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Esteban Volkov

Esteban VolkovEFE

Esteban Volkov (1926-2023)

El nieto favorito de Trotsky

Llegó a casa de su abuelo poco después de que fuera asesinado y se dedicó a honrar su memoria durante ocho décadas. Pero sin la más mínima crítica

Esteban Volkov
Nació el 7 de marzo de 1926 en Yalta (Ucrania) y falleció el 16 de junio de 2023 en Ciudad de México.

Vsevolod Platónovich Volkov

Su infancia y primera adolescencia fueron dramáticas y errantes, por la persecución política a la que era sometida su familia y por episodios como el suicidio de su madre. Afincado en México desde 1939, ejerció como guardián de la memoria de su abuelo, León Trotsky.

Esteban Volkov llevaba un año viviendo en Ciudad de México con su abuelo, León Trotsky, cuando, a media tarde del 21 de agosto de 1940, volvió del colegio a la casa sita en la calle Viena del barrio de Coyoacán, convertida en el punto de referencia de la izquierda antiestalinista de todo el planeta. Como tal, estaba fuertemente custodiada por voluntarios. Por eso, el adolescente que era Volkov se sorprendió al ver un coche de policía en la puerta. Cuando entró, entendió: minutos antes, Ramón Mercader, comunista español y agente de los servicios secretos soviéticos, había asestado a Trotsky, por orden de Stalin, los machetazos que terminarían causándole la muerte al día siguiente.

«Mantengan a Sieva [apodo de Esteban] alejado. No debe ver esta escena», dijo el carismático líder comunista, que aún estaba consciente. El magnicidio representó para el nieto mucho más que la pérdida de un abuelo: era el final abrupto del único año de su vida en que había recibido calor humano y alcanzado lo que los psicólogos contemporáneos llaman estabilidad emocional. Y ambos se los había proporcionado el mismísimo Trotski.

Hijo de Zina, primogénita de Trotsky y del segundo marido de ésta, el militante comunista Platón Volkov, había nacido en Yalta en 1926, justo cuando Stalin empezaba a ajustar cuentas con Trotsky y también con sus familiares. Como escribe Robert Service en su densa –y controvertida– biografía de Trotsky: «Por lo menos, las cuestiones políticas no los dividían [al matrimonio]: Volkov se puso resueltamente de parte de Trotsky en las disputas internas del partido [comunista] en la década de 1920». Un compromiso que el yerno pagó con su muerte en un gulag durante las grandes purgas de los años treinta.

Para entonces, Platón y Zina se habían divorciado, habiendo embarcado la madre al hijo de ambos en un turbulento periplo: de la Unión Soviética partieron a Istambul, donde ya se encontraba Trotski. De allí madre e hijo se trasladaron a Berlín. En la capital alemana, la madre enfermó de tuberculosis. Un estado que, sumado a la imposibilidad de volver a la Unión Soviética, desembocó en su suicidio, por escape voluntario del gas de su casa, a principios de 1933, dejando dos huérfanos.

El más pequeño, Vsevolod –aún no se llamaba Esteban– fue entonces enviado a un internado de Viena, gestionado por pedagogos freudianos, antes de continuar su vida errante en París, al cuidado de su tío Léon Sedov, el otro yerno de Trotsky, que también hacía las veces de hombre de confianza. En 1939, por fin, el nieto se reencontró con su abuelo, cuya figura honró durante más de ocho décadas. El punto culminante de ese culto a la personalidad fue la transformación de la residencia de Coyoacán en casa museo. Decía vivir sin rencor. Pero nunca condenó los crímenes cometidos bajo la autoridad de su abuelo en la primera Unión Soviética, ni su teorización del terror, plasmada en varios libros.

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