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Obituario José Fernandez

EFE

José Fernández Álvarez (1937-2022)

Polémico mandatario del Sporting de Gijón

Máximo accionista del club, deja un balance deportivo decepcionante tras un control de 28 años, tres de ellos como presidente

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Nació el 1 de agosto de 1937 en Gijón, ciudad en la que falleció el 27 de febrero de 2022

José Fernández Álvarez

Empresario de la construcción –en el 2000 vendió su empresa Ferpi Transportes y Obras–, se convirtió a partir de 1994 en máximo accionista del Sporting de Gijón, cuya presidencia ostenta hoy su hijo Javier.

En 1992, con motivo de la conversión de la mayoría de los clubes profesionales de fútbol en sociedades anónimas deportivas, un empresario gijonés de la construcción, José Fernández Álvarez, cuya vinculación al deporte rey se limitaba a su compromiso con el equipo de su barrio de La Calzada, entró como accionista minoritario del Real Sporting a través de una asociación empresarial.

No tenía, en principio, más ambición que la de apoyar al club. Sin embargo, dos años más tarde, cuando el Ayuntamiento de Gijón, encabezado por el socialista –y futuro presidente autonómico de Asturias– Vicente Álvarez Areces, decidió deshacerse de su participación mayoritaria en el club, Fernández se adelantó a sus rivales para empezar a hacerse con su control. Este primer asalto le permitió convertirse en el trigésimo segundo presidente del Sporting de Gijón, cargo que ocupó durante tres años, hasta 1997.

A partir de ese año dejó la presidencia –que hoy ostenta su hijo Javier Fernández Rodríguez– en manos de personas de confianza como Ángel García Flórez, Germán Ojeda, Juan Manuel Pérez Arango, Manuel Vega Arango –un exmandatario de los ochenta–, o Antonio Veiga. Pero no renunció en absoluto a sus ansias de poder. Para alcanzar ese objetivo, fue comprando gradualmente las participaciones de diversos accionistas minoritarios.

La labor de zapa resultó fructífera en el plano económico, con más del 70 por ciento del capital social bajo su batuta, y algo sangrienta en el plano humano, habiendo provocado en 2014 la salida de su principal socio, el también polémico empresario José María González de Caldas, efímero presidente del Sevilla a mediados de los noventa. Por si no fuera suficiente, también se las arregló para ser, durante un tiempo, prestamista del propio club.

El problema estriba en que, a lo largo de 25 años de «reinado», el balance estrictamente deportivo ha sido más bien mediocre: farolillo rojo en la temporada 1997-1998, una década en Segunda División seguida por un lustro sin pena ni gloria en Primera –el mayor logro fue un décimo puesto en 2011–, nueva bajada y un nuevo ascenso en 2015 para volver en 2018 a una categoría de plata en la que a día de hoy ocupa el decimosexto puesto. Poco que ver con la época en que el Sporting jugaba competición europeas y contaba en su plantilla con jugadores de la talla de Quini, Joaquín o el portero Ablanedo. Y poco que ver con la época en que de la cantera de Mareo salía, sin ir más lejos, un Luis Enrique.

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