Producción
Como consecuencia de la invasión de Ucrania hace ya casi dos años la industria automovilística rusa se detuvo por completo, en sólo unas semanas la mayor parte de los fabricantes de automóviles europeos que operaban allí disolvieron sus sociedades y pararon sus factorías, que en muchos casos fueron a parar a manos del Gobierno de Putín, que ha hecho lo imposible por mantenerlas en funcionamiento.
Se trata de un objetivo imposible si tenemos en cuenta que se trata de una industria muy tecnológica, algo difícil de reactivar ahora mismo con el embargo al que la Unión Europea y los Estados Unidos someten a Rusia, que se ha visto obligado a buscar socios en la órbita 'roja'.
En este caso China se ha convertido en su principal aliado tecnológico, lo que ha tenido unas consecuencias inesperadas. Así, hay declaraciones de trabajadores rusos que afirman que la factoría de Kaluga, anteriormente operada por el Grupo Stellantis, sigue en funcionamiento produciendo algunos vehículos de la marca Citroën, en concreto el C5 Aircross.
Hay que tener en cuenta que Stellantis es socio del gigante chino estatal Dongfeng, una firma con la que mantiene acuerdos que le permiten fabricar coches franceses dentro del país asiático. En este caso Rusia habría logrado que China le envíe kits de fabricación de vehículos de la marca gala, violando así el embargo al que está sometido el país.
Stellantis, que paró la producción de la factoría en abril de 2022, reconoció haber perdido el control de la misma en diciembre del año pasado, lo que permitiría que el Gobierno ruso operara por su cuenta y hubiera reanudado la producción de modelos, se habla de al menos medio centenar de unidades en la calle.
En su día en esta factoría se producían vehículos de las marcas Peugeot, Citroën, Opel y Mitsubishi con una capacidad de producción de 125.000 unidades por año. La fábrica estaría ahora en manos de Automotive Technologies, una empresa rusa que además se estaría dedicando a importar coches chinos para su posterior comercialización.
Putin está obsesionado con mostrar al mundo la normalidad de su industria, por lo que ya en 2022 devolvió a la vida los vehículos soviéticos Moskvich, en concreto el modelo 2, aunque en realidad era un Sehol X4 fabricado por la firma china JAC Motors.
La fábrica de Kaluga es todavía propiedad de Stellantis al 70 %, mientras que el 30 % restante es de Mitsubishi. En su momento Stellantis declaró unas pérdidas superiores a los 120 millones de euros al abandonar las instalaciones.
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