El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salmán, junto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump
La sombra del descuartizado periodista Jamal Khashoggi acompaña a Bin Salmán en su regreso a la Casa Blanca
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibe este martes en la Casa Blanca al hombre fuerte y príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, con dos temas de conversaciones principales sobre la mesa: la venta de los cazas estadounidenses F-35 a Riad y la ampliación de los Acuerdos de Abraham, mediante lo cuales cuatro países árabes –Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos– normalizaron relaciones con Israel en 2020. Trump espera sumar ahora a la gran potencia suní de la región, Arabia Suadí, a esta lista de naciones, a cambio de jugosos acuerdos económicos y de defensa.
El presidente estadounidense siempre ha mostrado una gran sintonía con Bin Salmán y ya durante su primera Administración, y a diferencia del resto de mandatarios, el primer viaje de Estado de Trump fue Arabia Saudí, al igual que hizo este año. El pasado mes de mayo, el republicano arrancó al hombre fuerte del reino del Golfo la promesa de invertir hasta 600.000 millones de dólares en intereses estadounidenses. Ahora Trump quiere ver cómo ese compromiso se materializa. «Es más que una simple reunión», aseveró a los periodistas el republicano, el pasado viernes, a bordo del Air Force One. En esta misma línea, explicó que el encuentro se plantea como una forma de «honrar a Arabia Saudí, al príncipe heredero».
Aunque, formalmente, no se trata de una visita de Estado, la jornada incluye una ceremonia de bienvenida con bandas militares, una reunión bilateral entre ambos mandatarios en el Despacho Oval y, por último, una cena de gala por la noche. La visita de Bin Salmán a la Casa Blanca –la primera de este segundo mandato de Trump–, sin embargo, no está exenta de polémica, ya que la última vez que viajó hasta Washington D.C. fue en 2018, pocos meses antes de que el disidente y periodista del The Washington Post Jamal Khashoggi fuera asesinado y descuartizado en el consulado saudí en Turquía.
En noviembre de ese mismo año, un informe de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, CIA, concluyó que fue el propio Bin Salmán quien ordenó el asesinato de Khashoggi. El entonces vicepresidente de Trump, Mike Pence, se refirió a la muerte del periodista como una «atrocidad» y «una afrenta a la prensa libre e independiente». «Estados Unidos está determinada a rendir cuentas a los responsables», advirtió Pence. Desde las revelaciones de la CIA, las relaciones entre Estados Unidos y Riad se enfriaron, aún más con la llegada del demócrata Joe Biden a la Presidencia, que prometió enviar a Arabia Saudí al rincón de los «Estados paria».
Trump busca ahora, siete años después, con la visita de Bin Salmán a la Casa Blanca pasar página del turbulento caso Khashoggi sobre el que aún planean muchas incógnitas. El presidente estadounidense explicó, la semana pasada, que quiere fortalecer los lazos entre Washington y Riad, así como avanzar en la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí. «Los Acuerdos de Abraham serán uno de los temas que vamos a discutir», confirmó Trump el pasado viernes. «Espero que Arabia Saudí se sume a los Acuerdos de Abraham muy pronto», confesó.
Una semana antes del encuentro entre Trump y el príncipe heredero del reino del Golfo, su hermano menor y también ministro de Defensa saudí, Khalid bin Salmán, estuvo en la capital estadounidense donde se reunió con altos funcionarios de la Administración Trump, entre ellos el secretario de Estado, Marco Rubio, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth. Asimismo, uno de los artífices de los Acuerdos de Abraham y yerno del presidente estadounidense, Jared Kushner, visitó Riad la pasada semana para reunirse con Bin Salmán. Kushner mantiene desde hace años una estrecha relación con el hombre fuerte de Arabia Saudí y también espera lograr que este acabe estrechando relaciones con el Estado judío. Sin embargo, Riad siempre ha condicionado la normalización de relaciones con Israel con la creación de un Estado palestino.