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27 de abril de 2024

Paul Josef Cordes junto a monseñor Fernando Filani

Paul Josef CordesAFP

Cardenal Paul Josef Cordes (1934-2024)

Influyente colaborador de Juan Pablo II y Benedicto XVI

Inspiró las Jornadas Mundiales de la Juventud bajo el primero y la primera encíclica del segundo

Paul Josef Cordes junto a monseñor Fernando Filani

Paul Josef Cordes

Nació en Kirchhundem (Alemania) el 5 de septiembre de 1934 y falleció en Roma el 15 de marzo de 2024

Doctor en Teología, fue nombrado obispo auxiliar de Paderborn en 1976 y desempeñó el cargo de secretario de la Conferencia Episcopal Alemana antes de ser destinado a la Curia romana en la que fue vicepresidente del Pontificio Consejo para los Laicos y presidente del Pontificio Consejo «Cor Unum». Fue nombrado cardenal en 2007 y participó en el cónclave de 2013 antes de perder ese derecho al año siguiente por límite de edad.

Acertó Juan Pablo II, en marzo de 1980, al convencer al joven obispo alemán Paul Josef Cordes para que se trasladase a la Curia romana, donde le tenía reservada la vicepresidencia del Pontificio Consejo para los Laicos. Desde esa atalaya, Cordes impulsó la consolidación –y, por ende, mayor protagonismo– de movimientos eclesiales como Comunión y Liberación, el Camino Neocatecumenal o los Focolares, que terminarían siendo piezas clave del pontificado del papa polaco. No sin ciertas reticencias en el seno de la propia Iglesia, siendo, probablemente, la más visible la expresada por el cardenal Carlo María Martini, arzobispo de Milán.
Mas el apoyo papal era lo suficientemente explícito como para que monseñor Cordes siguiese en esa senda de dar la mayor visibilidad posible a las masas católicas, de modo especial a las nuevas generaciones: en 1983, fue el promotor del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo, en una de cuyas primeras reuniones -la correspondiente al Año Santo Extraordinario de 1983-84, para ser precisos- se gestó el proyecto de organizar una reunión internacional de jóvenes católicos. Así nacieron las Jornadas Mundiales de la Juventud, hoy en día cita ineludible de la agenda católica.
El siguiente encargó de Juan Pablo II a Cordes fue la presidencia del Pontificio Consejo «Cor Unum», (Un solo corazón), el dicasterio encargado de coordinar la acción caritativa de la Santa Sede a nivel internacional. El nombramiento implicó, la elevación automática de Cordes a la dignidad de arzobispo. Desde esa nueva ocupación, por ejemplo, Cordes, representaba al Papa en los países afectados por catástrofes naturales, visitando Nicaragua, El Salvador y Guatemala en los días posteriores al paso del huracán Mitch en 1998, y Haití y la República Dominicana tras las fuertes inundaciones de 2004.
En clave intelectual, los años en los que Cordes rigió los destinos de «Cor Unum» –entre 1995 y 2010– sirvieron para que aflorara en él la idea de refutar uno de los tópicos más extendidos en los medios de comunicación y en ciertos ambientes de reflexión –generalmente progresistas–, tendientes a reducir a la Iglesia a una «super Ong». De la argumentación elaborada por Cordes procede buena parte del contenido de Deus Caritas Est, primera encíclica de Benedicto XVI, el Papa con el que mantuvo una especial intimidad intelectual y espiritual y que le nombró cardenal en el consistorio de 2007; pese a que su formación académica y teológica de Cordes corrió a cargo del cardenal Karl Lehmann, el director de su tesis de Teología –dedicada a los decretos del Concilio Vaticano II– en la Universidad de Maguncia, y purpurado de corte liberal.
Las posiciones de su doctorando, en cambio, evolucionaron hacia un conservadurismo desacomplejado: en los últimos tiempos, Cordes, ya liberado de sus compromisos curiales, intervenía con claridad y firmeza para denunciar la deriva del «camino sinodal» de la Iglesia alemana o el peligro de bendecir parejas del mismo sexo.
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