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12 de mayo de 2024

Pecados capitalesMayte Alcaraz

La chulísima Barcelona de Ada y Superyol

La que debería ser una ciudad bandera de la cultura y el desarrollo en España, es el mejor escenario para hurtos y agresiones

Actualizada 01:30

Yolanda Díaz nos dijo el domingo que Ada Colau ha convertido Barcelona en un referente internacional. Es cierto. No hay capital europea donde no se estudie la chulísima Barcelona de la activista antidesahucios, pero para huir de ese modelo como gato escaldado. ¿Qué capital turística de la UE le gustaría tener la más alta tasa de inseguridad en sus calles, donde se concentra el 64,7 por ciento de la delincuencia, según un reciente estudio de un instituto demoscópico catalán? Ninguna. Pues la Ciudad Condal de Colau ha conseguido ese pésimo registro gracias a convertir a la otrora cosmopolita Barcelona, que fue la ciudad europea más admirada, en un foco de atracción de la escoria social.
Narcopisos, okupas, peleas callejeras, robos a plena luz del día, manteros vendiendo falsificaciones en las mismas narices de la Guardia Urbana de Barcelona, menores extranjeros no acompañados campando por barrios como El Raval. Y todo, mientras los separatistas y los Comunes siguen acosando la jefatura del Cuerpo Nacional de Policía en el número 43 de Via Laietana por su «vinculación franquista», dicen, pero realmente lo que les molesta es que es un bastión de defensa de la Constitución y nuestros valores democráticos, como se demostró el 1 de octubre de 2017 y cuando fue asediada, con varios policías heridos, durante las protestas por la sentencia del procés. No descartemos que, si Sánchez repite, ceda a las pretensiones separatistas y la desmantele.
Que Colau apoye a Yolanda Díaz sitúa la batalla electoral por Barcelona en fundamental el 28 de mayo. Superyol y Ada quieren convertir la segunda ciudad española en lo que ha sido Madrid para la izquierda liderada por la médica y madre. Y aquí viene la sorpresa: la pésima regidora de Barcelona sigue viva en esa campaña y todas las encuestas le dan un empate técnico con el heredero del corrupto Pujol, Xavier Trias, y Collboni, el brazo armado de Pedro Sánchez, que fue teniente de alcalde de la líder de los comunes y la sostuvo hasta enero. Eliminado de la ecuación electoral Ernest Maragall, de ERC, que ganó hace cuatro años, aunque no gobernó (gracias al apoyo de Valls a Colau), no sería extraño que Ada repita como alcaldesa, lo que demostraría que las sociedades tienen a veces lo que se merecen.
Díaz demostró el criterio que gasta regalándole los oídos a quien se ha convertido en una rémora para el progreso de Barcelona y, no se olvide, una responsable pública que acaba de declarar ante la justicia como imputada en un sucio asunto de prevaricación. Cuando se deslegitiman las instituciones, como ha hecho Colau, se ataca la propiedad privada, se desampara a la policía municipal, se pone en cuestión el principio de legalidad y se instaura un régimen populista, se acaba quemando una ciudad. Los intereses de los barceloneses han pasado a un segundo plano en favor de los prejuicios ideológicos de esta señora, cuya más sonora aportación al progresismo fue ir al Deluxe de Jorge Javier para confesarse bisexual –un ítem más en el programa «de rojos y maricones». Así estamos.
La que debería ser una ciudad bandera de la cultura y el desarrollo en España, es el mejor escenario para hurtos y agresiones, la que tiene la vivienda más cara en España, todo ello inmortalizado en incontables videos que circulan por las redes sociales, como repulsivo contra el turismo, que sigue resistiendo esta Semana Santa porque la belleza de la ciudad es más fuerte que la incuria de sus políticos. Barcelona, para su desgracia, es el mascarón de proa del populismo que dice no ser nacionalista pero que se ha convertido en el tonto útil del supremacismo indepe.
Yolanda y Ada, dos amigas de conveniencia, al estilo de lo que fueron Pablo y Yolanda o antes, Pablo y Ada. Si Colau no es alcaldesa, estas amiguis terminarán como el rosario de la aurora. Pero lo importante es saber que, para la líder de Sumar, Barcelona es el referente de su pretendido Gobierno Chulísimo. Tomemos nota.
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