisamente no buscaban ni Ursula von der Leyen ni la Unión Europea.
De hecho, cuando Hungría tuvo la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, Orbán intentó dialogar con ambas partes no solo como líder nacional, sino también como representante europeo. Esa iniciativa fue duramente criticada por los líderes del bloque, quienes advirtieron que no actuaba en nombre del órgano supranacional.
Este acontecimiento no podría haberle venido mejor a Orbán. Algunos dudaban de su liderazgo y veían a Giorgia Meloni como la nueva cara del conservadurismo europeo.
Con este movimiento, Orbán recupera protagonismo. Ya lo había hecho al fundar Patriots for Europe, el tercer grupo más grande del Parlamento Europeo, y ahora lo consolida al situar a su país como el epicentro de las negociaciones por la paz.
Finalmente, esto le llega en un momento perfecto, ya que a principios del próximo año se celebrarán elecciones en Hungría. Si lograra alcanzarse un alto el fuego o un acuerdo de paz, sería un triunfo político rotundo, no solo porque ocurriría en su territorio, sino porque confirmaría lo que él ha sostenido desde 2022: «La mejor solución es la diplomática.»
Conclusión: Orbán se convierte en el político que mira el mundo
Orbán se perfila como la principal figura mediática, logrando devolver a su país la relevancia en el tablero político internacional.
Asimismo, esto podría presionar a la Comisión Europea para que desbloquee los fondos que han estado congelados por la supuesta falta de rule of law (Estado de derecho) y por las desavenencias políticas en materia de inmigración ilegal e ideología de género.
Por último, si en Hungría se alcanzara algún tipo de acuerdo de paz y se liberaran los fondos europeos, ello podría debilitar las opciones de su principal rival, Péter Magyar, quien, pese a contar con apoyo en ciertos sectores de la sociedad húngara, difícilmente lograría disputarle el poder.
En definitiva, muchos se tendrán que morder la lengua en Bruselas por la gran victoria conseguida por la administración húngara.