Un radar Velolaser indetectable entre la vegetación

Un radar Velolaser indetectable entre la vegetación

Un mini radar escondido en unas plantas caza un SUV al doble de la velocidad permitida: se busca al conductor

Esconder radares en los lugares más inverosímiles se trata de una técnica habitual de la DGT desde hace ya meses

Si hablamos de multas por exceso de velocidad y de grandes multas por grandes excesos de velocidad, uno de los grandes problemas al que se enfrenta la DGT es la identificación del conductor.

Hace años era habitual que tras un radar móvil hubiera siempre uno o dos coches patrulla parando a los vehículos que habían excedido la velocidad máxima permitida en esa carretera, algo que cada día es más difícil de ver.

No suelen parar a nadie

El nacimiento del gran centro automatizado de multas en León impulsado por Zapatero permitió que las multas se tramiten telemáticamente sin necesidad de parar al conductor, así que al final todo depende de un procedimiento administrativo que es la identificación del conductor.

Dos de cada tres multas de la DGT están relacionadas con excesos de velocidad

Cada vez es más habitual que el dueño del coche tenga que identificar al conductor

En ese procedimiento, el propietario de un vehículo (ya sea empresa o particular) debe identificar a la persona que conducía el vehículo en el momento justo de la infracción, el problema es que este es precisamente uno de los mayores resquicios legales al que se agarran los infractores.

Resquicio legal

En este caso, durante la última campaña de velocidad de la DGT en el mes de abril, la Guardia Civil escondía un radar móvil de velocidad tipo Velolaser detrás de un arbusto, cazando un SUV a 190 km/h en una zona de 90 km/h.

Ocurrió a las 12:30 horas del mediodía en la kilómetro 25,6 de la carretera CM-3113 que une las localidades de Villarta de San Juan y Argamasilla de Alba.

Imagen del vehículo a más del doble de la velocidad máxima permitida

Imagen del vehículo a más del doble de la velocidad máxima permitida

El conductor habría cometido un delito contra la seguridad vial, lo que supone que, además de los 600 euros de multa y 6 puntos del carnet, deberá hacer frente a un procedimiento penal que podría sancionarle con penas de prisión.

El único problema es que entonces la Guardia Civil no identificó al conductor y a día de hoy sigue sin identificarlo. En este punto la Guardia Civil ha puesto el caso en manos de la GIAT, el Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico que ya ha comenzado a realizar las indagaciones necesarias para aclarar el suceso.

Conviene recordar que en este tipo de multas tan importantes la sanción menor es casi no identificar al conductor, porque hablamos entonces de pagar el doble o el triple de la infracción inicial pero, al no haber culpable, ni se retiran puntos ni se inicia un proceso judicial y el caso se cierra como una infracción grave.

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