Uno de los agentes de la Guardia Civil de tráfico

Uno de los agentes de la Guardia Civil de tráfico

Práctico

El accesorio que busca la Guardia Civil en los coches y en las motos según les para

Este accesorio es obligatorio para muchos vehículos, por lo que la Guardia Civil verifica habitualmente que lo llevan puesto y en funcionamiento

La presión sobre los conductores en ciudad y carretera crece cada vez más, ahora además de las ITV periódicas la DGT apuesta por pruebas en ruta en la que se certifique el correcto estado de los vehículos.

Se trata de mini ITV en las que se verifican aspectos puntuales de camiones, coches y motos de manera que sin ser pruebas tan exhaustivas como las que se hacen en los centros homologados de la ITV, sí permiten conocer el estado de determinados órganos.

Mini ITV en ruta

Se centran especialmente en determinados elementos como son los neumáticos, el peso, la iluminación y las emisiones, pruebas a las que desde hace no mucho han añadido la sonoridad.

El agente de la Guardia Civil pregunta a los moteros por el dispositivo

El agente de la Guardia Civil pregunta a los moteros por el dispositivo

La sonoridad es un problema mucho más importante en las motocicletas, en las que la sustitución de los tubos de escape por otros más estéticos y prestacionales se ha convertido en un verdadero problema para los usuarios.

Ojo a los tubarros

De hecho los límites de emisiones acústicas son cada vez más bajos, especialmente en las ciudades y núcleos residenciales. En este caso el vídeo que se ha hecho viral en redes sociales en cuestión de horas muestra cómo una pareja de agentes de la Guardia Civil detiene a unos moteros en carretera.

Segundos después de pararles les pregunta por el dbkiller, un nombre muy gráfico que podemos traducir como ‘matador de decibelios’. Se trata de un aparato que montado en los escapes de las motos o en general de cualquier vehículo a motor limita las emisiones sonoras del mismo.

Imagen de un dbkiller para moto

Imagen de un dbkiller para moto

Se trata de un aparato de aluminio que además de reducir la sonoridad también reduce ligeramente la potencia y la respuesta del vehículo, por lo que es habitual que los moteros no quieran usarlo.

Conviene saber que los límites de emisiones sonoras para los vehículos a motor hoy están entre los 80 y los 91 decibelios y que superarlos además de una multa puede suponernos que nos inmovilicen el vehículo.

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