El régimen de Maduro acusa a Estados Unidos de querer provocar una guerra en el Caribe tras el despliegue militar naval

El Gobierno de Venezuela elevó este viernes el tono contra Estados Unidos, al acusarlo de pretender instaurar una guerra en Hispanoamérica y el Caribe, en un contexto de creciente tensión tras el despliegue aeronaval estadounidense en aguas caribeñas, que el dicatdor Nicolás Maduro interpreta como un intento de forzar su salida del poder.

Durante un acto conmemorativo por el 47 aniversario del Comando de Defensa Aeroespacial Integral, transmitido por la televisión estatal, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, aseguró que Washington busca repetir escenarios bélicos que, según afirmó, terminarían con jóvenes estadounidenses regresando «en sacos, bolsas negras y urnas».

Pese a estas acusaciones, el jefe militar sostuvo que Venezuela sigue «clamando por la paz», aunque insistió en que el país se mantiene en una postura de «rebeldía» frente a lo que calificó como la «acción nefasta del imperialismo norteamericano».

Denuncia de intimidación militar y violación del derecho internacional

Padrino López denunció asimismo un intento de intimidación por parte de Estados Unidos tras el sobrevuelo de aviones de combate F-18 el pasado martes sobre el golfo de Venezuela, según datos del servicio de seguimiento aéreo Flightradar24, que no precisó si las aeronaves llegaron a violar el espacio aéreo venezolano.

El ministro afirmó que aeronaves estadounidenses se aproximaron a las costas del país e instó a Washington a «no equivocarse», asegurando que Venezuela está preparada para su defensa.

También criticó la incautación de un buque petrolero por parte de fuerzas estadounidenses frente a las costas venezolanas, un hecho que calificó de «violación flagrante» del derecho internacional, de la libre navegación y del comercio internacional. Según Padrino López, se trataba de un buque «mercante y civil» que transportaba crudo venezolano destinado a mercados internacionales y que fue interceptado en el Caribe cuando ya se dirigía al océano Atlántico.

La incautación del petrolero Skipper

El pasado martes, Estados Unidos interceptó el petrolero Skipper, que navegaba con falsa bandera, en una operación conjunta del Departamento de Guerra y la Guardia Costera estadounidense. El buque, sancionado por Washington en 2022, fue incautado por orden judicial debido a sus presuntos vínculos con el contrabando de petróleo iraní.

En el momento de la confiscación, transportaba 1,9 millones de barriles de crudo de la estatal PDVSA, según el Gobierno venezolano, que no precisó el destino final del cargamento y calificó el decomiso como un «robo descarado».

El presidente estadounidense, Donald Trump, declaró este viernes que prefiere mantener en secreto sus planes respecto al petróleo venezolano.

Escalada verbal del chavismo

Por su parte, Maduro advirtió que las «fórmulas de mentira, presión, chantaje y amenazas» no funcionarán «jamás» contra Venezuela, y arremetió verbalmente contra Estados Unidos con declaraciones insultantes dirigidas a sus dirigentes y medios de comunicación.

Estados Unidos no reconoce la legitimidad de Maduro como presidente y lo acusa de liderar el llamado Cartel de los Soles, una supuesta organización vinculada al narcotráfico. Desde agosto pasado, Washington mantiene una movilización militar en el Caribe, que oficialmente justifica como una operación contra el tráfico de drogas, pero que el régimen chavista interpreta como una amenaza directa de intervención.

En respuesta, Venezuela se ha declarado en «movilización militar permanente» en todo su territorio. Según un estudio del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), el despliegue naval estadounidense constituye el mayor desde la Primera Guerra del Golfo (1990-1991), en un escenario que vuelve a situar al Caribe como foco de tensión internacional.