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¿Por qué Donald Trump ha incluido a Polonia en su plan de paz para Ucrania y Rusia?

El borrador de Estados Unidos de 28 puntos para poner fin al conflicto ha colocado al país polaco en un papel inesperado, y para muchos en Varsovia: inaceptable. Desde la posibilidad de que cazas europeos queden estacionados en Polonia hasta la inclusión en mecanismos de «garantías» para Ucrania

Donald Trump y Tusk en la cumbre del G20 de Hamburgo

Donald Trump y Tusk en la cumbre del G20 de HamburgoAFP

La reacción ha sido rápida y contundente: «Todas las decisiones relativas a Polonia las tomarán los polacos» y «todas las negociaciones deben incluir a Ucrania». Lo ha escrito Donald Tusk en la red social X, apenas filtrarse el borrador para la paz.

El documento ha circulado por la prensa polaca como la pólvora y ha encendido la mecha de todos los políticos en el país; desde la derecha más profunda hasta aquellos que se acercan a la izquierda, todos han reaccionado con sorpresa: «Polonia nunca vio ese documento».

El borrador filtrado incluye al menos una referencia explícita a Polonia. El punto 9 indica –según varias versiones públicas del texto– que, «cazas/aviones de combate europeos estarán estacionados en Polonia» como parte de las medidas relativas a seguridad regional y despliegues.

Además, en documentos complementarios que también se han filtrado se menciona al país polaco en el marco de «garantías de seguridad» y la posible integración en una coalition of the willing («coalición de los dispuestos») destinada a asegurar aspectos del acuerdo para Ucrania. Es decir: Polonia aparece potencialmente tanto como base de despliegues como actor proveedor de garantías.

Polonia comparte más de 500 km de frontera con Ucrania y tiene una experiencia reciente y directa de las consecuencias de la guerra (refugiados, riesgo de incidentes transfronterizos, presiones militares y políticas). De llevarse a cabo el punto 9 del plan para la paz, el estacionamiento de cazas implicaría mayor presencia militar extranjera en territorio polaco.

Incluso si los cazas son «europeos», su base en Polonia obligaría a negociar reglas de uso, cadena de mando, ejercicios y contingencias. Eso transformaría a Polonia en un teatro activo de despliegue, con implicaciones diplomáticas y de seguridad. En cuanto a formar parte de las «garantías», puede traducirse en obligaciones. Formar parte de una «coalición» de garantía para Ucrania podría forzar a Varsovia a participar en patrullas, suministros o medidas que requieran aprobación parlamentaria y presupuesto.

Cualquier decisión impuesta desde fuera del país provocaría fricciones internas, pérdida de consenso sobre la política exterior y debates sobre la relación con Estados Unidos y la Unión Europea.

¿Qué exige Polonia?

Participación plena de Ucrania en las negociaciones: no aceptar soluciones negociadas entre terceros sin Kyiv. No reconocer cambios fronterizos resultantes de la agresión: preservar la integridad territorial de Ucrania como principio.

Aceptar términos impuestos por Rusia o negociados fuera de Kyiv equivaldría a legitimar la agresión. Por eso, los dirigentes polacos advierten que una paz que deje a Rusia con ganancias territoriales sería un mal precedente y pondría en riesgo la seguridad europea a largo plazo.

Esa postura se alimenta de la experiencia de 2014 y de 2022: ceder territorio por la presión del agresor puede percibirse como recompensa a la guerra y desincentivo para la disuasión futura. Por eso, Polonia exige que cualquier borrador sea sujeto a «trabajo conjunto» y no una imposición unilateral, y consultas previas con países fronterizos. Garantías de seguridad: medidas concretas que impidan que una «paz» sea solo una pausa que favorezca una nueva agresión.

Polonia está obligada a balancear la opinión pública, las expectativas de seguridad (incluida la coordinación con la OTAN) y el imperativo de no aparecer como quien presiona a la Unión Europea. Tusk también ha pedido garantías transatlánticas firmes antes de apoyar arreglos que puedan debilitar la disuasión frente a Rusia. Además, la política doméstica polaca -y el recuerdo histórico de invasiones- condiciona fuertemente cualquier apertura hacia fórmulas que reduzcan la capacidad defensiva regional.

¿Por qué EE.UU. ha incluido a Polonia en el plan?

Polonia tiene una ubicación clave: limita con Ucrania, con Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado; forma parte de la Unión Europea y está dentro de la OTAN. Esto la convierte en un punto estratégico para desplegar fuerzas europeas o aeronaves de combate que puedan dar «garantías».

Al involucrar a Polonia en el pacto, Estados Unidos busca que el país no solo sea un observador pasivo, sino un actor activo que refuerce el acuerdo y ayude a asegurar su cumplimiento.

El país polaco ya ha sido un gran peso imprescindible para la ayuda militar occidental a Ucrania: es uno de los principales países donde llega la ayuda, actúa como hub logístico para equipamiento, entrenamiento, etc. Polonia ha sido esencial en el tránsito de ayuda a Ucrania. Incluir a Polonia en el plan refuerza su papel como aliado principal en la estructura de seguridad europea frente a Rusia.

Al proponer que cazas europeos se basen en territorio polaco, EE.UU. podría estar intentando crear un «puente de disuasión»: aviones aliados más cerca de Rusia, pero sin desplegarlos directamente en Ucrania, lo cual puede ser una forma más tolerable para algunos actores y menos provocadora que un despliegue en Ucrania. También puede servir como señal a Rusia: no solo existe un compromiso con Ucrania, sino una arquitectura de seguridad más amplia en Europa.

Incluir a Polonia permite tener un «aliado fuerte en el flanco este» que comparte sus intereses de limitar la agresividad rusa, y a la vez, usar la proximidad polaca para facilitar las garantías que se ofrecen a Ucrania.

El punto fuerte: cuando EE.UU. involucra a Polonia en el plan, lo hace porque sabe que es el mayor interesado en el fin del armisticio y porque sabe que, también, es el principal actor europeo interesado en contener a Rusia.

Reacciones al pacto

En la cumbre del G20 en Johannesburgo este fin de semana, los líderes coincidieron en que el borrador necesita «más trabajo» y pidieron que la Unión Europea, la OTAN y los Estados implicados participen en cualquier revisión. Varios mandatarios europeos insistieron en que no debe aceptarse cambiar fronteras por la fuerza y subrayaron que una solución durable exige inclusión de Ucrania y de los actores europeos. La declaración pública del bloque de mandatarios en encuentros paralelos ha dejado claro que la propuesta filtrada no es, de momento, un texto final y que requerirá intensas consultas.

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