Fundado en 1910

29 de marzo de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

¿Qué le debe Sánchez a Marruecos?

El Parlamento Europeo ha señalado este mismo mes al espionaje marroquí como posible autor del vaciado del móvil del presidente

Actualizada 10:11

Raro. O más bien: extremadamente raro. Así ha sido el comportamiento del todavía presidente del Gobierno de España ante Marruecos. ¿Es Sánchez rehén de Marruecos? Veamos el relato de los hechos.
Al llegar al poder en el verano de 2018, Sánchez comete un fallo diplomático garrafal. En lugar de debutar en el exterior con la visita ritual a Rabat de todos sus predecesores, él prefiere volar a París en busca de fotos glamurosas con Macron en el Elíseo. Enojo en Rabat. En abril de 2021, su Gobierno pisa otro callo al orgulloso sátrapa alauita, al acoger de tapadillo al líder del Polisario, Ghali, para que con identidad falsa reciba tratamiento médico en España. Su presencia trasciende enseguida y Marruecos arde en cólera. Mohamed VI retira a su embajadora en Madrid y los días 17 y 18 de mayo de 2021 abre las fronteras en Ceuta propiciando una invasión de 8.000 personas (1.500 menores), que acceden a la plaza española a través de la playa de Tarajal. Una exhibición de fuerza, un aviso de cómo puede hacer daño a España.
En ese mismo mes de mayo, alguien entra por dos veces en el teléfono móvil del presidente del Gobierno de España. Según datos que facilitaría un año después el Ejecutivo español, esos hackers, que emplean el programa espía israelí Pegasus, se llevan del móvil de Sánchez 2,6 gigas en la primera incursión y 130 megas en la segunda. Para ubicarnos: en 2,6 gigas caben dos películas, o toda la Wikipedia en español. Es decir, al presidente del Gobierno no le robaron poca cosa.
¿Quién vació los móviles de Sánchez y Margarita Robles, la ministra de Defensa? Nuestro Ejecutivo jamás lo ha aclarado. The Guardian acusó desde el primer momento a Marruecos, citando «documentos filtrados», y el pasado día 8, un informe del Parlamento Europeo elaborado a lo largo de todo un año concluyó también que los marroquíes son los «posibles» autores.
Volvamos a la primavera-verano de 2021. Por lo que sea, Sánchez se asusta. El 2 de julio, el embajador español se reúne en secreto con su homóloga marroquí en Rabat para pedir árnica. Los marroquíes exigen la cabeza de la ministra de Exteriores de España, González Laya. Dicho y hecho, Sánchez la cesa el 10 de julio. Pero ni así logra enderezar las relaciones.
El 18 marzo de 2022 llega la más mayúscula de las sorpresas. Los españoles recibimos súbitamente la noticia –¡a través del Gobierno marroquí!– de que España da un giro en redondo sobre su política histórica respecto al Sahara y pasa a apoyar la posición de Marruecos. Sánchez toma esa decisión a oscuras, sin informar al Parlamento ni a su socio de coalición de Gobierno, e incumpliendo su deber constitucional de dar cuenta al Rey de un cambio muy relevante en la política de Estado.
Las relaciones parecen recomponerse. En abril de 2022, Sánchez visita a Mohamed VI en Marruecos y se firma una nueva hoja de ruta entre ambos países. No hay ningún acuerdo escrito. Pero se cuenta que Marruecos controlará de nuevo la inmigración irregular y reabrirá las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla. Lo segundo iba a comenzar en enero de este año, pero todavía no se ha cumplido. Por supuesto, ni una queja del Gobierno de Sánchez, aunque era un punto estelar del acuerdo.
24 de junio de 2022. Dantesca tragedia en la valla de Melilla, con 24 inmigrantes muertos tras un asalto. Imágenes que dan la vuelta al mundo, en las que se ve el trato infame de los gendarmes marroquíes a los jóvenes africanos agonizantes. Las oenegés elevan el número de muertos a 70. No hay una sola condena del Gobierno «progresista» de España ante estos hechos. Marlaska asegura además que no hay ni un muerto en el lado español. Los vídeos e investigaciones posteriores acabarán probando que, una vez más, el ministro del Interior mentía.
19 de enero de este año. Informe del Parlamento Europeo en defensa de la libertad de prensa en Marruecos. Abrumadora mayoría a favor. Los eurodiputados de Le Pen y los del PSOE son de los poquísimos que votan en contra. Sánchez, el referente «progresista», no puede permitirse irritar a los marroquíes en un asunto de defensa de las libertades.
1 de febrero de este año. Está programada la gran cumbre de España y Marruecos en el país vecino. Desaire de Mohamed VI al presidente español. No acude a la cita y nuestro mandatario ha de conformarse con una llamada por teléfono. Curiosamente, Sánchez, un político que se distingue por su ego y narcisismo, hace de tripas corazón y traga silente el desprecio.
8 de mayo de este año. El informe del Parlamento Europeo señala a Marruecos como el posible agente que vació el móvil de Sánchez. Silencio total de nuestro Gobierno, que jamás ha explicado quién se llevó 2,6 gigas y 130 megas de material privado del teléfono del presidente, o si había algo delicado en esos archivos.
Vísperas de las elecciones de mayo. Intento de amañar las elecciones en Melilla, según las primeras investigaciones de la Policía española costeado con dinero alauita y protagonizado por un partido próximo a los intereses del país vecino y con cuadros dirigentes de origen marroquí. Silencio del Gobierno más parlanchín de Europa, que no tiene nada que decir sobre una maniobra que podía haber dañado a medio plazo gravemente la españolidad de Melilla.
Y ahora, les dejo a ustedes un par de inocentes preguntas: ¿tiene Marruecos pillado a Sánchez por algún lado, o simplemente estamos ante un cúmulo de anecdóticas casualidades? O planteado de otro modo: ¿Sería aceptable que el presidente de una nación fuese rehén secreto de un país vecino por motivos inconfesables? Por supuesto no será el caso. La calidad moral de nuestro presidente nos ofrece plenas garantías.
Comentarios
tracking