Seguridad vial
La DGT legisló hace ya tiempo que todos los automóviles homologados desde 2022 deben contar con el sistema ISA, de las siglas en inglés de Intelligent Speed Adaptation, asistente de velocidad inteligente en español. Este sistema pasar a ser obligatorio a partir del 1 de enero de 2024 en todos los coches nuevos que salgan de los concesionarios.
Forma parte de las ayudas electrónicas a la conducción, una serie de sistemas que trabajan en colaboración para reducir el riesgo de accidente en los automóviles.
Está compuesto por automatismos como la frenada de emergencia antiatropello, el control de velocidad con frenada automática para evitar accidentes por alcance o el avisador de fatiga, que nos pone alerta si detecta en nuestro rostro síntomas de que nos estamos durmiendo.
Se trata de unas de las ADAS (Advanced Driving Assistant System) más polémicas por la capacidad que tiene de intervenir sobre el acelerador del coche.
El funcionamiento es relativamente sencillo: por un lado el sistema de cámaras y sensores frontales con el que cuentan los coches detecta la velocidad máxima de cada tramo de carretera, una vez identificado la centralita del vehículo manda la orden al automóvil para que no supere la velocidad máxima de ese tramo.
Sin duda se trata de un sistema inquietante pues cualquier tipo de intervención sobre la conducción resulta molesta sobre el asfalto. No hay más que ver el caso de la alerta por cambio involuntario de carril, que es tan intrusiva que llega a actuar sobre la dirección del coche si detecta que vamos a invadir otro carril de la carretera sin dar los intermitentes.
El sistema ISA debe contar con un mecanismo manual para desconectarlo, o bien pulsando un botón o bien pisando a fondo el acelerador. Con este automatismo la DGT pretende evitar los excesos de velocidad.
La DGT afirma que esta infracción está detrás de hasta el 25 % de los accidentes en carretera, una cifra insostenible pero no la única conducta de riesgo sobre el asfalto que hay que corregir.
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