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26 de abril de 2024

Txetxu Rojo, en una imagen de archivo

Txetxu Rojo, en una imagen de archivoEFE

Txetxu Rojo (1947-2022)

El día en que Gaínza encontró al nuevo Piru

El mito de los años 40 y 50 fue quien eligió a su sucesor; le convirtió en un extremo izquierda de enorme técnica, veloz, fino en el regate y con unos pases de seda; fue un rebelde con causa, que se enfrentó a una grada que deseaba un fútbol más recio; el Real Madrid quiso ficharle, pero jugó siempre en el Athletic

Txetxu Rojo
Nació el 28 de enero de 1947 en Bilbao y ha fallecido el 23 de diciembre de 2022 en la capital vizcaína

José Francisco Rojo

Futbolista y entrenador

Jugó en Athletic desde 1965 a 1982 y ganó dos Copas de España. Disputó 541 partidos y anotó 68 goles. Fue internacional con España en 18 ocasiones. En 1982 pasó a ser entrenador. Dirigió al Athletic en las temporadas 1989-1990 y 2000-2001. También fue técnico del Celta, con el que fue finalista de Copa en 1994, y del Zaragoza, que quedó cuarto en la Liga 1999-2000. Igualmente fue preparador del Osasuna, el Salamanca, el Lleida y el Rayo Vallecano.

La Virgen de Begoña le bendijo con esa zurda de oro y esa finura en la finta y en el pase perfecto. Nació en el barrio de Begoña y jugó desde niño en los descampados que rodeaban la Basílica. Su equipo se llamaba el Peñarol y pronto destacó por su calidad con la pierna izquierda. Entonces era interior zurdo, la posición que más le gustó siempre. Gaínza le transformaría en extremo.
Con catorce años se apuntó a una competición organizada por la casa de neumáticos Firestone, una metáfora de su velocidad y esa rueda izquierda tan brillante. Se proclamó campeón de juveniles con el equipo de la fábrica. Cuando ese conjunto desapareció, apareció el Athletic para llevárselo a su seno.
Su primer entrenador rojiblanco fue José Luis Garay, con quién ganó la Copa de juveniles en 1965, al vencer 2-1 al Celta en el Bernabéu, tras lanzar dos disparos al poste y dar el pase a Lavín para que marcara el segundo tanto de los leones. Txetxu siempre recordaba ese partido.
Fue el mejor extremo izquierda de la historia del Athletic Club, un mito de la institución, Piru Gaínza, quien ascendió a José Francisco, Txetxu, a la primera plantilla de los leones. Le dijo que jugaría como extremo izquierda, porque veía en él a sucesor, gracias a su rapidez, su clase, su toque de balón, su regate y sus pases perfectos. Eran palabras mayores que surgían de la boca de un icono de San Mamés. Tenía 18 años. Corría el año 1965. Fue el comienzo de una gran amistad con el fútbol de calidad.
Rojo se estrenó en Primera División en El Arcángel cordobés en un día de lluvia que nunca olvidó. Perdieron, 1-0, pero la historia es para contarla y así lo hizo siempre. Simonet se encargó del marcaje de ese joven chaval que volaba por la banda y que le superaba con su regate. El lateral verdiblanco le amenazó con darle más leña si le volvía a desbordar. En esas se acercó Arieta y le advirtió al rudo defensa: «Al chico ni le toques». Fue la mecha para Simonet, que respondió con una dura entrada a Txetxu en cuanto le burló con su finta una vez más. Llegó Arieta y le dio un puñetazo al defensa, cuán Mohamed Alí. El delantero centro visitante se marchó del césped sin mirar siquiera al árbitro, que buscaba la tarjeta roja para expulsarlo. La finura del chaval de Begoña ya tenía protectores en su equipo desde el primer día. Rojo relataba este cariño de sus compañeros con orgullo.
Su talento explotó desde el primer encuentro y duró diecisiete temporadas. Fue el extremo izquierda titular del Athletic durante todo ese largo periodo, hasta 1982.
Fue acusado de rebelde por enfrentarse a la grada en muchas ocasiones. El público quería un fútbol más recio y que metiera siempre la pierna ante los violentos defensas de aquellas décadas. Txetxu prefería la calidad al fragor y eso no era entendido por muchos.
Con esa forma de jugar alcanzó lo más grande. Era tal su magia y su precisión en los pases que el Real Madrid intentó ficharle. Incluso el Barcelona también tanteó esa operación. Pero Rojo nunca se marchó del Athletic.
Disputó cinco finales de Copa y ganó dos. En 1970 estuvo a punto de adjudicarse la Liga. El Athletic era líder cuando faltaban cinco jornadas. En Atocha, en el duelo fraticida, acabó ese sueño. Rojo y Arieta fueron expulsados ante la Real Sociedad y su baja durante los siguientes encuentros dejaron a los leones sin el título. Perdió también la Copa de la UEFA de 1977 ante la Juventus, una final a doble partido que se llevaron los italianos por el valor doble de los goles a domicilio.
Paradojas de la vida, José Francisco colgó las botas en el Athletic en 1982, cuando un excompañero del equipo, Javi Clemente, tomó las riendas del primer plantel. «El Rubio» venía con el propósito de realizar una revolución, un cambio de cromos, un rejuvenecimiento del grupo, apoyado por los dirigentes. Rojo tenía un año más de contrato y se marchó de la plantilla sin levantar la voz.
Comenzó entonces su carrera como entrenador, de abajo arriba, desde los alevines en Lezama hasta llegar a dirigir al primer equipo en la campaña 1989-90. Solo estuvo una temporada. En la siguiente fichó como técnico del Celta. En Vigo estuvo tres años. Fue muy feliz. Tanto, que su hija se estableció allí. Dejó grandes amigos para toda la vida que han estado a su lado hasta el último día. Al mando del mundo celtiña ascendió a los azules a Primera nada más llegar. En el tercer curso con los vigueses llegó a la final de Copa, que perdió ante el Zaragoza, club que vio su trabajo y le fichó en dos etapas.
El conjunto maño fue otro de sus grandes recuerdos, momentos eternos, memorables. El muchacho de Begoña lo contaba con mucho cariño. En la temporada 1999-2000 quedó cuarto en la Liga y en diversos momentos pensó que el título era posible. Debió quedarse allí, pero su Athletic le llamó por segunda vez para encargarse de los leones, vista su gran labor en La Romareda, y volvió a Bilbao con el comienzo del siglo. No le fue bien en casa. De nuevo solo duró un año. Regresó a su querida Zaragoza.
Su última misión como entrenador la ejerció en el Rayo vallecano. En 2004 cerró su carrera profesional al más alto nivel. Hoy juega con Gaínza en el cielo, al que sigue diciendo que donde más disfrutaba era como interior zurdo. Y Piru, el tótem del Athletic, le vuelve a ordenar que juegue de extremo. Y Txetxu, rebelde con causa ante las gradas, escucha al mito y ejerce de extremo.
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