Marco Rubio, Jared Kushner e Ivanka Trump: dos alfiles y una reina para el tablero de Oriente Medio
Esta combinación permite a Trump proyectar una política regional que une diplomacia tradicional, velocidad ejecutiva y derechos feministas (Ivanka).
Fotomontaje de Ivanka Trump, Jared Kushner y Marco Rubio
El destacado político uruguayo Aquiles Lanza (1924-85), un hombre respetado más allá de partidos, escribió que «en política los que terminan manejando el poder son los mejor preparados». Si bien no siempre se da, es exacto que cuando sucede el estado funciona con eficacia y alcanza los mejores resultados.
Todos los gobiernos, por debajo del presidente o primer ministro, crean múltiples equipos. Si el país es una potencia, la especialización es clave. Sus decisiones tendrán consecuencias en todo el planeta.
En la actual administración americana hay un trío intocable: Marco Rubio, Jared Kushner e Ivanka Trump. Componen la mayor fuerza en política exterior del presidente Donald Trump.
Marco Rubio
De Rubio, posible presidenciable para 2028, Trump declaró que «pasará a la historia como el mejor secretario de Estado que haya tenido Estados Unidos». El comentario lo consolidó como una de las principales figuras del escenario político.
Senador por Florida, designado por el presidente en su segundo mandato, fue miembro clave de los comités de inteligencia y relaciones exteriores. Se destacó por sus posiciones firmes contra Irán, China, Venezuela y Cuba. Su designación señaló un giro hacia una política más intervencionista.
Ha sido consistente en su respaldo a Israel, y declaró que «si hubiera más 'Israeles' en la región el mundo sería más seguro». Ha definido a Irán –hoy muy debilitado– como la «mayor fuente de inestabilidad en la región».
Este año, realizó una gira por Oriente Medio para promover que Washington desempeñe un rol directo en la reconstrucción de Gaza, tras el desarme de Hamás.
Como secretario de Estado, Rubio tiene total autoridad institucional. Su cercanía con Trump le ha dado peso ante las naciones aliadas, que buscan una línea coherente. En cierto modo equilibra el estilo tan personalista del presidente.
Con Marco Rubio la política en Medio Oriente se volvió explícitamente pro-Israel, y más ligada a las monarquías del Golfo. Además, elevó la reconstrucción económica al núcleo de la diplomacia, no sólo como apoyo humanitario, sino como instrumento estratégico de influencia americana.
Jared Kushner, el estratega
«Jared es un tipo muy inteligente» dice siempre Trump de su yerno. Fue asesor sénior de la Casa Blanca durante su primer mandato (2017-2021). En el ámbito del Oriente Medio, Kushner fue la figura central del equipo de paz del presidente, que buscaba un nuevo paradigma para la región. En una charla en la Universidad de Harvard, afirmó que la región era «un verdadero caos» cuando Trump llegó al poder.
Según analistas de la política americana, incluso tras dejar su cargo público formal, Kushner continuó influyendo como «consejero a distancia» en la estrategia. En los últimos meses volvió formalmente a la primera línea.
Kushner es reconocido como el arquitecto de los Acuerdos de Abraham, que implicaron la normalización de relaciones entre Israel y cuatro estados árabes (Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos). Él mismo declaró que este logro puso «a los países árabes e Israel más cerca que nunca». Defiende la idea de que Medio Oriente debe verse también como una oportunidad de desarrollo económico, no sólo militar. Jared creó relaciones amistosas con líderes de los estados del Golfo -Arabia Saudita, Emiratos, Qatar-, que facilitaron la diplomacia americana.
Su cercanía personal con Trump le permite saltarse gran parte de la burocracia tradicional, lo que aceleró decisiones estancadas. Su enfoque político-empresarial le ayuda a mostrar la diplomacia como una combinación de seguridad, paz y economía. Su estilo puentea el proceso diplomático tradicional en favor de las soluciones rápidas.
La influencia de Kushner creó dos grandes ejes en la política regional de Donald Trump:
1. Priorizó la normalización Israel-Golfo como vía alternativa al viejo enfoque de dos estados (Israel y Palestina)
2. Introdujo la lógica del desarrollo económico en la diplomacia zonal (unir negocios, inversiones y estabilidad).
En síntesis, Jared Kushner aparece como la figura central que definió la diplomacia en Medio Oriente de la era Trump.
Ivanka
Nos referimos a Ivanka como «reina» por su influencia en los temas políticos que le importan, no como una competencia al rol de primera Dama de Melania. Hija predilecta del presidente, fue asesora sénior de la Casa Blanca en temas de economía, desarrollo femenino y emprendimiento. Es judía por conversión, de línea ortodoxa moderna, desde que se casó con Jared. Tienen tres hijos y son a todas luces un matrimonio muy sólido.
En relación a Oriente Medio, si bien no ocupa ningún cargo, visitó países árabes en apoyo a reformas feministas, un asunto muy atrasado en el mundo islámico. Ivanka se pronunció públicamente en Emiratos Árabes Unidos a favor de reformas que den a las mujeres participación en la economía, conectándose así con reclamos de modernización en el Golfo. En Marruecos, visitó zonas agrícolas y defendió el derecho de las mujeres a poseer tierras.
Ivanka recibió el Friend of Israel Award por su apoyo a Israel, y estuvo vinculada a la histórica decisión de trasladar la embajada americana a Jerusalén. Su perfil combina diplomacia simbólica con política de desarrollo: al impulsar la agenda de empoderamiento femenino, extendió la influencia estadounidense en el mundo árabe más allá del ámbito militar.
Los tres actores, Ivanka, Jared y Rubio, se complementan perfectamente. Esta combinación permite a Trump proyectar una política regional que une diplomacia tradicional (Rubio), velocidad ejecutiva (Kushner) y derechos feministas (Ivanka). En definitiva, la acción del trío refleja que la política exterior de Trump hacia Oriente Medio es tanto una política de Estado como un interés personal, lo que marca una ruptura con el estilo clásico... y este hecho está dando resultados.