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08 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Una cosa buena en Hollywood

Viendo este documental es fácil entender por qué no hay manifestaciones en Rusia contra Putin y su guerra

Actualizada 09:03

Discúlpenme si intento distraer su atención un rato de las miserias de la Madre Patria y pido prestar atención sobre lo único positivo que creo que ocurrió el pasado domingo en la gala de los Oscar en Hollywood. En medio de una arrolladora promoción de lo woke y de lo políticamente correcto se coló un documental de extremada relevancia: Navalny. Como era imaginable, la mayoría de los medios de comunicación han prestado menos atención a esta película de la que habrían ofrecido a otro documental sobre el sexo del oso negro de California. Y con perdón por llamarle «negro», pero su nombre científico es ése –por ahora–.
En Hollywood, hasta la década de 1980 la mayoría de la producción de los grandes estudios eran películas de contenido variado en su temática y calidad, pero siempre con un final en el que se defendía los valores tradicionales patrióticos y de familia. Pero llegó a la Presidencia Ronald Reagan –que, irónicamente, salía de Hollywood– y la industria cinematográfica dio un giro radical a la izquierda, en contra de uno que era de los suyos profesionalmente, pero un enemigo ideológicamente. Ese giro llevó a Hollywood a moverse a favor de unas políticas que progresivamente pretendían acabar con los valores sobre los que se sustenta la democracia liberal. Durante décadas la izquierda intentó imponer el sistema comunista hasta que Reagan acabó con él durante la llamada «Guerra de las Galaxias» y ya bajo la Presidencia de su sucesor, George Bush padre, cayó el Muro de Berlín y se desmanteló el Imperio Soviético.
A aquel Imperio le ha sucedido un nuevo sistema imperial bajo la Federación Rusa, hoy encabezada por un dictador que lleva tiempo intentando recuperar los límites territoriales del Imperio Soviético. Contra ese tirano se han levantado rusos muy valientes como Alexei Navalny, que plantó cara a Putin y durante año y medio hizo campaña contra él hasta que el 20 de agosto de 2020 colapsó mientras volaba en avión de Tomsk a Moscú. Como expliqué en mi artículo «Un héroe que es un suicida» (El Debate 29-03-2022) «Tras un aterrizaje de emergencia en Omsk fue hospitalizado y tras mucha oposición de las autoridades rusas fue trasladado a Berlín, donde se le trató. Pronto se descubrió en su flujo sanguíneo restos de Novichok, el agente nervioso con el que se asesinó a unos cuantos opositores a Putin. Putin no solo quería asesinar a Navalny, es que quería que se supiese que su asesinato tenía la misma firma que el de otras víctimas. Una firma que solo podía tener la rúbrica de Putin.»
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La Archiduquesa Gloria de Habsburgo, productora asociada de «Navalny», celebra el Oscar obtenido el pasado domingo

El documental está realizado por la agencia privada de inteligencia Bellingcat, una de esas agencias que, a diferencia de las estatales, tiene el problema de tener que actuar siempre dentro de la ley. Y en su producción ha jugado un papel relevante la Archiduquesa Gloria de Habsburgo, hija del Archiduque Carlos de Austria, el jefe de aquella Casa Imperial. Los Habsburgo se la están jugando contra Putin y en defensa de Ucrania, y en Hollywood, sin querer, les han dado una gran victoria. Porque como explicaba en mi columna anterior sobre este caso :
«El equipo de Bellingcat, en un trabajo minucioso, fue identificando a los cuatro agentes rusos que fueron a Tomsk a envenenar a Navalny antes de tomar el vuelo a Moscú. Y la víctima decide llamarles directamente. A dos Navalny les dice sin más que es él y pregunta por qué le envenenaron. Ambos cuelgan. Al tercero y al cuarto les dice que es un funcionario de Moscú, haciendo una investigación de procedimientos de actuación y que está comprobando qué pauta se siguió en ese caso. El primero de los dos cuelga el teléfono. Pero al segundo, el científico Konstantin Kudryavstev, Navalny le dice que están investigando «por qué salió mal lo de Tomsk, por qué salió mal la operación Navalny.» Sorprendentemente, el científico responde que «no entiendo por qué salió mal. Lo hicimos como se había planeado y ensayado muchas veces… El aterrizaje de emergencia cambió las cosas y no en favor nuestro. Creo que, si el vuelo hubiera durado un poco más, hubiera pasado lo contrario. Los médicos sobre el terreno actuaron de inmediato. Le inyectaron algún tipo de antídoto. Si hubieran estado en el aire más tiempo, las cosas hubieran salido según se planearon». Respecto a que pudieran identificar el Novichok, «tuvieron que encontrar restos en la sangre en Alemania. El cuerpo lo limpiamos».
«En cuanto se difundió que Navalny había sido envenenado y su fundación hizo un primer informe de prácticas corruptas de Putin, los medios oficiales empezaron a arremeter contra él sin pausa. Navalny les puso muy nerviosos. El 17 de diciembre de 2020, en su rueda prensa anual con periodistas rusos y extranjeros, a Putin le preguntaron por el envenenamiento de Navalny, a lo que con su chulería habitual respondió que «si le hubiéramos querido envenenar, lo hubiéramos hecho». Así que en unas horas se subió a la red la entrevista con el científico Kudryavstev. En una hora tuvo un millón de visitas. En siete horas, 7,7 millones. Era el mayor golpe a Putin. Nunca más ha sido posible localizar a Konstantin Kudryavstev.
«Con una heroicidad suicida, exactamente un mes después de la rueda de prensa de Putin, Navlny regresó a Rusia. Según su avión se acercaba al aeropuerto Vnukovo, se endurecía la represión de la policía a los miles de ciudadanos que le esperaban. Cuando el piloto ya había anunciado el inminente aterrizaje, tuvo que volver a tomar la palabra y decir que no se les permitía aterrizar en el aeropuerto de Vnukovo «por razones técnicas sobre el terreno». No podían controlar a la multitud. Se les desvió al aeropuerto Sheremetyevo, también en Moscú. En el mismo aeropuerto fue detenido. Demandó que su abogado pudiese acompañarle. Denegado.
«Dos días después de ser detenido su equipo emitió El palacio de Putin: Historia de la mayor mordida del mundo. En una semana fue visto 100 millones de veces. Generó muchas protestas. Putin designó a la Fundación Anti-Corrupción de Navalny como organización extremista. Como cabe imaginar, Navalny hoy sigue encarcelado. La semana pasada se le condenó a otros nueve años en una prisión de máxima seguridad. El mensaje que dejó grabado antes de ser detenido era: 'Si me matan, no os rindáis. Si deciden matarme es porque somos extremadamente fuertes. Tenemos que emplear ese poder. Lo único que necesita el mal para triunfar es que la gente buena no haga nada'. Existe una oposición a Putin, pero como ocurría bajo el nazismo, son exterminados. Como ratas».
Viendo este documental es fácil entender por qué no hay manifestaciones en Rusia contra Putin y su guerra.
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