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27 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

¿Moción o no moción?

Buena parte de los españoles tienen el lógico el deseo de soltarle a Sánchez unas cuantas verdades, pero al final del día, ¿quién esgrimiría la sonrisa del ganador?

Actualizada 09:26

Sánchez ha acelerado. Se ha lanzado a derribar diques de nuestra democracia que parecían infranqueables. Incluso se perciben ramalazos que recuerdan el albor de algunos regímenes autoritarios de Hispanoamérica. El pasado 23 de septiembre, El Debate publicó una información firmada por Ana Martín que llevaba un titular premonitorio: «Sánchez quiere tomar el Constitucional para que permita una nueva consulta en Cataluña». Por desgracia, lo que allí anunciábamos se está cumpliendo paso a paso (ayer ERC ya pidió claramente ese nuevo referéndum).
Ante una situación que empieza a parecerse a una crisis constitucional se ha abierto un dilema político de interés: ¿debe el PP presentar una moción de censura contra Sánchez?
-A favor: España se encuentra en una situación de emergencia institucional por la rendición de su Gobierno ante el separatismo. Pero ante el dominio televisivo de la izquierda y la fuerza de su cañón de propaganda, parte de la población no parece darse por enterada. Una moción de censura permitirá escenificar ante el gran público la gravedad del problema. Posibilitaría también mantener vivos en la memoria colectiva abusos como los favores a ETA-Bildu, la rebaja de la sedición y la malversación y el acoso a los jueces, escándalos que Sánchez tratará de tapar en breve mediante la amnesia de un aluvión de subvenciones (que dejarán las arcas públicas en semi coma, lo cual le da igual).
Muchos ciudadanos experimentaríamos además una sensación de justicia poética al ver cómo la oposición le espeta en el Congreso cuatro cosas bien dichas a un político que se ha vuelto insufrible por su talante autoritario y su doblez. Por último, una moción de censura podría servir para espolear a la oposición de cara al crucial ciclo electoral del año que viene y enviaría a Bruselas, y en especial a la desnortada Ursula Von der Sánchez, el mensaje de que en España existe una aguda crisis política .
-En contra: Una moción de censura supondría todo un desahogo ante un clima irrespirable, sin duda. Pero al final del día, ¿qué? La foto-finish que quedaría es la de un Sánchez con sonrisa de ganador y rictus perdonavidas, restregándole por la cara a la oposición que lo suyo solo ha sido un pataleo estéril, porque al final «manda quien nada». Las batallas hay que presentarlas solo cuando se pueden ganar, y los números no dan. Abogar por la moción de censura supone además presuponer que Feijóo y Abascal se merendarán dialécticamente a Sánchez, lo cual no está tan claro (sobre todo porque las intervenciones de unos y otros serían distorsionadas y manipuladas por unas televisiones que reman mayoritariamente a favor de la izquierda). Pasados los mandobles dialécticos, la moción perdida dejaría una sensación de desencanto y la imagen de que a día de hoy Sánchez y su coalición antiespañola son ya imbatibles.
¿Mi pequeña opinión? Pues voy a hacer un Rajoy: entiendo la segunda posición y concuerdo con la primera, aunque tal vez lo correcto sea lo contrario. O diciéndolo en castellano: urge trabajar con máxima intensidad y en todos los frentes para frenar a Sánchez, sin duda, porque con cuatro años más descangallaría nuestro país y nuestras libertades; pero esta guerra se dirimirá en las urnas y en los tribunales europeos. Dos jornadas de oratoria candente en el Congreso poco cambiarían.
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