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28 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

El PNV y la cucaracha no identitaria

Tenemos un problema serio: una nueva especie está desplazando a la autóctona vasca; urge actuar con un programa de inmersión

Actualizada 11:54

A la atención de Iñigo Urkullu Rentería, lendakari desde hace diez años (y lo que se tercie):
Estimado presidente, como sabes mejor que nadie, en el PNV hemos trabajado mucho en los últimos cien años para afianzar el varias veces milenario hecho nacional y diferencial vasco. Nos hemos inventado una palabra que jamás había existido para denominar a nuestra tierra, «Euskadi», neologismo que se lo ocurrió un buen día de finales del siglo XIX a nuestro fundador, el notorio racista Sabino Arana. Ha cuajado tanto el invento que hoy no hay «progresista» madrileño que no llame arrobado «Euskadi» a la región que toda la vida ha sido el País Vasco. También nos hemos inventado una bandera. De nuevo fueron los ocurrentes hermanos Arana, que plagiaron la Union Jack británica para crear lo que llamaron «ikurriña», pensada por ellos como enseña para Vizcaya, pero que ahora hemos convertido en bandera oficial de «Euskadi» (que, insisto, jamás se llamó así hasta que se le ocurrió al PNV; región, por cierto, que nunca en su historia tuvo bandera, ni fue Reino o Estado).
También nos hemos inventado un idioma de laboratorio, el batua, creado en los años sesenta del siglo XX, porque se daba el problemilla de que las variedades dialectales del vasco, una lengua rural, eran tan acusadas que a veces unos hablantes apenas se entendían con los de otros valles o comarcas. Para fomentar ese idioma, que en realidad habla a diario solo un 16% de la población (en Bilbao, la ciudad vasca más grande, no llega al 6 %) nos hemos pulido incontables millones de dinero público en campañas de «inmersión lingüística». Porque el español no mola, es una paletada de «maketos», aunque sea lo que en realidad hablan casi todos los vascos. Además, hemos obligado de facto a los chavales a estudiar casi todas las asignaturas en una lengua que luego no utilizan ni con sus padres ni con sus amigos. Una anomalía única en el planeta, que nuestro PNV tiene el mérito de haber conseguido.
Trabajando con tesón y sin descanso hemos fomentado además el «sentimiento de pertenencia». Es decir, que si no eres un poquito pro nacionalista, o te lo haces, se te cierran en la práctica un montón de puertas. Por eso tantos hijos e hijas de sorianos, lucenses o palentinos se llaman Mikel Pérez, o Agurtxane Gutiérrez, o Eneko Piñeiro, no vaya a ser que se les note que son «de fuera».
En fin, que esto va viento en popa. Ya tenemos montado un mini país, que tiene hasta su propia policía y muchísimas más competencias que el Gobierno central (y con la astucia añadida de que seguimos chupando a dos carillos de la teta estatal mediante la bicoca del cupo). Pero, querido Iñigo, aún así no debemos de dar la guerra por ganada. Hay infinidad de frentes donde nos jugamos el hecho nacional. Y llegamos aquí al motivo de mi carta. En días pasados, en un almuerzo estival con unos amigos de Bilbao, me comentaron que están bastante preocupados por la proliferación en la ciudad de la llamada «cucaracha americana», que para más señas es voladora. Como sabes, se dice que en una hecatombe nuclear solo sobrevivirían las cucarachas. No parece, por tanto, una cuestión baladí. Ya arrastrábamos problemas con las cucarachas, porque además de la negra, que es la fetén, la legítimamente euskárica, sufrimos en Bilbao colonias de la llamada «cuchara alemana». Ahora el reto de la agresiva especie americana amenaza con acabar definitivamente con nuestras cucarachas identitarias.
Urge atajar este problema. En un mundo donde lo ecológico está cobrando importancia estelar, no podemos arriesgarnos a perder un símbolo zoológico de Euskadi, por pequeño que pueda parecer. Espero que en el próximo Euskadi Buru Batzar, el comité ejecutivo nacional de nuestro partido, reclamemos a Sánchez la inmediata transferencia de todas las competencias al respecto y un buen porrón de pasta para poner orden en el mundo de estos insectos. Recibe entre tanto un saludo atento y leal al partido de Koldo Ventoso Castiñeira.
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