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26 de abril de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Pa chulo, el menda

A poco que se piense tiene todo el sentido que Sánchez dé plantón al Premio Cervantes

Actualizada 10:55

El Premio Cervantes tiene ya su solera. Se instituyó en 1976, al año siguiente de la muerte de Franco, y en su palmarés figuran eminencias como Borges, Alejo Carpentier, Cela, Torrente o Vargas Llosa. Aunque en los últimos años ha perdido cierto brillo por su énfasis en lo minoritario, es sin duda el galardón más importante de la literatura en español, nuestro particular Nobel.
El premio se entrega cada año en la Universidad de Alcalá a finales de abril, en recuerdo de la muerte del autor de El Quijote. Se trata de un acto literario y social muy agradable, casi siempre con discursos de nivel, y cuenta con la presencia del Rey y del presidente del Gobierno de España. O contaba, pues Sánchez ha decidido plantarlo sin molestarse en idear excusa alguna. No había nada programado en su agenda, pero simplemente no le dio la real gana de estar en Alcalá como todos sus predecesores en el cargo. Ya saben: aquí, pa chulo, el menda.
Pensándolo un poco, tiene todo el sentido que no acuda a la entrega del Cervantes, por cinco razones:
1.-El galardón alcalaíno es la gran fiesta del idioma español y Sánchez no ha movido un dedo por él. De hecho, ha tolerado que sea una lengua perseguida en Cataluña –incluso saltándose la ley–, en el País Vasco y en Baleares.
2.-Cervantes es el genio más universal de España. Y Sánchez no cree en España.
3.-Cervantes era un gachó y además fue un soldado leal a su rey que resultó herido en defensa de la cristiandad. No mola. Si al menos el premio de este año se le hubiese concedido a una poetisa ignota de Oxaca, trans, indigenista y comunista… entonces tal vez tendríamos en Alcalá a Mi Persona, gustándose con su chaqué y regalándonos una sonrisa impostada de gran patriarca progresista.
4.-En el Cervantes la estrella es el Rey. Y es notorio que este presidente de ego hipertrofiado no soporta ejercer un rol secundario. Ha de ser la prima donna de todas las salsas, o de lo contrario frunce los labios en gesto displicente.
5.-Sánchez no podía ir a Alcalá por la misma razón por la que no puede pisar las calles de ninguna ciudad española: en cuanto se pone a tiro del público empieza a escuchar la inevitable sinfonía de abucheos (donde ya nunca falta la coda del «que te vote Chapote»). Sánchez solo sale al mundo exterior en formato burbuja, aislado por un férreo dispositivo monclovita y con una comitiva de más de diez coches como escolta. Se ha convertido en un Howard Hughes de la política.
Dicho todo esto, pues sí, en efecto: resulta impresentable su espantada en el acto más importante de la cultura española. Pero ya saben que el actual PSOE es plurinacional, multicultural, confederal y polisexual. Cualquier cosa menos la E de Español que a modo de ironía todavía conserva en su apellido.
(PD: y como sustituto del que no fue, Iceta, un ministro de Cultura de España que es un nacionalista catalán incapaz de completar en su día sus estudios universitarios).
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