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28 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Leal servidor de los enemigos de España

El Gobierno de Sánchez toca fondo al sumarse a la persecución del español en Cataluña y al anunciar que allí ya no imperará la justicia

Actualizada 09:38

El Gobierno ha organizado una reunión bilateral en la Moncloa con consejeros de ERC, uno de los dos partidos separatistas que sostienen a Sánchez (el otro es Bildu, la marca de ETA). Aunque en la España actual parece que ya todo da igual, pues buena parte de la población está abducida por el dominio mediático y cultural de la izquierda, en esta reunión ocurrieron tres cosas inadmisibles en cualquier país estable y reglado:
1.-Al aceptar una «mesa de diálogo» entre España y Cataluña se está reflejando simbólicamente que se trata de dos estados diferentes, que dialogan de igual a igual. Ninguna otra región española disfruta de semejante trato. Supone un agravio a las restantes comunidades autónomas y una injusta prima a quienes más desleales han sido con España.
2.-El Gobierno de España aceptó en la reunión «proteger e impulsar el catalán a todos los niveles». El ministro Bolaños hizo además una ardorosa defensa de la triquiñuela parlamentaria con que los separatistas han burlado la sentencia que imponía un 25 % de español en las aulas. El Gobierno de España se compromete con los separatistas a ayudarles a arrinconar –todavía más– al idioma más hablando en Cataluña, que es el español (paradójicamente perseguido desde el poder). Se crea además un inquietante daño colateral: ¿van a volver los valientes jueces que redactaron la sentencia del 25 % a seguir en esa línea de defensa de las leyes que vertebran España? Resulta harto dudoso, pues sufren el acoso separatista en Cataluña y el Gobierno de la nación en lugar de apoyarlos y protegerlos se sitúa ahora abiertamente contra ellos.
3.-El Gobierno de España ha aceptado avanzar en la solución del «conflicto» mediante la «desjudicialización» de la política. Ese palabro de la neolengua orwelliana imperante es un eufemismo que encubre una barbaridad. En un sistema democrático el poder judicial y el ejecutivo son independientes. Jamás puede un Gobierno comprometerse a que los jueces no actuarán, o a garantizar que los delitos que cometan los políticos separatistas quedarán fuera del alcance de la justicia.
En resumen: el presidente del Gobierno es hoy el más leal servidor de los peores enemigos de España. Asunto que, por cierto, no parece preocupar y ocupar demasiado al primer partido de la oposición constitucionalista.
De propina, la jornada se completó con Sánchez haciendo una defensa cerrada de los dirigentes socialistas corruptos Chaves y Griñán. Su planteamiento consiste en decir que no cometieron delito alguno, cuando están condenado en firme por el Supremo (al que una vez más el presidente deja a los pies de los caballos). Es como si se dijese que Capone es inocente de todos sus delitos por que no los ejecutó él personalmente. Una majadería argumental.
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