Los radares en cascada son muy complicados de evitar

Los radares en cascada son muy complicados de evitar

Infracciones

Radares en cascada, la obra maestra de la DGT para pillar conductores

Estos dispositivos 'a pillar' permiten multar a un mayor número de conductores, pues se busca que se confíen para multarlos

Aunque la sensación es que cada vez hay menos presencia de Guardias Civiles en las carreteras, la realidad es que la recaudación por multas no para de crecer cada año.

Hace ya unos años que la Dirección General de Tráfico decidió jugar al gato y al ratón con los conductores, con la puesta en funcionamiento de nuevos y más sofisticados radares que cada vez son más pequeños, lo que permite a los agentes esconderlos con suma facilidad.

El gato y el ratón

Un guardarraíl, una señal de tráfico, unos cubos de basura, unos arbustos, todo vale para camuflar un equipo cinemómetro.

Primero viene el radar fijo, tras pasarlo el conductor se relaja

Primero viene el radar fijo, tras pasarlo el conductor se relaja

En carretera es habitual encontrarse con radares móviles (con o sin coche patrulla) que están literalmente escondidos en incorporaciones de las autopistas, normalmente en tramos en los que son absolutamente invisibles hasta que el conductor no los tiene en paralelo.

Trampas móviles

Los propios miembros de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil han denunciado que su labor tiene una función más sancionadora que didáctica con los conductores, a los que ya apenas se para en la carretera, pues reciben las sanciones en su domicilio.

Tras el radar fijo viene un radar móvil

Tras el radar fijo viene un radar móvil

Por si esto fuera poco hace ya años que el organismo ha dado la orden de utilizar los conocidos como radares en cascada. Este tipo de dispositivos se componen de dos radares convencionales, normalmente uno fijo y otro móvil.

Uno fijo y otro móvil

De este modo se suele colocar el radar móvil, que a diferencia de los fijos no debe estar señalizado, después de uno fijo.

Multas más habituales

  • Exceso de velocidad
  • Uso del móvil al volante
  • Consumo de alcohol
  • Uso del cinturón

Así lo que se busca es cazar a los conductores que se relajan tras haber pasado a la velocidad adecuada por un radar fijo y pisan el acelerador más de la cuenta a la espera de que no debería haber otro radar cerca, pues acaban de pasar por uno.

Una triquiñuela de la DGT que viene a sumarse a los radares de tramo, a los radares montados en helicópteros o en coches, furgonetas y motos patrulla.

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