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28 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Sánchez se pasa al humor negro

La patochada de autoevaluarse y darse un diez, que inventó Iván Redondo, se convirtió en broma amarga ante el dato de la inflación disparada al 10,8 %

Actualizada 09:56

Sánchez, el político que intentó salvarse en Ferraz en 2016 con una votación-pucherazo tras una cortina, llegó al poder en junio de 2018 sin haber ganado las elecciones. Rompía así un principio no escrito de nuestro sistema. Desde entonces hemos sufrido una erosión de la calidad de la democracia. Ya casi damos por buenas las prácticas que antes del sanchismo habrían resultado impensables, propias de una tómbola autoritaria. Por ejemplo: convertir las ruedas de prensa del Consejo de Ministros en un mitin, con carteles propagandísticos incluidos (mención especial para el ya mítico «saldremos más fuertes», que resultó el prólogo del mayor desplome del PIB en un país desarrollado).
Otra de las novedades propagandísticas del sanchismo son las comparecencias de «Rendición de Cuentas». Se trata de una patochada que inventó el gurú Iván Redondo antes de ser laminado por Mi Persona. Consiste en que Sánchez se evalúa a sí mismo y se concede un diez, llegando al extremo cómico de proyectar unos gráficos donde mide con precisión de decimales sus porcentajes de éxito.
En su «Rendición de Cuentas» antes de pirarse de vacaciones a un palacio del Estado, Sánchez se pasó abiertamente al humor negro. Solo tres horas después de conocerse el mazazo de que la inflación ha escalado al 10,8 %, lo que muestra su ineptitud a la hora de enfriarla, compareció encantando de haberse conocido para alardear de supuestos éxitos económicos. Lo hacía en una semana en que el FMI ha anunciado que España no recuperará su riqueza pre covid hasta 2024, lo que nos convierte en farolillo rojo de la OCDE.
La segunda broma, ya en plan humor zapaterista, llegó cuando anunció que ha impartido órdenes a sus «ministros y ministras» para que a fin de ahorrar energía dejen de utilizar corbata. Predicando con el ejemplo, el propio Sánchez compareció descorbatado. En apoyo a esta clarividente iniciativa me atrevo a aportar una sugerencia: ¿No ahorraríamos todavía más si los ministros y ministras transitasen en tanga y chancletas por despachos, foros y hemiciclos? El supuesto fervor por el ahorro energético contrasta con la adicción a los garbeos en Falcon, que ha llegado al extremo de que la pandi del Ministerio de Igualdad, para no ser menos que el gran líder, se pilló uno para cruzar el charco y darse un voltio estéril por Nueva York y Washington.
Estados Unidos ha entrado en recesión. El BCE está subiendo los tipos. Rusia corta el grifo del gas a Europa. España va a sufrir un otoño de dolor económico. Mientras tanto, el Gobierno populista anda entretenido en el habitual lavado de cerebro ideológico y en la sumisión al separatismo. También en elevar el gasto público a 198.000 millones, el récord histórico, al tiempo que aplica a bancos y eléctricas un rejonazo fiscal comunistoide para recaudar 7.000 millones (lo cual representará una minúscula micción en el inmenso océano del despilfarro sanchista). Con corbata o sin corbata, urge perderlos de vista.
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